La vida no se acaba

Huellas del 28

Jueves – 7:00 AM – Entrada del colegio

El ambiente era tenso, aunque fingieran lo contrario. El grupo llegó temprano. Más temprano de lo normal. Valery, Souta, Daiki y Maiky sabían que lo que ocurrió el día anterior no había sido un simple susto. Fue un mensaje. Uno muy claro.

—¿Estás segura que lo viste entrar al callejón? —preguntó Souta, mientras ajustaba el auricular oculto en su chaqueta.

—Sí —afirmó Valery—. Tenía una serpiente tatuada en el cuello. Como la que vimos en ese símbolo… el del sobre con la amenaza.

Maiky apretó los puños. Clan 28. Uno de los más crueles de su región, expertos en desapariciones. Nadie los veía llegar. Nadie los veía irse.

—Hoy vamos a seguir las huellas —dijo Maiky—. No busquen pelea, solo información.

8:20 AM – Patio trasero del colegio

Daiki, escondido entre las paredes del viejo salón de música, sacó su celular.

—Lo tengo —susurró—. Un tipo con chaqueta negra y un dron. Lo está volando sobre la azotea. Pero no es uno de los del colegio.

Valery respondió por el comunicador:

—¿Tiene la serpiente?

—En la muñeca.

Maiky se agachó tras una estructura oxidada y activó la cámara en modo visión térmica.

—Lo veo. Está enviando imágenes a una antena portátil. No está solo. Hay otro en el techo del edificio abandonado del frente.

9:15 AM – Baños del tercer piso

Souta, con una gorra bajada hasta los ojos, se miró al espejo. Tenía un micrófono en la manga y un chip espía en su billetera.

—¿Estás listo? —preguntó su reflejo.

Porque aunque nadie más lo entendía, Souta tenía su propio método: hablar consigo mismo. Porque si su reflejo no se acobardaba, él tampoco.

9:40 AM – Salón de computación

Valery, con ayuda de un estudiante de tecnología, logró interceptar el canal de radio de los vigilantes del Clan 28.

—¿Están viendo lo mismo que yo? —preguntó, sorprendida.

En la pantalla había una foto: Maiky, con un círculo rojo en la cabeza.

Y al lado, una frase escalofriante:

“Objetivo prioritario. Si no coopera, eliminar. Involucra amenaza ‘Fantasma’.”

—¿Fantasma? —repitió Valery.

Maiky, desde el otro lado del canal, solo murmuró:

—Esa es mi habilidad… y ellos ya lo saben.

10:15 AM – Azotea del colegio

Todos se reunieron en el punto más alto. El cielo estaba nublado. El viento, cargado de tensión.

—Ya no es solo por lo que pasó con nuestras familias —dijo Daiki—. Ahora… ellos nos están cazando.

—Pues que lo intenten —dijo Maiky, mirando al horizonte—. Porque no saben lo que despertaron.

Valery se cruzó de brazos.

—¿Y qué sigue?

—Seguimos el hilo. El Clan 28 cometió un error: nos subestimó.

Y un gato negro solo necesita una sombra para atacar.




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