Quiero aventarles el cenicero que tengo a mano. Es uno de los doctores del área de psiquiatría. Siempre me sonreía y me hablaba cordialmente y el día que le di un aventón a su casa porque su coche estaba en el taller, no dejó de elogiarme por mis habilidades al volante y mi amabilidad…
Reconozco la voz, es Lina, mi hija. Volteo tratando de identificar a quién le habla; a lo mejor ya se enteraron de lo de su padre con Abril y por supuesto no iban a quedarse de brazos cruzados…
Me paralizo al darme cuenta que le grita a Michelle. A mí en el cuerpo de Michelle. Trato de acercarme, pero ella se aleja horrorizada. Mario se acerca corriendo, de la nada aparecen Abril y mis gemelos.
Me descubro bien la cara para que todos puedan ver mis cicatrices.
Lina se adelanta y me da una cachetada. Los asistentes empiezan a cuchichear, Mario detiene a mi hija y Abril intenta consolarla. Maldita desgraciada, quítale las manos de encima… Alguien me detiene antes de que intente algo y me saca del lugar. Es Víctor, uno de mis gemelos.
No entiendo nada. Lina me detesta y al parecer Víctor tiene interés en mí. En Michelle. Pero, ¿Cómo es que yo no sabía de la existencia de esta chica en la vida de mis hijos? Trato de hurgar en mi memoria lo que me decían en las videoconferencias, en las pláticas en Navidad, en vacaciones… ¿Quién es esta chica y que les hizo que está entre su odio y el amor?
¿ElleT? Ahora recuerdo. Desde hace un año Lina se queja amargamente de una compañera de la carrera. Decía que era una malcriada, que entró a esa universidad sólo por haberse hecho famosa haciendo comerciales y videos desde pequeña y por eso le dieron una beca, pero que no tenía ni dinero ni talento. Cuando le dije que al final eso se notaría y si no daba el ancho terminaría siendo expulsada, me dijo que usaba sus encantos para convencer a los profesores de que le dieran buenas calificaciones y la eligieran primero para los eventos. La gota que derramó el vaso fue una pasantía en la semana de la moda en Nueva York y que era la puerta para sus iguales en Paris y Milán. Lina no durmió casi durante un mes para preparar su presentación y sus diseños, hasta Santiago me llamó preocupado porque la veía muy débil, pero no pudimos persuadirla, estaba decidida. Una noche antes del examen, un error en el sistema contra incendios del taller provocó que se activaran los aspersores y varios de los atuendos quedaron arruinados porque estaban aún frescos los últimos detalles que había pintado a mano para darle más impacto. La pasantía se la dieron entonces a ElleT y mi hija lloró durante dos semanas porque estaba segura que la había saboteado.
Así la conoció Víctor. Él había trabajado con la compañía de seguridad que estaba en el edificio donde se encontraba el taller y los convenció para que le dieran los videos de seguridad de ese día. Se veía una figura de complexión pequeña pero no se distinguía el rostro. Decidió entonces acercarse a la principal sospechosa sin revelar que era hermano de Lina y tratar de sacarle la verdad. Lo último que me dijo es que su hermana estaba siendo injusta y se dejaba llevar por sus prejuicios, porque la chica era inocente, había tenido una infancia muy difícil, ya que, a diferencia de los niños normales, ella no había podido jugar ni ir a la escuela de manera regular por su carrera artística. El poder entrar a la Universidad y estudiar diseño de modas era un sueño hecho realidad para ella porque así podría demostrar su valor por su talento y no por su apariencia…
Ahora lamento no haberles hecho mucho caso a ninguno de los dos. Me enfrasqué en las preocupaciones y responsabilidades del trabajo. Pensé que era sólo un berrinche de mi hija, una rivalidad infantil agravada por la frustración de lo que había pasado con la pasantía y, dado que Víctor estaba en Europa y esta chica en Nueva York, ese aparente enamoramiento se le pasaría rápido; creía que sólo estaba buscando llevarle la contraria a su hermana porque siempre se han fastidiado.