Estaba sorprendida. Nunca la había visto contestar así y menos a un paciente. Me quedó claro que conocía a ElleT o de algún lado y como pasaba al parecer con la mayoría de gente cercanos a ella, no la soportaba.
Me miró incrédula. Supongo que no esperaba que ElleT, que se mostraba tan altanera en las redes, casi le suplicara por ayuda.
Esta escuincla irrespetuosa con mi hijo. En lugar de agradecer el interés que él ponía en ella a pesar de lo que le había hecho a su hermana…
Me miró escandalizada. Cierto. Esta niña sólo tiene veintiuno. No sé en qué está pensando mi hijo.
Canturreó divertida.
Me dio el teléfono y tenía unas cuantas abreviaciones que no entendí y otras palabras más simples.
La respuesta al mensaje llegó en menos de un segundo. Víctor decía que volvería en un par de horas a acompañarme y me preguntaba si quería que trajera algo. Tenía ganas de decirle que a su padre y su amante para golpearlos o a sus hermanos para abrazarlos, pero me conformé con pedirle un refresco. Nunca fui de vicios, no me había llamado la atención el cigarro o el alcohol, pero esa bebida azucarada era como un elíxir de los dioses para mí. Sabía lo dañina que era y logré reducir mi consumo a una lata por mes, pero con todo lo que había pasado y tantos días en el hospital, se me antojaba enormemente, me la merecía.
Estuve a punto de arrepentirme al segundo, porque sabía que todas esas calorías se iban a acumular como grasa abdominal… pero recordé que este cuerpo tiene un metabolismo acelerado y bastará caminar un poco para quemarlas en un día. Esto se estaba volviendo embriagante.
Tener un cuerpo de menos de la mitad de mi edad, con la oportunidad de hacer todo de nuevo pero diferente. Me acordé de lo que me dijo mi madre: “Si no te hubieras embarazado tan joven”. ¿Qué habría pasado realmente? ¿Qué camino habría seguido? La universidad la empecé con un sólo objetivo: Poder mantener a mis hijos y a mi marido para que él también pudiera estudiar lo que quería. Por eso acepté el puesto de Medi Core Associates al salir, porque era el que tenía el mejor salario.
Después, me propuse ir escalando puestos en la empresa a como diera lugar. Si, por mi satisfacción personal, pero también la seguridad de que a mi familia no iba a faltarle nada y podría ofrecerles mejores oportunidades. Me acordé del llanto de hace un rato y las clases de teatro. Había olvidado cuánto me gustaba actuar. Me dolió descartarla como profesión, pero sabía que vivir del arte es lanzar una moneda al aire y un día puedes tener mucho y al siguiente nada. Ahora era de nuevo joven y sin compromisos. Por si fuera poco, ya tenía los focos mediáticos sobre mí, un ejército de fans y las puertas abiertas para… Sacudí la cabeza.
No. Este cuerpo no es mío. Tampoco la vida que ella o sus padres, han creado hasta ahora. No sé qué va a pasar, pero tengo que aprovechar lo que dure para lo importante: Averiguar que nos pasó, quienes son los verdaderos culpables y hacer que paguen. Tengo que limpiar la imagen de esta niña y encaminar su carrera hacia algo productivo y, sobre todo, que se pueda emancipar de sus padres, descubrir que es lo que en verdad le apasiona y no lo que venía haciendo por obligación y así encuentre su propio camino. Tengo que sanar las heridas de mis hijos; con mi recuerdo y con ellos mismos. Que puedan superar sus rencores. Y tengo que destruir a Mario y a su amante. No pararé hasta verlo de rodillas pidiéndome perdón delante de ella.
Víctor llegó como prometió a las pocas horas con un paquete de refrescos y unas frituras. Sabía que estaban prohibidos para los pacientes, pero prácticamente había crecido en los pasillos de este hospital, así que se sabía mil y un trucos para burlar la seguridad. Vino a mi mente la imagen de los gemelos a los siete años corriendo, mientras las enfermeras, el personal de seguridad y yo misma, tratábamos de darles alcance y se nos desaparecían de la nada.