La venganza de la mejor amiga

[5] La señora Claus

"La venganza de la mejor amiga" está en marcha, para celebrar la puesta en circulación del plan nos hemos reunido en el departamento que comparto con Valery. Sin embargo, no todo terminó como se supone que debía hacerlo.

 

En un determinado momento durante la noche, digamos que a eso de las dos de la mañana, tocaron a mi puerta. Yo como persona normal y valiente que soy, fui abrir, no obstante, Deborah no lo creyó conveniente, según ella nadie visita a esa hora con excepción de  los fantasmas y los ladrones, inmediatamente descartamos a los fantasmas, pues, ¿para qué tocar la puerta cuando la pueden atravesar? La opción factible y por recuse eran los ladrones, por lo que con pasos silenciosos nos dirigimos hasta la cocina y tomamos lo primero al alcance para utilizarlo como arma para defendernos.

 

La situación es la siguiente, yo parada detrás de la puerta con mis manos agarrando fuertemente la sartén que utilice en la mañana para prepararme unos huevos revueltos, Valery tiene a mano un cucharón, Tiffany una botella de cerveza, Deborah un perchero que no sabía que tenía en casa y Nathaly se encontraba con las manos en el pomo de la puerta esperando nuestra señal.

 

Uno. Cuento sin emitir sonido levantando mi dedo índice. Dos y tres, termino ordenando en señas para que abra la puerta.

 

Una figura un poco encorvada aparece del otro lado con dos más detrás de ella. No doy tiempo a que mi cerebro procese la escena y golpeo al primer ladrón con la sartén mandando su cuerpo directamente al suelo, cuando voy a golpear al siguiente este me detiene tomando mis manos en alto, lucho intentando resistirme, pero es inútil, al no tener escapatoria busco a mis amigas con la mirada, ellas están igual o en peor situación que yo, el otro tipo sostiene a Valery mientras apunta a las demás con una pistola.

 

Mis ojos se llenan de pánico ante lo que veo.

 

—Voy a soltarte, pero necesito que te calmes y que no vayas hacer algo estúpido—habla el hombre que me sostiene, por un instante olvido en la situación en la estoy y me deleito con la voz tan sexy que posee. Si todos los ladrones tienen esa voz moja bragas, pido por favor que me avisen cuando vengan a robar y dejo la puerta abierta para que entren cuando quieran.  Antes los divagues generados por mi cabeza caigo en cuenta de algo sumamente importante, ¿desde cuándo los ladrones sueltan a sus víctimas dándole así la oportunidad de escapar? ¿No sé supone que deben amordazarme y amenazar con matarme a mí y a mis amigas si no le doy todo lo que tengo?  No me permito meditarlo mucho y asiento dándole a entender que me quedaré quieta, ¿quién soy yo para decirle cómo hacer su trabajo?

 

Me libera y empuja hacia dentro del apartamento, su compañero sigue sosteniendo a Valery mientras las demás retrocedemos con las manos en alto.

 

—¡Mierda! ¿Dónde está el jodido interruptor?—. ¿Ya les había dicho que su voz es sexy? ¿Sí? Es que lo es, diciendo malas palabras lo es aún más —. ¡Aquí está! —exclama como si hubiera encontrado la fórmula secreta para que Gokú deje de morir y resucitar con las esferas del dragón, ¿es qué acaso no se cansaba de eso? Digo, si me lo preguntan a mí eso de morir y revivir por un deseo no es nada divertido. Sacudo mi cabeza alejando aquellos estúpidos pensamientos.

 

Restriego mis manos vueltas puños por mis ojos buscando la forma de adaptarlos a la luz.

 

Cuando al fin logro aclarar la vista, dirijo la mirada hacia las personas que han invadido mi casa sin permiso, pero hubiera preferido no haberlo hecho.

 

—¡Joder!—exclamo y escucho las voces de mis nuevas amigas al unísono repetir la misma palabra. Es que ni ensayando quedaría tan perfecto.

 

Trago saliva nerviosa disfrutando la vista que me brinda  el espécimen que tengo delante.

 

 ¡Jesús, María y José!

 

No solo su voz es sexy, él lo es , creo que la palabra sexy fue inventada en su honor, estoy segura que si buscan la palabra sexy en Wikipedia encontrarán una foto suya.

 

Lo observo descaradamente por varios segundos.

 

Es que le doy y no consejos.

 

Dirijo una mirada hacia su compañero, este ha liberado a Valery guardando su arma. Un clic hace eco en mi cabeza al darme cuenta que ambos están vestidos con uniforme azul oscuro, instintivamente llevo mi mirada hasta su pecho y en ese momento deseo ser Gokú para morir pero no volver a resucitar o en el mejor de los casos teletransportarme a otro planeta.

 

—Quedan todas detenidas. Tienen derecho a permanecer calladas, todo lo que digan puede ser utilizado en su contra, y si yo fuese ustedes estaría rezando a cualquier entidad divina para que esa señora no esté muerta—añade señalando al piso.

 

¿Señora? ¿Qué señora? Miro hacia donde señala para encontrarme  con una cabellera blanca muy familiar desmayada en mi puerta.

 

¡Oh Gokū! ¡Llévame contigo!—exclamo mentalmente buscando por el aire a que esté aparezca en su nube voladora.

 

He matado a la señora Claus. No, no me refiero a la esposa de Santa, sino a mi vecina que por coincidencia de la vida lleva el mismo nombre.


 


 

 

¿Cuéntenme que les pareció el capítulo? 

 

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En el texto hay: universidad, mejores amigas, arte

Editado: 03.06.2021

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