La Vida Cabal Tomo 1 Terminado

Capítulo 4 ✔

LUISA

Despierto por el exasperante sonido de mi alarma, me preparo para ir a estudiar y guardo mi libro Cien años de soledad de Gabriel García Márquez para leer en el colegio, no he pasado una buena noche y menos por el drama de ayer así que mi herramienta para olvidarme de mi realidad es leer un libro y sumergirme a su literatura contemporánea. Anoche después de llorar decidí no salir de la habitación, Lucas alimento a José y a Laura, en todo el día no comí nada y Lucas se preocupaba por mí intento abrir la puerta, pero en ningún momento se lo permití. Necesitaba mi tiempo a solas y sobre todo recuperarme nuevamente, me sentía sucia y asquerosa, por dentro moría, pero sabía que esa nunca será la solución.

Nadie entiende mi dolor y no hablo del físico, antes de dormir la bilis me hizo vomitar por un tiempo, al parecer el no comer te afecta más de lo que crees; José después de rehabilitarse de su borrachera salió de casa, como si nada hubiese pasado, en cambio Laura se decidió encerrarse en la habitación como yo y Lucas se aburrió de su insistencia y se marchó a casa muy resignado. Pero él no entenderá por lo que pase con un simple comentario de mi propia mamá.

En las clases no logro prestar atención el mundo me sumerge, con un llamado de atención regreso a mi actualidad. Estoy en clase de sociales.

- Señorita Ñustes, ha escuchado algo de lo que he dicho —pregunta el profesor y niego no escuché nada de lo que había dicho

- Alguien puede tener la gentileza de repetir la información que acabo de decir —dice con fastidio por la actitud que he tomado el día de hoy—. Por cierto, sería usted tan amable de retirarse la capota, no está lloviendo y tampoco está permitido usarlas en el aula de clase.

Me quito la capota y todas las personas alrededor mío me miran como si tuviera algo en mi cabeza.

- ¿Alguno noto la presencia de ella? —dice Jenny y todos niegan— no sé profesor porque se toma la molestia de hablarle a ella, ya que ni atención presta en la clase —todos se burlan por el comentario innecesario de su parte.

- Lo siento mucho, Jenny, porque a pesar de que eres la hija de uno de los padres que asisten al consejo, me di cuenta de que no tienes la capacidad intelectual que el profesor si ve en mí, además, dime algo ¿Cuál ha sido tu mejor calificación sin sobornar a los profesores con la típica frase “llamamos a mis padres”?

- ¡Suficiente! —dice el profesor aumentando su tono de voz— mi deber es enseñar a todos los alumnos y por eso llamaré la atención de mis estudiantes —hace una pausa— señorita Ñustes la pondré en contexto se realizará un trabajo en parejas y usted quedo con la señorita —revisa la planilla— Nicol Sanchez

- Me disculpa por mi ignorancia, pero ¿quién es ella? —digo

- ¡Yo! —dice la castaña con pecas que defendía del grupo de Jenny. Sonrío ya que esta chica me agrada mucho y aún no sé por qué

- Bueno, ya se conocen seguiré en la clase, pero está vez le pido a todos que presten atención, recuerden que esto es un bien para ustedes no para mi… —dice el profesor mientras me observa para asegurarse que sigo ahí, juntando toda la energía presto atención. No quiero tener problemas y como dijo el profesor es un bien propio, más que una rivalidad con Jenny o la persona que se cruce en mi vida. Al finalizar la clase busco a Nicol

- Hola, ¿me podrías decir cuál es el tema que nos toca exponer? —pregunto

- Hola, bueno nosotras tenemos que exponer acerca de la Segunda Guerra Mundial —dice mientras comienza a recoger todas sus cosas

- ¡Genial! ¿Solo eso?

- Sí, pero hay que hacer cartelera y estaba pensando en ir a tu casa… —la interrumpo

- ¡NO! —grito y repito calmadamente— no, lo siento mucho, pero no se podrá en mi casa ya que tengo algunos inconvenientes

- Está bien vamos a mi casa después de clases —dice Nicol y yo asiento— bueno nos vemos luego Luisa

- Adiós —digo y se va. Alguien me abraza por detrás, rápidamente me giro para dar con los ojos de color miel que me agradan ver— ¡Amigo!

- Amiga —responde de la misma manera solo que alzando los brazos, yo río y me doy cuenta de que muchas chicas me miran con envidia y recelo, cómo lo sé por sus miradas. Todo es muy mágico y más por lo que se descubre con tan solo ver más allá de los ojos, aunque no siempre se necesita hacerlo.

- ¿Qué haces por acá? —pregunto y caminamos para la siguiente clase

- No sé si te acuerdas, pero ambos estamos en la misma clase —dice Sergio y yo me rasco mi cabeza, lo había olvidado.

- Lo olvide —me encojo de hombros y este me dedica una sonrisa, también se la respondo

- Por cierto, ¿qué tienes o qué ocurre contigo?

- No sé a qué te refieres —respondo haciéndome la boba

- Si sabes, te noto algo triste —pregunta

«Si solo fuera eso» pienso

- No es nada —respondo y vuelvo a ponerme mi capota

- No me mientas —dice Sergio esta vez agarrándome de la cintura. Nuestros rostros están muy cerca y eso me crea frustración por no superar mis temores sé que lo hace por aprecio hacía mí, pero no lo puedo tolerar aún.

- ¿Quieres qué te cuente todo? —pregunto y me alejo de él, mis palmas sudan y en sus ojos noto curiosidad y deseo en saber la verdad—, eso es un sí. Vamos —tomo su mano y lo llevó a la parte de atrás del colegio— ¿eres un chico de mami y papi?

- Obvio no, creo que aún nos falta mucho por conocernos, no seré un santo más tampoco un diablo, pero estoy dispuesto a ir a dónde vayas si es a tu lado —lo que dice me desconcierta un poco, pero lo dejo pasar

- Esta bien, Sergio Rodriguez te advierto algo vamos a cometer una locura

- No me importa, la locura va conmigo —dice con una sonrisa

- Bueno, pues…, saltaremos la reja —abre mucho su boca, le ha caído como un balde de agua fría— es muy fácil, mira tú pones el pie aquí —señalo una caneca— esto te ayuda a tomar impulso eso sí oculta tu cara de la cámara, si no estaremos en problemas, está allá —señalo en la esquina




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