Capitulo: 3

Sr y Sra Lugosi:

  La capilla era hermosa, blanca con bordes dorados… toda una belleza, pero por más que la pobre chica intentase sonreír le era imposible. La pelinegra miró otra vez su reflejo suspirando pesadamente, llevaba puesto su vestido y gracias a dios cubría los azotes del día anterior, hoy era el día de su boda “soñada” hoy se convertiría en la esposa del empresario Dimitri Lugosi Grambe, hoy era el último día en el infierno donde vivió diecisiete años, hoy dejará que las alas que se empezaban a abrir sean tristemente cortadas por los lazos del matrimonio. Lucy bajó despacio su cabeza derramando una lágrima permitiéndose llorar, era débil o eso creía ella, era inútil o eso le hacían creer, lo único que sabía hacer bien era bailar o eso pensaba ella, cubrió su rostro con el velo y dándose la vuelta agarró el ramo de flores, suspiró enfrente de aquella puerta y habló para ella misma.

  –Tu puedes Lucybell– Dicho aquellas palabras abrió la puerta y logró ver a su padre esperando para llevarla al altar, ella mostró una sonrisa falsa y se enganchó del brazo de Alfonso.

  –¿Lista?– Preguntó interesado su padre.

  –Si– Fue lo único que dijo antes de abrir otra puerta y caminar escuchando la música nupcial.

  Dimitri peinaba su lacio y corto cabello hacía un lado, se acomodaba la corbata cuando la puerta a su derecha fue abierta, la cabellera teñida no se hizo esperar, a la habitación entró la mujer con una sonrisa de oreja a oreja.

  –Veo que ya éstas listo– Se acercó a Dimitri y como ya era costumbre le plantó un beso en sus labios.

  –Tristemente así es– Sonrió viéndola a los ojos –Después de que de el "Si, acepto" en la capilla, tu y yo podremos vernos– Agarró de la mano a su amante y suegra para besar los nudillos de ésta.

  Dimitri tenía tantas amantes, tantas habían pasado por su cama y Heder Queen no era la excepción, era bella y aunque fuera ya algo mayor el rubio siempre tenía lo que quería.

  –Bueno… después de hoy nos veremos mucho más seguido– "Ilusa" pensó el rubio asintiendo con una sonrisa que enseñaba dientes.

  –Tienes toda la razón querida– Él sabía todo sobre el contrato que su madre y padre habían redactado y en una de las hojas decía bien clarito que tan pronto Lucy se convierta en una Lugosi su “familia” no tendrá derecho a nada nisiquiera a acercarse a ella.

  Luego de unos diez minutos Heder sale de la habitación con el maquillaje corrido, se acerca a un espejo y rápidamente todo rastro de lo ocurrido anteriormente desaparece, con una sonrisa se dirige a la capilla y se sienta con los invitados. Dimitri vuelve a respirar sonoramente para caminar en dirección al altar, una vez ahí empezó a pensar como sería su vida de casado, al fondo la puerta se abrió y la música nupcial empezó a sonar, el rubio no podía creer que esa era ella.

  El italiano corría en dirección a los perros, puros Doberman y su otra raza preferida los Pitbulls ambos animales temibles y fuertes, el castaño se sentía como en casa dentro de unas semanas se tendría que ir a Italia ya que su trabajo en la residencia ya había terminado. Limpió el lugar lleno de drogadictos, prostitutas, narcotráfico de cualquier cosa y maltrato infantil, se sentía poderoso al ver como las demás personas le tenían miedo, era un sentimiento bello y diario en su vida cotidiana. Aquel ojigris veía como "Diablo" su perro favorito perseguía a un exhibicionista causándole gracia, una señora de unos treinta años con unas amigas de su misma edad que vivían en el distrito se acercaron agradecidas donde Jacobo.

  –Oh señor que bueno verlo– Dijo Carmen la mayor de todas con una sonrisa.

  –Queriamos agradecerle– Habló Naida con admiración.

  –Gracias a usted nuestra residencia se a vuelto mucho más…– La vieja Naomí miró al sujeto que corría desnudo para escapar del inmenso animal que le perseguía –Apropiado– Terminó la frase y todas asintieron en acuerdo.

  –No me tienen que agradecer señoras, yo solo hago mi trabajo y ayudo a las personas inocentes– Dijo Jacobo para autoseguido escuchar un "Aww" de todas las mujeres allí presente.

  Después de recibir varios regalos y pedazos de torta las señoras mayores se despidieron del patrón y siguieron su camino, Jacobo negaba divertido, él no era un mal nacido con inocentes y menos con niños y mujeres. Una vez que "Diablo" atrapara a su presa Faster lo llevó donde llevaban a los "revoltosos" para después ir donde su hermana y sobrino quien también vivían en el distrito, una vez en su oficina, Jacobo leía documentos no tan importantes hasta que llegó su hermano.

  –¿Hermano no vas a la boda de tu “viejo amigo”?– Habló Luka abriendo la puerta sin nisiquiera tocar y haciendo comillas en lo último.

  –¿A qué hora es?– El ojigris seguía en sus papeles sin levantar la vista.

  –Dentro de una hora…– Luka miró su reloj –Y trece minutos– Jacobo por fin pudo levantar la vista mirando a su hermanito ya vestido y peinado.

  –Ya iré, dile a Tyler que busque el auto e iremos todos juntos– Luka hizo un pequeño baile de victoria –Pero sin chicas, ayer Faster se cargó a una en el asiento del copiloto– Sentenció el castaño viendo a su hermano asentir.

  –¿Quiénes iremos?– Preguntó Faster quien escuchó todo.

  –Tu, mi hermano y yo, no quiero llevar a más nadie ya tengo mucho con que mi hermano haiga ido donde Dimitri y amenazado con darle otra invitación– Luka trata no reírse y los recuerdos vienen a su mente.

  –Si… jamás olvidaré su cara de mierda– Dijo Faster señalando a la nada también recordando el momento, ya que él había acompañado al hermano de su amigo.