Lunes – 11:02 AM – Patio trasero del colegio
Después de la pelea del viernes, las cosas volvieron a la normalidad… o al menos eso intentaban.
Maiky no dejaba de mirar por la ventana del salón. Su instinto seguía alerta, pero el día apenas comenzaba y no quería parecer más paranoico de lo que ya era.
Souta, en cambio, tenía planes. Y como siempre, cuando Souta tiene planes, algo va a salir mal. Muy mal.
—Kiyo, mira, escucha esta vuelta —susurró, con tono conspirativo.
—Si vas a decir una estupidez, ahórramela —respondió Kiyotaro sin quitarse los audífonos.
Souta sonrió como solo él sabía.
—Voy a juntar a Maiky con Valery. Hoy. Aquí. ¡Y se van a besar!
—¿Estás loco? —interrumpió Kiyotaro, quitándose los audífonos—. ¿Y cómo piensas hacer eso?
Souta se encogió de hombros como si fuera la cosa más fácil del mundo.
—Solo necesito una oportunidad… y la situación adecuada.
Recreo – 11:35 AM
Maiky salió con su jugo de mango y pan con queso. Estaba caminando hacia su lugar favorito bajo el árbol del fondo cuando Valery, la chica de los ojos claros que lo volvía silencioso cada vez que pasaba, se le acercó.
—¿Puedo sentarme contigo?
—Sí... claro —respondió, algo nervioso.
Souta y Kiyotaro los observaban desde lejos, escondidos tras una columna.
—¿Y ahora? —preguntó Kiyo, ya aburrido.
—Ahora... confía en el caos —sonrió Souta, y empezó a caminar hacia ellos con una pelota de baloncesto bajo el brazo.
Se acercó como si fuera a practicar tiros, esperó el momento exacto en el que Maiky y Valery estaban hablando de cosas profundas (como libros, el universo o si el jugo de mango debía tener azúcar)... y entonces soltó la trampa.
Tiró la pelota directo hacia Maiky.
—¡Ey, Maiky, cuidado!
Maiky giró para esquivarla. Y sin querer, su cara terminó frente a la de Valery… a milímetros.
Un mal paso de ambos.
Un impulso extraño.
Y…
¡PUM!
Se besaron.
Silencio.
Los dos se quedaron paralizados.
Valery tenía los ojos como platos. Maiky abrió la boca para disculparse, pero no le salió ni una palabra.
—Yo… yo no… eso no era la idea —dijo Valery, sonrojada, y se fue caminando rápido, dejando a Maiky completamente confundido.
Souta observó desde lejos, orgulloso.
—Plan Zeta cumplido, pa’.
Kiyotaro lo miró como si fuera un extraterrestre.
—Eres un idiota.
—Pero un idiota con resultados —dijo Souta, haciendo un gesto de victoria.
Maiky no dijo nada el resto del recreo.
Pero esa noche, mientras intentaba dormir, aún podía sentir el roce del beso.
Y también, una pregunta le quemaba la mente:
¿Por qué sintió algo?
#1939 en Fantasía
#966 en Personajes sobrenaturales
#657 en Joven Adulto
sicarios y corrrupcion, baloncesto imposible, habilidad sobrenatural
Editado: 06.07.2025