La venganza de la Ceo adolescente

"Enamorando" a mi hijo

Me siento fatal pensando que tengo todo el conocimiento sobre Víctor para hacer que se enamore más de Michelle y me ayude a hacer lo que yo quiera, incluso, sobre el odio de Lina. Aunque, tras lo que me dijo en mi funeral, quizá resulte que no conozco a mis hijos tanto como creía. Primero tengo que averiguar que tanto se supone que sabía Michelle sobre él. Me enderezo para sentarme cruzando las piernas bajo las sábanas y me arreglo un poco el cabello rubio, tratando de cubrir mi cara, consciente de las heridas. Es un movimiento involuntario. Cada vez confirmo más que aún quedan reminiscencias de esta chica en su cuerpo.

  • No tienes que cubrirte; como te dije, tus heridas no se ven tan graves y no es nada que no se pueda solucionar, además, eso no quita lo hermosa que eres.

Bajo la mirada y tengo ganas de vomitar nuevamente, pero disimulo.

  • Muchas gracias… ¿Cómo estás? ¿Ya enterraron a tú mamá?
  • Bien, gracias… Mi papá me dijo que la iban a cremar y de ahí llevarían las cenizas a la cripta familiar.
  • Entonces podrás visitarla seguido…
  • No quiero que pienses que soy insensible o despiadado. Pero, al final de cuentas, mi mamá no está ya con nosotros. ¿Qué caso tendría ir a ver una urna? No es como que me vaya a escuchar.

Trato de evitar que mi dolor se note. Estoy profundamente herida. La cara de mi hijo es una mezcla de tristeza, decepción y rencor.

  • Supongo que tienes razón. Creo que no eres muy creyente en eso de las almas y la vida en el más allá…
  • Nunca lo he sido. De pequeños nos llevaban cada domingo a la iglesia como a todos mis amigos, pero la verdad es que mis papás tampoco eran muy creyentes, siempre me pareció más una convención social que algo que realmente siguieran.

Por más que me afecte, en cierto modo tiene razón. Yo siempre fui a la iglesia porque mi mamá, que si es muy religiosa, me llevaba a fuerza y yo hice lo mismo con mis hijos. ¿Pero realmente tenía una fe? ¿Realmente creía en todo lo que escuchaba? Y ahora que estaba en esta situación, ¿No era después de todo un milagro y una maldición al mismo tiempo?

  • Ya ves que, además, en esta ciudad tan próspera y tecnológica y que presume de tener los más altos estándares en casi todo y ser muy moderna, aún quedan muchas costumbres de pueblo… ¡Por cierto! ¿Cómo es que llegaste a Urgencias aquí, si estabas en la Ciudad de México?

En eso no había pensado ni por un momento. El accidente de Michelle había sido a casi 900 km de aquí, ¿Por qué no la habían atendido allá? Recordé la nota que encontré sobre ella: “Ese domingo”. Mi accidente había sido el martes. ¿Estuvo viva dos días antes de que yo pudiera entrar a su cuerpo? ¿Cuándo yo llegué a urgencias ella murió por complicaciones y por eso se dio el cambio?

  • La verdad no tengo idea, no sólo de eso, sino de muchas cosas. Sólo recuerdo haber despertado en este hospital, que tu mamá estaba a un lado y vi a tu papá y a esa chica…
  • ¿Abril?
  • Sí, creo que es ese nombre me dijiste, la que era su asistente… Luego llegó un doctor y les dijo que estaba grave. Después me tuvieron sedada y cuando volví a recuperar la conciencia, ya no estaba. Creo que estaba en coma.
  • Sí, estuvo en coma inducido dos semanas.
  • Hasta que oí las noticias de su fallecimiento en la televisión y fue cuando decidí ir a despedirla… Pero no contaba con que…
  • ¿Qué Lina se iba a poner como se puso? Bueno, después de todo nunca me ha creído que tú no tuviste nada que ver con lo que le pasó a su colección; sigue culpándote por perder la pasantía.
  • Es que si fui yo…
  • ¡¿Qué?!

Víctor me miró con los ojos muy abiertos. Me arrepentí de lo que había dicho porque podía echar a perder mis planes de acercarme a mi casa, pero no pude evitarlo. Me podía más el hecho de que él pensara que su hermana estaba paranoica o que era una mentirosa.

  • ¿Qué quieres decir con que si fuiste tú?
  • Yo saboteé la colección de tu hermana. Es que ansiaba tanto la pasantía, para poder ir después a Milán y París lejos de mi mamá…

Comencé a llorar. Después de todo, una de mis materias favoritas en la preparatoria y la Universidad, fue teatro. El pasó de la molestia a la angustia. En verdad le gustaba esta chica…

  • Pero no te pongas así… Si estuvo mal, mi hermana sufrió mucho, pero… Con lo que me contaste de tus papás y sobre todo de tu mamá, lo entiendo, supongo que no encontraste otra manera…

Se acercó a abrazarme. Yo tenía emociones encontradas. Como madre, ese abrazo lo había esperado desde hacía muchos meses que tenía sin verlo, como Michelle, me gustaba el olor de su perfume, el calor de su cuerpo y eso me hacía querer repelerlo porque no dejaba de ser la mujer que lo dio a luz. Algo debió percibir él, que me soltó poco a poco.

  • No entiendo…
  • ¿Qué pasa?
  • No sé… No sé cómo explicarlo. Abrazarte se sintió muy extraño, como si quisiera hacerlo pero no, cálido pero no como yo… No me hagas caso, no han sido días fáciles.
  • Sí, lo entiendo…




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