Esbocé la mejor sonrisa que pude y los miré a todos.
Se revolvieron en sus sillas, incómodos.
Me miraron con un gesto de burla.
Me reí para mis adentros. Cuando ellos estaban saliendo de la secundaria, nosotros abríamos las primeras cinco sucursales y establecíamos el organigrama… Me tomé mi tiempo para explicar lo que me habían preguntado, tratando de sonar como alguien que lo investigó y no como Verónica, que sabía al derecho y al revés todo lo referente a este lugar. Sus caras eran para cuadro. La quijada se les iba hasta el piso.
Agradecí y saludé de nuevo con gesto y me senté en el cubículo que me asignaron tratando de aguantar la risa. Nunca fui de humillar a nadie, pero tampoco he permitido que me humillen.
A muchos les parecería frívolo que un hospital tenga un departamento de mercadotecnia, de relaciones públicas y que se preocupe por el tema de las r3des s0ciales, pero los tiempos han cambiado. Un mal comentario puede hacer que se caigan años de buen trabajo. Así mismo, cada día hay más competencia y demostrar que eres el mejor en tu rubro, no es fácil. Mi celular sonó. El nombre en la pantalla me sorprendió. Era Lucio. No había pensado en ese chico desde que se apareció de la nada en el hospital e hizo que a este cuerpo se le aflojaran las piernas. Me levanté discretamente y entré a la sala de descanso.
Cierto. Ellos pertenecían a este mundo de apariencias donde lo importante era mantenerse en el ojo público como fuera. Hacerse famoso por un escándalo, por un romance, por una pelea… No importaba que la gente te 0diara, siempre y cuando viera tu contenido…
En verdad… ¿Qué vio Michelle en este chico? Me acordé de su físico… Ah, sí, ya sé que vio.
Esto era peor que hablar con una piedra.
Estaba a punto de negarme, pero no era una mala idea. El chico tenía una imagen agradable, muy acorde con los clientes VIP del hospital. Leonardo iría perfecto para nuestra parte más filantrópica. Pensaba lanzar esa campaña cuanto antes para retrasar los planes de Gil y Ian.
¿Qué dije? ¿De dónde salió eso? Los recuerdos residuales de esta chica me toman por sorpresa.
Sentí como el calor subía desde mis entrañas y mis piernas temblaban.
¿Qué iba a hacer cuando apareciera Lucio? ¿Podría controlar el deseo de Michelle por él? ¿Me dejaba llevar? Después de todo, es el novio de esta chica, qué más da… No vendría tan mal un poco de pasión en mi vida, no es como que le esté faltando a nadie…