Sombras en el Colegio

Martes – 8:00 AM – Entrada del colegio

Todo parecía tranquilo.

Demasiado tranquilo.

Maiky caminaba como siempre, mochila colgada al hombro, ojos semi dormidos pero sentidos alerta. Desde el lunes, después de "el beso accidental" con Valery, había evitado cruzarse con ella. No porque no quisiera... sino porque no sabía qué decirle.

—Hoy sí es el día más incómodo del año —murmuró.

Pero lo que Maiky no sabía… era que ese día sería algo más que incómodo.

Martes – 9:42 AM – Salón de clases

Una nueva profesora entró al aula. No era común que faltara la titular de historia, así que el cambio sorprendió a todos.

—Buenos días. Me llamo Señorita Karina, y estaré con ustedes unas semanas. Me encanta la disciplina —dijo, con una sonrisa demasiado ensayada.

Souta susurró:

—Esa señora da miedo... parece la tía de Voldemort.

Kiyotaro no contestó. Había algo raro. Esa profesora no hablaba como maestra. Había algo en sus movimientos, en su forma de mirar. No era normal.

Maiky también lo notó.

"Sus ojos… observan más de lo que enseñan", pensó.

Recreo – 10:30 AM – Pasillo del segundo piso

Maiky fue a comprar algo a la tienda. De pronto, escuchó una voz detrás de él.

—Maiky. ¿Eres tú?

Era la nueva profesora.

—Sí… ¿me necesita?

Ella se acercó un poco más de lo necesario.

—He oído hablar de ti. Dicen que eres especial. Que tienes algo en la mirada… como si pudieras hacer cosas imposibles.

Maiky retrocedió un paso. ¿Cómo sabía eso?

—Solo juego baloncesto.

—No me mientas —susurró ella con una sonrisa torcida—. Estoy aquí por ti. Uno de los clanes quiere verte caer.

Los ojos de Maiky se encendieron como fuego.

—¿Quién eres realmente?

Karina se acercó a su oído.

—Soy solo una sombra enviada por el Clan 28, y si no haces lo que ellos quieren… el colegio entero sufrirá.

Maiky apretó los puños.

—Diles que no me escondo. Que no me dejo asustar. Si vienen por mí… más les vale venir con todo.

La profesora rió. Una risa que helaba los huesos.

—Lo harán. Créeme.

Y se fue, como si nada.

Maiky se quedó solo en el pasillo. El aire había cambiado.

La guerra se acercaba... y acababa de tocar la puerta del colegio.