La última Victoria ( Bilogía Familia #2) (2016)

CAPÍTULO 15

Al despertar, Yahir ya no estaba allí y no pudo evitar sentirse un poco abandonada pero también estaba feliz, no sabía muy bien por qué, pero presentía que a partir de ese momento todo sería más fácil.

Después del desayuno, recibió su sesión como cada día, según Cilla ya no le quedaba demasiado para volver a ser la de antes, era casi un milagro que se hubiera recuperado tan rápido. Estuvo buscándolo todo el día, pero no lo encontró, lo llamó por teléfono y lo tenía apagado. ¿Acaso estaba arrepentido de su acercamiento?

Transcurrieron varios días y seguía sin saber nada de él, estaba realmente preocupada ¿Y si le había pasado algo? No era normal que no se hubiera comunicado con ninguno de ellos.

La que sí llego un Viernes de madrugada fue Melissa. Alma al escuchar ruidos, salió al pasillo y se encontró con su hermana, tenía un aspecto horrible.

—¿Qué pasa Mel? ¡No me asustes, ven!—ambas fueron a la habitación y se sentaron en la cama—¿Por qué estás así?

—¡Se acabó! ¡Todos mis sueños se han esfumado!—sollozaba en brazos de su hermana.

—Tranquilízate porque no me estoy enterando de nada. ¿Ha pasado algo en tu trabajo?

—Sí, me he marchado, ya no podía más…no lo soporto. ¡Maldito imbécil!—gritó mientras se quitaba las lágrimas de los ojos con las mangas de su chaqueta.

—O sea que te has peleado con tu jefe ¿Cómo se llamaba? ¿Pierre?

—¡No menciones a ese hijo de su madre! ¡No quiero saber nada de él en la vida!—golpeó el colchón con violencia mientras se levantaba de la cama.

—No quiero meterme donde no me llaman pero esto no es sólo porque te has ido de tu trabajo ¿Verdad?

—Tienes razón…no es sólo por eso. Hay algo más—la chica volvió a sentarse junto a su hermana—¡Soy idiota!—se tapó la cara con las manos y volvió a llorar—¡Sólo a mí se me ocurre enamorarme de un tío como él! ¿Y ahora qué hago?

—No eres idiota, eres una chica joven, es normal que te enamores y más si pasas mucho tiempo con un bombón como Pierre. No tienes por qué avergonzarte, pero dime algo… ¿Qué siente él por ti?

—¡Ese no puede sentir nada porque no tiene corazón! ¡Ese tío está mal de aquí!—se señaló la sien—Un día es la persona más encantadora y tierna del mundo y al día siguiente se convierte en un autentico cabrón. Y yo que soy tonta voy y me cuelgo de él.

—Bueno tranquila, ya verás que lo que ahora te duele en un tiempo pasará, te lo digo por experiencia—Alma esperaba que sonara convincente aunque a ella no le había ocurrido aún. Sonó el móvil de Melissa y al ver quién era lo estrelló contra la cama—¿Quién es?

—Es él—suspiró resignada—Lleva llamándome todo el día.

—¿Y por qué no hablas con él?

—Ya hemos hablado todo lo que teníamos que hablar—Melissa decidió apagar el móvil para ver si así la dejaba en paz.

—Melissa ¿Me tomas por tonta?—preguntó Alma mientras enarcaba una ceja—Tal vez sea cortita para algunas cosas pero este no es el caso… Hay algo entre vosotros ¿Verdad?—su hermana era incapaz de mirarla—¡Lo sabía! Quiero saberlo todo, así que ve a por café y ponte cómoda, va a ser una noche larga.

La joven obedeció, y ambas hermanas se metieron en la cama bajo la luz de la luna.

—Verás, cuando llegué a trabajar al restaurante, él aún no había comprado el local. Al principio estaba muy a gusto allí, pero cuando Pierre apareció…se me esfumó el entusiasmo. Era un ser mandón, gruñón y se daba unos aires de grandeza que no sé de dónde sacaba. Tuvimos varias discusiones por el tema de los menús y un día me despedí, le dije todo lo que se me vino a la boca, sin pensar y me largué de allí.

—Eso no me lo habías contado—la riñó Alma.

—No tuvo importancia. Al día siguiente fue a casa a buscarme y no sé que le pasó, pero no parecía la misma persona. Se le notaba cansado y bastante agobiado, me dio pena y le dije que pasara y entonces… me pidió que volviera al restaurante—hizo un pausa para beber algo de café—Me contó que todo estaba hecho un desastre sin mí y prometió cambiar su actitud conmigo. No sé por qué, le creí y volví a trabajar para él. Ese fue mi error. ¡Es que si lo hubieras visto habrías hecho lo mismo que yo!

—Cariño, creo que volviste para poder seguir viéndolo precisamente y no porque fuera a buscarte a casa—Melissa la fulminó con la mirada—Vale, ya me callo, sigue hablando.

—Seguía siendo estricto conmigo pero no como antes, me lo encontraba con él todo el tiempo cuando antes sólo pisaba el restaurante a la hora del servicio. Es cierto que tuvimos alguna peleílla sin importancia pero no como las anteriores. Una noche él tuvo que irse temprano y me dejó al mando del restaurante. Yo estaba tan nerviosa porque todo saliera bien que hasta me puse enferma. Después de que todos se fueran, me quedé sola en el local, estaba tan cansada que me quedé durmiendo en una mesa con todos los menús de la semana siguiente, evidentemente no cerré la puerta del restaurante. Cuando él llegó y me vio allí, pensaba que había pasado algo, me desperté cuando sentí sus brazos alrededor de mi cuerpo, me estaba abrazando y yo… me dejé abrazar.

—Suena todo tan romántico…Deberían escribir un libro con esta historia.




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