Al día siguiente, Tomás, despertaría y bajaría a desayunar. Pero antes de eso, escribiría en el libro: — Parece que hoy será un día como todos, aburrido, agotador y triste. Me llegan los pensamientos de querer desaparecer de mi familia, algún día, y espero que ese día, llegue pronto. —
"¿Que hay para desayunar?". Preguntaría Tomás. "Si quieres desayunar, prepara tu propia comida. Estás apunto de cumplir 9 años, es mejor que empieces a valerte por ti mismo". respondío la madre de Tomás. Tomás, sin decir nada, se haría su propio desayuno (Sándwich con queso y jamón). Mientras Tomás desayunaba, llegó un pensamiento a su cabeza. "Estoy a punto de cumplir 9 años, mi madre se acordó, pero mi padre no. Será mejor si, tal vez y solo tal vez, escapó de aquí, ¡Y no vuelva nunca!". Pareciera que Tomás se estaba hartando de su familia, ¿pero dónde se refugiaria? Con su amigo, tal vez no.
Los días pasaron, las semanas, los meses; Hasta qué por fin llegaría la fecha de su cumpleaños. "Es mi cumpleaños, vaya que rápido pasa el tiempo, ¿no es así?". Diría Tomás, no tan emocionado. Sus madre ya sabía que hoy era el cumpleaños de Tomás, a su padre ni le importaba. "Bueno hijo, hoy es tu cumpleaños. Se que no he sido, y probablemente, no sea la mejor madre para tí, pero creeme que estoy un poco feliz. Hoy es tu cumpleaños, celebralo en grande". Dijo la madre de Tomás. Su madre le regalaría colores, lápices, plumas y una goma en una caja de frutas. Tal vez no era el mejor regalo, pero para Tomás era especial.
Su familia, desde que el pequeño Kique perdió la vida, no lo concentian; ni siquiera le regalaban algo. Pero, ¿Por qué le su madre le regalaría algo a Tomás si le tenía tanto odio a su hijo Tomás?. La respuesta es simple. Ella entendío que no era su culpa, entendió que solo era un niño y que ella y el padre de Tomás debieron cuidar a Kique. Poco a poco le volvió la amabilidad que se había ido junto con Kique.
"¡No puede ser! Muchas gracias madre, ¡Me encanta!". Le dijo Tomás a su madre con una voz dulce. Pasaron las horas, su padre por fin había llegado del trabajo, pero no felicitó a su hijo Tomás. Tomás, triste porque su padre no lo felicitó en ese día especial, iría a su habitación y escribiría es su libro.
"Hoy es mi cumpleaños, es un día muy feliz para mí. Mi madre ya me dió mi regalo, me felicitó. Estoy tan feliz por que mi madre ya está volviendo a ser ella, pero mi padre, sigue sin hablarme, ¿La vida sigue? El es mi padre, no se acordó de mi cumpleaños, está bien, lo perdonó, para otro año me felicitará".
"Tan rápido se hizo de noche, buenas noches madre, buenas noches yo, buenas noches a todos".