El silencio acechaba el cuarto de un chico adolescente, nada producía ruido a lo externo de la habitación pues todos habían salido. Únicamente se encontraba el ahí, tumbado en su cama sin motivos ni propósitos, pero con un solo deseo:
Morir.
Nada le apetecía, nada le motivaba, había caído en un profundo agujero interno donde reinaba una oscuridad muy dolorosa. El mañana carecía de sentido, la escuela era el peor lugar para intentar distraerse, ya que ahí vivía el motivo de su hundimiento.
Sin pensarlo tanto, se incorporó de la cama hasta levantarse completamente, salió de la habitación y la sala principal se encontraba igual de muerta, en un silencio envolvente que provocaba esa extraña sensación de aislamiento. Justo enfrente se hallaba la cocina y en uno de los cajones aguardaba un pequeño pero afilado cuchillo de cocina.
Lentamente caminó con un objetivo en mente, sostuvo el cuchillo y lo apoyó contra su muñeca izquierda... Solo hacía falta un último paso y todo terminaría, todo dejaría de zumbar. La hoja del cuchillo permanecía quieta entre la piel de su muñeca izquierda y la vena, solo hacía falta un poco de fuerza y movimiento brusco, más sin embargo nada ocurría.
Un pensamiento apareció en su mente, uno que lo salvó de aquella situación, cómo por arte de magia, cosa del destino o solo era su inconciente tratando de salvarlo, ya qué nadie arriesgaría todo por el.
Pudo ver a su familia llorando, llorando por el, pudo imaginarse la escena de ellos encontrando el cuerpo inconsciente, tal vez muerto, de su pequeño, de su bebé, de su hijo, de su nieto, de su hermano.
Era egoísta, era el camino fácil ya que si se quitaba la vida, no podría sentir remordimiento, y era cruel ya que cuando el tenía 3 años, su tío de 16 años había fallecido en un accidente de motocicleta. ¿No sería la gota que derramaria el vaso si otro integrante de la familia muriera?
Aquel adolescente retrocedió a ese deseo inevitable de morir, pudo evitar aquello que parecía escrito por un guionista. Pudo desafiar aquello que parecía inevitable y cambió el curso de su vida.
Muchas veces después de aquel acontecimiento, se pregunta si fue bueno seguir viviendo. Con cada día que pasa, cada semana, cada mes, no logra ver qué algo bueno haya ocurrido por seguir con vida. Malas desiciones, un horrible control de las cosas, un sin sentido viviendo en su mente, una soledad tan extraña que no parece soledad, cómo si el mundo fuera incapaz de entenderlo, o simplemente no quisieran hacerlo.
Pero un día esos pensamientos cambiaron, aquel intento extraño de suicidio, que no llego a nada grave, pero que hubo intención, hizo que el quisiera ser un gran aporte para las personas, buscaba con desesperación darle un sentido a su vida siendo útil para otros. Como un objeto, como un cepillo de dientes o un papel higiénico, tal vez una cuchara, o un simple calcetín.
Pero nunca busco ser útil para otros como persona...
Es algo increíble como pareciera que tienes la solución y sin embargo estas cometiendo un grave error.
Todos hemos pasado por situaciones nefastas dónde pareciera que no hay salida, y más sin embargo mírate, sigues ahí, en pie, luchando por algo, y eso es triste, ya que no deberíamos de luchar por algo, más sin embargo parece que cada cosa, cada persona, cada gusto tiene que ser una lucha. Realemnte apesta luchar por algo. Aquellos que creen que tienen que luchar por ellos, que les calma el ego y se satisfacen por eso, aquellos que les brindan las cosas por su cara, por ser "lindos", aquellas mujeres que se aprovechan de su "pegue" y solo son objetos sexuales, que consiguen cosas a cambio de una cogida, aquellos hombres que tienen el ego altísimo por ser considerados "carita", todos aquellos seres nefastos que jamás han luchado por conseguir lo que quieren, no tienen idea de lo que es luchar y conseguir algo.
Y aquí la diferencia es que los que luchamos por conseguir algo, conseguimos lo que queremos y aquellos que no tienen que luchar por algo, se tienen que conformar con lo que les toca.
Detente un momento, observa tu alrededor, ¿Lo ves?. No diré aquello que quiero que veas, no quiero decir lo que veo y lo que tú viste, no escribiré la respuesta, pero somos pocos los que vemos aquello que está ahí.
Actualmente no he conocido a nadie que vea lo que veo al detenerme. Son ciegos con vista, son ojos sin visión, y me rendí en encontrar a alguien similar.
Aquel chico que intentó suicidarse, se llama Alexis, y soy yo, quién escribe esto. Mucho gusto. Quiero conectar contigo sin platicar de frente, sin conocernos, no se cómo te llamas, ni se que apariencia tienes, pero viajaremos a través de las palabras, cómo si yo fuera una voz en tu cabeza que te está contando "algo".
Déjame ser ese Ángel en tu hombro derecho, o ese Demonio en tu hombro izquierdo. Y si lo prefieres y eres como yo, déjame ser ambos. Deja de ser hipócrita, no eres tan santo(a) ni tan pecador(a).
Desconozco si alguien haya probado está fórmula, pero yo seré tu guía a una aventura un poco extraña, no estás obligado u obligada a quedarte, tal vez no lo entenderías.
Seamos amigos, seamos cercanos sin estar realmente cerca, seamos una conexión diferente a las sociales. Es extraño, lo sé, estás acostumbrado(a) a socializar de frente, a ver expresiones, el lenguaje corporal. Cambiemos la fórmula, conectemos sentimentalmente, de una forma sin sentido, extraña y rara. ¿Te agrada?.
No necesito saber de ti, ya que mi objetivo es que tú te conozcas, que encuentres "algo" leyendo esto.
¿Recuerdas todos los amigos que has tenido?, pues yo quiero ser el primer amigo extraño que tengas, un amigo sin sentido.
Te contaré un secreto, me gusta todo aquello que carece de sentido, pero que al mismo tiempo es coherente, extraño pero con sentido. Y yo quiero que me tengas en ese concepto, te pondré un ejemplo, estoy escribiendo esto y probablemente nadie lo lea, soy un ser desconocido en un escrito, no tengo influencia en el mundo de los libros, pero si estás aquí por el motivo que sea, ¿No te parece extraño?, ¿Cómo si no encajara está situación rara?