¡Ahora si me voy a divertir!
Usar uno de los vestidos de Fedrika se sentía como retroceder un movimiento en una partida de ajedrez, es como un fracazo personal e imperceptible. Suena estúpido, ya lo sé, sucede que a mi en particular me encanta ganar. Amo los juegos, creo que parte de mi felicidad es inventarme juegos en la cabeza, que juego conmigo misma. No es que sea muy buena en las estrategias, sobre todo en el ajedrez disfruto más de moverme por instinto, que planificar intrincadas jugadas, me hace sentir que soy resoluta y práctica.
Juegos. Salir y comprar ropa también se siente como un juego, más todavía cuando el dinero no sale de mi bolsillo... Eso también es ganancia. Antes solía pasar horas en la computadora vistiendo a Barbie en su sitio web, y supongo que ahora que estoy atrapada aquí, en este mundo con posibilidades reducidas, suena interesante gastar un poco del dinero de mi estúpido marido y conseguir algunas cosas lindas para mí.
No puedo salir en pijama. Intenté buscar en el closet de Fedrika, pero toda su ropa era imposiblemente ajustada y acababa de comerme un batallon de panquecitos hace menos de 10 minutos... Imposible. Lo malo de ser glotona es que ahora nada me entraba, por lo menos no como debería. Metí la panza y conseguí deslizarme incomodamente en el vestido menos ajustado, el corset no me dejaba respirar y los tacones eran la muerte. Pero esto era debut y despedida, en cuanto volviera a casa, quemaría toda esa maldita ropa incómoda de mierda.
Bajé las escaleras tan rápido como pude considerando que me sentía un jamón amatambrado. En el recibidor me esperaba una sirvienta que había visto un par de veces, era bajita, delgada, de nariz respingada, pecas por todo el rostro y cabello castaño, corto por los hombros. Miré a esta chica un poco más. No recordaba su nombre pero sabía que era una de varias otras sirvientas que vinieron conmigo desde la casa Cabernet y esta en particular es la que atiza el fuego de mi chimenea por las noches. Ella tenía en sus manos una bolsa de monedas de oro que parecía de buen tamaño. Bien, parece que le dió dinero suficiente... Es chiste, ¿Qué sé yo del sistema económico de este mundo de fantasía? Absolutamente nada.
— ¿Cuál es tu nombre?
La sirvienta se sonrojó y me habló en una voz tan suave y tímida que me sorprendió, era tan acorde con su imagen.
— me dicen Lily.
Que ternura.
— ¿Te dicen? ¿No es tu nombre?
Ella bajó la mirada y apretó la bolsa entre sus manos con nerviosismo.
— mi... Mi... Mi nombre es Lynette, pero todos dicen que es un nombre demasiado... Demasiado... Elegante para que lo use alguien como yo...
Ella miró avergonzada hacia otro lado y al girar su cabeza noté una pequeña trencita hecha con los primeros mechones del lado derecho de su cabeza. Que mujer tan adorable. Toqué su tenza y acaricié su mejilla, tenía la piel tan suave.
— tienes un hermoso nombre, combina muy bien contigo. — De alguna forma mi voz sonó muho más sugerente y sugestiva de lo que me imaginé. Maldita sea, Fedrika era una especie de lobo feroz, una devoradora deprimer nivel que era capaz de engullirte con solo mirarte. Y la pequeña Lily parecía a punto de desmayarse, asique le quité las manos de encima y solo le sonreí. —te diré Lily si así lo prefieres, pero no dejes que nadie te convenza de que no mereces lo que es tuyo.
Eso lo dije desde lo más profundo y podrido de mi corazón. Odio a los bullies, no existe nada que me cause más repulsión que la gente que abusa sin razón de los que
considera inferiores. Yo nací como una marginada, una desclasada que tuvo que ganar cada cosa que tenía, y me aferré a cada logro con uñas y dientes.
— vamos.
Avanzamos juntas hasta la entrada principal donde nos esperaba el cochero, un escolta de la guardia Novicci y un carruaje. Como claramente no organicé nada, solo me cambié de ropa, este despliegue tuvo que ser obra del mayordomo de la mansión. Creo que es increible como los sirvientes están tan bien preparados para cubrir las falenciasde sus empleadores.
Ambas subimos al carruaje y esperamos unos largos minutos en silencio hasta que Lily reunió el valor necesario para preguntarme.
— señorita... ¿A donde desea ir?
Se me quebró la actitud, no tenía ni idea. ¿Cuál sería el equivalente en este mundo a un shopping?
— quiero comprar ropa nueva... ¿Sabes donde la consiguen aquí?
Lily ladeó la cabeza como un cachorrito y parpadeó un par de veces intentando entenderme.
— ¿Se refiere a donde adquieren sus atuendos los demás miembros de la familia novicci?
Gracias por ser tan resolutiva Lily.
— si, eso.
Ella se sonrojó otra vez y cubrió su boca con su pequeña mano.
— ellos normalmente solo llaman a su diseñador favorito, pactan un horario y él viene a la mansión junto con sus asistentes, catálogos y prendas de muestra... Como en la mansión Cabernet, señorita.
Mierda, soy terrible en esto, no sé nada de este mundo. ¿Por qué no pude morirme después de ver la película? Tal vez por que la decepción de que mi esposo no sea Austin Butler, me volvería a matar.
—... si... pero eso suena muy engorroso. Demasiado tardado. Quiero... Ir a un lugar donde ya tengan todo listo para comprar, ver cosas bonitas, probarmelas y volver a casa. Quiero algo fácil.
Lily asintió comprendiendo mi pedido y sonrió.
— en ese caso, lo más adecuado es la calle Flitts, es un bonito paseo de galerías. Pero le advierto señorita que esos vestidos son hechos en masa. No son como los trajes a la medida que usted suele usar.
— llévame.
Durante todo el trayecto hasta la calle Flitts, estuvimos en silencio. Lily tenía una forma muy elegante y recta, con sus pequeños pies cruzados debajo de las faldas de su vestido de servicio. La observé bien y siendo sincera, tenía cierto aire y porte del que yo misma carecía. Intenté replicarla lo mejor que pude peroeste cuerpo mucho mas grande y tosco adoptó una posición que podría parecer incluso sugerente. No me sorprende que gente vea a Fedrika como una mujer vulgar y promiscua cuando todo el mundo sexualiza hasta la forma en que se sienta.