La última Victoria ( Bilogía Familia #2) (2016)

EPÍLOGO

Pasados unos meses en los que la felicidad parecía haberse en las vidas de todos, había llegado el primer cumpleaños de Victoria. Ya había aprendido a caminar, correr y a veces hasta volar, esa niña iba a ser un terremoto igual a su madre.

La celebración fue en la casa que Alma y Yahir compraron en una urbanización de Málaga con suficiente espacio para acoger a toda la familia cuando vinieran de visita.

Alma, Alina, Melissa y Cintia, que ya era la novia oficial de Bradley, lo prepararon todo en el patio interior de la casa que estaba techado. El plan era celebrarlo en el jardín pero el tiempo no se lo permitió ya que estaba lloviendo a cántaros.

—No sé qué me pasa últimamente que me encuentro como sin energía—comentó Alma—Creo que el tema de la mudanza, la niña y el trabajo está dejándome sin pilas.

—¡Ay si sólo fuera eso!—exclamó Melissa con picardía—Pero te entiendo perfectamente, debe ser esta época del año porque yo estoy igual.

—¡Joder que asco!—Alina retiró la plancha con la panceta—¡Huele fatal!

—Sí…es cierto—añadió Cintia—Creo que…—no le dio tiempo a terminar la frase, salió corriendo al baño a vomitar.

—¿Qué os pasa?—Marta llegó a la cocina y vio a las tres con mala cara y más blancas que la pared—¿Os encontráis bien?

—No mucho la verdad—consiguió responder Melissa—A todas nos da asco el olor de la panceta. ¡Con lo que nos gusta!

—¿A todas?—Cintia ya había vuelto a la cocina y tenía el mismo semblante que las demás. Marta cogió un pedazo y se lo comió—Pero si está buenísima.

—¡Llévatelo de aquí, voy a vomitar!—gritó Alma.

—¡Y yo!—añadieron el resto al unísono.

—Niñas ¿Hay algo que tengáis que contar?—preguntó Marta con media sonrisa.

Todas negaron con la cabeza hasta que pensaron, el asco, el cansancio, los vómitos…

—¡No puede ser!—dijo Cintia.

—Deberíais ir a comprar algo para salir de dudas—todas la miraban con ojos suplicantes—¡Está bien ya voy yo!

Marta salió sin ser vista, fue a la farmacia más cercana y volvió sin que los hombres sospecharan nada. Repartió las pruebas de embarazo y cada una se fue a un baño distinto. Después de quince minutos, se reunieron en la habitación de Alma con cara de circunstancia.

—¿Qué tal ha ido la cosa?—llegó Marta cerrando la puerta.

Al principio ninguna parecía querer hablar, estaban en estado de shock.

—¿¡Queréis decir ya algo niñas?!—se impacientó la mujer.

—Positivo—respondieron las cuatro a la vez.

—¿Voy a ser abuela y tía?—preguntó emocionada.

—Eso parece—respondió Alina con cara de incredulidad—¡Dios ya el tercero, soy una coneja!—se lamentó.

—¡Y yo qué! Mi hija acaba de cumplir un año y ya viene otro de camino—se sentó sobre la cama.

—Yo… no sé cómo ha podido pasar…—todas miraron a la pobre Cintia, era demasiado joven para ser madre.

—Pues yo estoy encantada—sentenció Melissa—No era buscado pero si ha venido será por algo.

—¿Cuándo se lo vais a decir a los futuros papás? ¡Menudo babyboom!—bromeaba Marta.

—¡A Yahir le va a dar algo! Va a ser abuelo y padre a la vez… ¡Y yo también! Te prohíbo que me digas abuela —le habló al vientre plano de Cintia.

—Bueno, es hora de que bajéis ahí y comuniquéis las buenas noticias. Será un día que jamás olvidaremos.

Bajaron todas en fila india hasta el comedor donde estaba dispuesto todo para el cumpleaños de la pequeña Victoria.

—¿Dónde os habéis metido? ¡Estamos hambrientos!—exclamó Yahir

—Pues ahí tienes la cocina guapo, si tienes hambre ya sabes dónde está todo.

—Tenemos algo que deciros a todos—Melissa fue la única que le echó valor porque las demás sólo se miraban las unas a las otras con cierto nerviosismo—Andy, Bradley, Yahir, Pierre, hay algo que tenéis que saber…

Se hizo el silencio en aquel comedor, todos miraban a Melissa frotarse las manos. Había empezado bien pero se estaba desinflando, Alina le echó una mano.

—Todos vosotros vais a ser papás dentro de unos meses—soltó rápidamente.

Milek los miró a todos, y ninguno decía nada, Marta lo miraba con adoración, su familia aumentaría bastante… y de golpe.

—¿Estáis…seguras?—preguntó Bradley.

—Y tanto—suspiró Alma, sacando de su bolsillo la prueba que daba positiva—Bueno, que ¿No decís nada?

—¡Esto es increíble!—Yahir se aproximó a ella y la levantó en volandas—¡No sabes la alegría que me estás dando!

—Me encanta saber que no estás enfadado al saber que vas a ser padre…y abuelo…y tío por partida doble. ¡Es una locura todo esto!

—Sí que lo es, pero ¡Bendita locura!—ambos se besaron con ternura mientras Victoria reclamaba su atención.

—¡Que calladito te lo tenías!—añadió Andy acercándose a su esposa—Al final lo del equipo de fútbol va tomando forma—la tomó por la cintura y ambos rieron.




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