La venganza de la Ceo adolescente

Lucio

El me dejó y yo no sabía ni dónde estaba ni que pasaba. Mi corazón estaba latiendo acelerado. No es que mi vida s3xu4l con Mario hubiera sido mala. Nuestros hijos fueron fruto de noches apasionadas y excitantes y, habíamos vivido momentos que no puedo contarle a casi nadie. Pero hacía más de cinco años que nuestro momento más sexy, era un beso en los labios cerrados cada mañana para despedirnos rumbo al trabajo. No es que yo no tuviera ganas. Nunca dejé de verlo atractivo. Simplemente, no nos rendía el tiempo. Teníamos horarios desfasados y cuando uno iba, el otro volvía. Si coincidíamos, estábamos tan mortalmente cansados que nos quedábamos dormidos al poner la cabeza en la almohada. ¿Habrá sido por eso qué…? Me reí para mis adentros con amargura. Claramente me escupió lo feliz que era con mi muerte porque así se terminaban “las humillaciones”, y yo seguía siendo tan 1d1ota para tratar de encontrarle explicación a su traición y hasta querer asumir parte de la culpa. Quizá simplemente la que había dejado de parecerle atractiva, era yo.

  • ¡Tú la convenciste de ese paseo a Xochimilco! ¿Y dónde estabas cuando se cayó al canal? ¡Nadie te vio acompañándola!
  • Nos peleamos antes de iniciar el paseo en trajinera, me fui para que se me enfriara la cabeza y poder arreglar las cosas. Diles tigresa baby...

¿En serio me dijo tigresa baby? Por Dios…

  • Yo… Con la caída perdí la memoria, no recuerdo mucho…

Me mareé un poco y el techo parecía dar vueltas. Vinieron a mi mente imágenes sueltas, como si fuera una película a alta velocidad. Había un grupo de jóvenes como de la edad de Lina que se reían de una pareja que discutía a unos cuantos metros. Eran Michelle y Lucio. Al parecer, este último había salido la noche anterior con unos amigos y le habían tomado unas fotos un tanto sugerentes junto a una morena de curvas pronunciadas. Él le decía que no había pasado nada, que sólo era para mantener su imagen y había sido idea de su manager. Imaginé que también era influencer o actor o modelo. No pude evitar sentir que se me hacía agua la boca al ver sus nalgas firmes, sus brazos y bíceps bien desarrollados y sus labios carnosos. Pero mi hijo era más inteligente seguro. Pero que bien se veía ese chico. Definitivamente llevo demasiado tiempo célibe.

  • ¡No la metas en esto!
  • Usted nunca ha estado de acuerdo en que seamos novios.
  • ¡Ella no puede tener novio!
  • ¿Porqué?
  • ¿No lo entiendes? Tú tampoco deberías tener novia. No les ayuda en su imagen. Deben verse siempre disponibles para sus fans. ¿Cuántas seguidoras perdiste después de que presentaste a Michelle como tu novia?

El chico, que lo que tenía de suculento era inversamente proporcional a lo que tenía de inteligente (es decir, le faltaba poco para hablar con gruñidos), miró al vacío como haciendo cálculos y se notaba que iba perdiendo.

  • Te puedo decir los que perdió Michelle. Más de 10,000. Y eso es inaceptable.

Esto cada vez me fastidiaba más. No entendía nada de esto de las redes y los seguidores y los fans y todas esas cosas, pero me quedaba claro que era muy importante para Luz María, lo cual me indicaba que estaba estrechamente relacionado con los temas del dinero. Me empezaba a doler la cabeza.

  • Les voy a pedir que si pueden seguir la discusión afuera, porque me duele la cabeza y quiero descansar un poco antes de que me den el alta.
  • ¿!En serio por fin saldrás de aquí Tigresa baby?! Nos podemos regresar juntos a la Ciudad de México.
  • ¡Ella no va a ningún lado contigo! ¿Por qué dices del alta enfrente de este?
  • Este, al parecer es mi novio y alguien importante para Michelle… Para mí. Entonces no veo que tiene de malo que sepa. No puedo regresar a la Ciudad de México, tengo muchos pendientes aquí aun y, además, tengo que venir a citas periódicas de seguimiento.
  • ¿Quién lee el periódico ya? ¿No te lo pueden mandar por mensaje?

Cuando repartieron inteligencia este hombre se perdió y se formó en la fila de músculos solamente…

  • Como les comentó Michelle, hoy la darán de alta y tenemos que hacer una revisión antes de que se vaya, pueden esperar afuera, por favor.
  • Ya oíste Lucio. Vete.
  • Los dos deben salir. Gracias.

Era Leonardo. Me sonrío de un modo extraño y entre protestas de aquellos dos, los sacó de la habitación.

  • ¿Cómo te sientes?
  • Bien gracias. ¿Qué fue eso?
  • ¿Tu mamá? ¿Tu novio? O al menos eso escuché que dijo él…
  • Me refiero al guiño.
  • Ah… Me pareció que querías que salieran y sólo te ayudé un poco.
  • No necesito…
  • Sí, ya sé que no necesitas mi ayuda. Pero lo de la revisión es cierto.
  • Pero eso lo hacen las enfermeras, no los médicos.

Se río y me miró sorprendido.

  • Así es, ¿Pero tú como sabes eso? Hasta donde tengo entendido la medicina, la enfermería o lo relacionado con los hospitales, no es uno de tus intereses, a menos que tengas algún video escondido al respecto.
  • Te sorprenderías. El caso es que no creo apropiado que coquetees con una paciente, y menos una de esta edad.




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