La vida no se acaba

Lista negra

Miércoles – 7:10 AM – Entrada del colegio

El día apenas empezaba, pero Maiky ya sentía que caminaba dentro de una bomba de tiempo.

Después de la advertencia de la "profesora Karina", no pudo dormir bien. Las palabras resonaban en su cabeza como un eco maldito:

“Uno de los clanes quiere verte caer…”

Sabía que tarde o temprano llegaría este momento. Lo que no esperaba… era que llegara tan pronto.

Maiky no lo dijo, pero estaba preparado.

8:00 AM – Azotea del colegio

El grupo estaba reunido. Souta, Kiyotaro, Daiki, incluso Yumi, que usualmente evitaba involucrarse. Todos miraban a Maiky esperando una explicación.

—¿Qué significa eso de la profesora nueva? —preguntó Souta—. ¿Es en serio que es parte de uno de esos clanes?

—No lo es —dijo Maiky con frialdad—. Ella trabaja para uno. Pero no es la primera. Ni será la última.

Kiyotaro cruzó los brazos, con el rostro serio:

—¿Cuál clan fue el que te mandó esa amenaza?

El número 28. Uno de los que se hacen llamar Los Vacíos de Sangre. Tienen infiltrados en varios colegios. Les gusta reclutar jóvenes… o convertirlos en advertencias.

Yumi tragó saliva.

—¿Y qué vamos a hacer?

Maiky bajó la mirada. Y sacó de su bolsillo algo que nadie esperaba: una lista arrugada, escrita a mano.

—Esto… es lo que encontré en los archivos viejos del colegio. Una lista con nombres. Algunos ya desaparecieron. Otros... todavía están aquí.

Souta tomó la hoja y leyó en voz baja:

—Valery está en esta lista…

Todos se quedaron en silencio.

—¿Ella está en peligro? —preguntó Yumi, tensa.

Maiky asintió.

—Sí. Ella… y todos los que estén cerca de mí.

10:20 AM – Pasillo del tercer piso

Valery caminaba sola, camino a clase. Estaba en su mundo, escuchando música, cuando vio una figura doblar la esquina.

Era la profesora Karina.

—Señorita Valery, ¿puede venir un momento?

Valery se quitó un audífono. Dudó un segundo. Pero algo en la mirada de esa mujer la detuvo.

—Maiky me dijo que no hablara con usted —respondió, con seguridad inesperada.

—¿Maiky? —la voz de Karina cambió, se volvió más seca—. ¿Te dijo eso?

Valery retrocedió.

—Sí. Así que si me disculpa...

Pero antes de que pudiera irse, alguien más apareció en la escena. No era estudiante. No era profesor.

Era un tipo alto, con una chaqueta negra y lentes oscuros. Nadie lo había visto entrar.

Maiky llegó corriendo.

—¡Valery! ¡Cuidado!

Karina soltó la máscara. Sonrió con rabia.

—Demasiado tarde, Black Cat.

Pero no fue tarde.

Maiky deslizó su cuerpo entre ellos y ejecutó un movimiento imposible: una finta lateral seguida de una patada giratoria, que hizo retroceder al desconocido.

—Valery, ¡corre!

Ella no dudó.

El caos había comenzado.

Y Maiky… acababa de poner su nombre en la lista negra de los 720 clanes.




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