La Vida Cabal Tomo 1 Terminado

Capítulo 10 ✔

Último capítulo de la vida de Luisa

LUISA

- ¡Pero ¿qué hace él aquí?! —respondo elevando la voz, no me siento para nada contenta de tenerlo en la casa y con las llaves de mi papá, definitivamente él es un descardo por completo y Laura no se queda atrás

- Hija yo…—dice Laura, pero la interrumpe Fernando

- Te dije que tu padre me había dicho que cuidara de ustedes dos y eso hago, lo reemplazo —no puede ser cómo es posible que Laura permitiera eso, creó que él se está confundiendo si yo aceptaría que el fuera el reemplazo de un esposo o un padre, está confusión ha sido impulsada por Laura.

- No me vuelvas a llamar hija —le sentencio a Laura— y te he dicho que no me largaré a ningún lugar, ambos son unos… canallas si creen que me alejaran de Sergio y de las personas que más aprecio tengo en este lugar —digo esto y las lágrimas vuelven a amenazar en salir, pero las reprimo porque no quiero demostrarle más debilidad a Laura y a Fernando.

- Lo siento mucho, pero ya la decisión está tomada —dice Laura y se pone al lado de Fernando— empaca tus cosas ¡Ahora! —lo último que dice hace que me estremezca por la frialdad que uso y que no es un chiste lo que dice.

- Los odio —grito y corro a mi habitación, me hago una cola mientras camino de lado a lado, no sé qué hacer ni cómo explicarle a Sergio esto que acaba de ocurrir, agarro mi celular y lo llamo.

Un pitido

Dos pitidos

Tres pitidos y suena ‘Sistema correo de voz, tendrá costo a partir de este momento’

- Hola soy Luisa… tengo que decirte algo —suspiro— cuando te fuiste entre a la casa para hablar con mi mamá, me ha dejado en shock, no sé qué hacer me va a internar en un centro de rehabilitación por consumir droga y por tener traumas, sobre todo para mejorar su reputación para verse como una madre ejemplar —comienzo a llorar—. De verdad, yo te quiero mucho y… agg no sé porque esto tiene que pasar cuando justamente estamos bien… —se quebranta mí voz—solo quiero que sepas que eres un excelente chico y tal vez dure mucho tiempo en el reformatorio, pero buscare la forma de escapar de ese maldito lugar porque no dejare que nadie nos separe. Te quiero mucho y si no nos vemos antes de que me valla, me despido por acá, en verdad te quiero mucho —cuelgo y me entro al baño para llorar un poco más tranquila.

Desde niña lloraba en el baño ya que tengo el espejo y me miraba al espejo para hablarme a mí misma, cada vez me repetía ser más fuerte y soportar más cosas, pero al ver mi propio reflejo y sin tener opresión de nadie me hacía sentirme un poco mejor verme llorar, sentirme humana sin tanto sufrimiento. Me duele que Laura sea tan bipolar que hoy me diga una cosa y mañana haga otra, definitivamente no debo confiar en ella, en ningún momento consiguió trabajo para sacarme adelante, solo lo hizo por interés de ella misma. Mojo mi cara y salgo del baño.

Me resigno y empaco ropa, no podré escapar, guardo toda la ropa y encuentro de nuevo una carta que le hice a mi papá cuando tenía 7 años, era tan ingenua y pura de corazón, había hecho un dibujo de mamá, papá y yo encerrados en un corazón, estaban de aniversario y les regalé ese detalle para que lo guardarán por siempre y no olvidarán lo mucho que los amo…tan inocente.

Regresan las lágrimas y no solo por la carta si no porque si no puedo escapar de ese lugar no volveré a mí habitación, el valle, la ventana en la que guardo algunos recuerdos buenos y amargos, mis llantos. El árbol, siento tanta nostalgia que tranco la puerta y bajo al valle, abrazo el árbol con mucha fuerza y como si el supiera que me marcho desprende varias hojas, siento más tristeza y regresó a mi habitación. Reviso si mi celular tiene algún mensaje o llamada de Sergio, pero no es así. Si no escapo, tampoco seré feliz con Sergio o bueno este centro es hasta que tenga 18 o eso creo. Intentó llamarle de nuevo, pero Laura grita que baje ya, limpio mi cara y dejo a mi habitación, desolada y desamparada.

Cuando llego abajo, veo a Fernando sonriendo y a Laura tan neutra. Salgo de la casa y Laura me quita el celular, no sé porque se empeña en quedarse con mi celular. Me dicen que suba con ellos en el auto de Fernando hago caso, pero ya no menciono nada porque tengo miedo de hablar y que empiece a llorar, estoy dejando muchas cosas en esa casa y lo que más me afecta de todo es el Valle y mi comodidad de estar allí, cuando me sienta triste ya no podré llorar a la deriva o esconderme, porque ya no tengo otro lugar más que a dónde ir. Odio la idea de estar encerrada en un centro de rehabilitación, pero sé que podré aprovechar la oportunidad de dejar de consumir y tener traumas de mi infancia.

Poco a poco nos alejamos de los edificios y solo veo árboles y bosque, no sé qué tipo de centro es, pero se nota que no es cualquiera de hecho creo que es uno de los mejores, ante el mundo más no para el que este allí. El sueño me agota y la costumbre de dormir cada nada en el hospital me mal acostumbro, me quedo dormida y no logró ver por dónde vamos.

 

 

Despierto y veo una sonrisa en la cara de Fernando y Laura por su parte tiene esa mirada que me hace pensar, que tal vez me ayudará y se retractará ante esta situación, pero me doy cuenta qué es mentira si yo llego a creer eso. Laura sale del auto y Fernando también, en mi parte me quedo quieta en mi lugar, siento una vara en el coche, intento arrancarla para guardarla por si las moscas.

- ¿Qué esperas? —pregunta Laura y como no respondo abre la puerta y yo escondo mis manos—. Vamos

Suspiro en un movimiento rápido guardo la vara que encontré, no es muy grande, pero sé que me puede ayudar. Agarro con fuerza mi maleta y me dedico a observar el lugar, es muy grande poco moderno, tiene ventanas limpias, pero se ve deterioro en los vidrios, una cerca mal descuidada y una puerta con buena pintura, tiene aproximadamente tres pisos y todo se ve amplio. Parece más un hospital a un centro de rehabilitación.




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