En un nuevo mundo, ubicado en Tokio, la tecnología moderna y futurista había tomado parte del país y la ciudad, sobre todo cinco jóvenes líderes gobernaban todo Tokio. Eran vampiros filántropos formando el respeto y la obediencia. Cada vez que aparecían en Tokio, la gente evitaba hablar con alguno. Eran fuertes y voraces, como grandes líderes, que caminaban por los edificios y cornisas observando de cerca su gran imperio.
En Tokio, se encontró a Jessica Thorm, una joven de veinte años, modelo y empresaria, que había logrado acercarse a los líderes de Tokio. Jessica era su mejor amiga, la humana que no temía a lo sobrenatural. Con su cabellera rubia, diferenciándose de japonés, caminaba tranquilamente, observando los negocios con libertad. Noto un cambio a su alrededor, alguien apareció a su lado derecho. Levantó la cabeza y vio a Satoshi, uno de los líderes. La vio desde las cornisas, bajando a toda velocidad hacia ella.
—¡Oh, qué sorpresa!—dijo ella impresionada.
—Jess….Volviste a Tokio.
—Por trabajo. Hay un desfile de Atsuya.
-Perder. Keiji me avisó del evento—mencionó—Iré a verte, si quieres.
—Es privado.
—Entraré. Recuerda que conozco a todos.
—Y, ¿Cómo están los otros? —preguntó ella, caminando nuevamente.
—Esperando algo nuevo. Me quiero casar, estoy buscando a la candidata.
—Sato, ¿En serio? ¿Y esa nueva idea?
—No lo sé. Estoy cansado de ser el único sin una esposa. Soy el más joven del linaje La Venda Azul.
Continuaron hasta el parque, que unía a dos grandes avenidas. Jessica lo invitó a tomar una bebida allí. Claro que Satoshi bebía sangre y no dudará en morder el cuello de Jessica públicamente para alimentarse, mientras ella permitía el acto del vampiro. La sangre de la norteamericana era deliciosa, tan natural y caliente como el físico perfecto de la joven. Pero no era lo que Satoshi deseaba de la mujer. Le atraían las formas humildes y la filantropía de Jessica como una buena amistad.
—Tu sangre es siempre satisfactoria, Jesús.
—Gracias. Sigo haciendo ayunos y licuados verdes.
—No conozco a nadie que se cuide como tú.
—¡Qué lindo! Gracias, de nuevo.
—¿Me ayudarías a encontrar a mí esposa?
—¿Cómo la imaginas?
—Muy joven como adolescente. Buena, angelical. Muy hermosa.
—Eso es difícil, Satoshi.
—¿Me ayudas? ¿Sí o no?
La mirada del vampiro se intensificó. No hacía falta la hipnosis a Jessica. Ella iba a ayudarle a encontrar a la chica ideal. Sonrió con emoción y beso las mejillas de la chica con aprecio.
—Gracias, nena.
—Soy tu amiga. No es nada.
Satoshi acompañó a la modelo hasta el hotel. Hablaron de cosas y la vida. Rieron como buenos amigos. Había un secreto morboso de ella; Deseaba tener sexo bruto con un vampiro y ser transformada. Ellos estaban casados y leales a sus matrimonios, excepto Satoshi. Era el único soltero hasta ahora. Deseaba una esposa adolescente e inocente, sobre todo, virgen.
—¡Qué bien que regresarás, Jess!
—Si, extrañaba verlos a todos. A ti, a los otros.
-Perder. Eres una buena mujer. Jamás dudamos de ti.
—Oye, Satoshi…
—¿Qué? Dime.
—Yo tengo un sueño con un vampiro.
—¡Ah, entiendo lo que dices! Gracias por el interés pero no soy el indicado.
—Si solo me vieras más allá que una amiga mortal.
El vampiro tocó la mejilla de ella, estaba caliente y roja. Se inclinó para darle un beso en la mejilla. Ella molesta.
—Eres dulce y amable, pero no creo que funcione ahora —mencionó Satoshi.
—Solo esta noche.
—¡Suerte, Jess! Me guardo para mí futura esposa.
—Olvidaré todo.
—Tranquila. Está todo bien.
Jessica se despidió en la entrada del dormitorio e ingresó. Cerró la puerta delante del hombre de veinte y dos años.
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Editado: 18.06.2025