La villana es una dulzura

7 Rumores

Ah, otra hermosa mañana.
Desperté temprano esta vez por que Lily se para antes de que cante el gallo y es tan ruidosa. Es increible lo ruidosa que puede ser una mujer tan pequeñita, tímida y callada.
Me hice la dormida un tiempo para ver qué cosas hacía cuando nadie la veía... No me juzguen, no tengo wifi y esto es lo más parecido a "la vida secreta de tus mascotas".
Limpiar esto, ordenar aquello, Lily se movía muy rápido y entre saltitos de acá para allá, como si fuera una pulga. Me senté en la cama y ella no tardó en venir hasta mí por si necesitaba algo... Que linda.

— Buenos días, ¿Dormiste bien?
Lily se sonrojó.

— si, señorita. Dormí mejor que nunca.
Que tierna. Acaricié su cabeza despeinandola un poco y me levanté de la cama para ir hasta mi tocador.

— hoy me gustaría algo cómodo pero... ¿Cómo decirlo?... Imponente.
Lily se apresuró a seguirme al tocador, llevaba un peine en cada mano y una mirada iluminada, emocionada. Si hay algo bueno de Fedrika es lo grueso y abundante de su cabello, perfecto para hacer mil peinados. En mi otra vida mi cabello era tan delgado y grasoso, que parecía un pañuelo aderido a mi cabeza. Pero este cabello tenía forma, movimiento y salud. Era mi cabello soñado... Aunque resultaba un poco pesado. Y tiene sentido, además era tan largo que llegaba un poco más abajo de la cadera.
Mientras Lily me hacía unas pequeñas trenzas intercaladas entre el cabello suelto, entretejia hilos de oro y anillos para adornarlas. Nada de moños, listones, alfileres de gemas o peinetas, solo pequeños apliques delicados que se sentían tan livianos en mi cabeza. Cuando Lily terminó con mi cabello, se frotó las manos adoloridad. Pobrecita, la entiendo, es mucho trabajo para ella sola. Pero valió la pena cada maldito segundo de las dos horas que estuve sentada sin nada más que hacer, solo mirar detenidamente el reflejo del hipnótico movimiento de las ágiles y agraciadas manos de Lily.
Mi peinado era superior a todo lo que había portado en esta vida o la anterior. Me veía como una faraona del antiguo Egipto, lista para apoderarme del desierto ardiente como Fedrika lo había hecho en la historia original.

— ¡Me encanta!
Lily se apretó las manos al pecho y sus ojitos se volvieron incluso mas lustrosos, iluminados.

— ¿de verdad señorita?

— claro que si, eres muy talentosa. — un grueso mechon rojo caí incomodamente sobre mi ojo derecho, ocultandolo. Lo dejé ser por que sentía que me daba un aire sofisticado y misterioso. Me levanté y le ofrecí mi lugar a Lily — ahora te toca.

Por supuesto, le fue imposible negarse. Lily se sentó y solo dejó que jugara un poco con su cabello. Creo que no hacía estas cosas desde hace años, cuando la menor de mis hermanitas entró a la secundaria y ya no necesitó más de mí. La verdad, lo extrañaba. Peiné su cabello suavemente para que no le doliera mientras desenredaba lo que no estaba enredado. El poquito pelito de Lily apenas llegaba a sus hombros, era tan suave como el cabello de un bebé y olía divinamente. Seguí cepillandolo hasta que perdió su forma e incrementó dos veces su volúmen usual. Le puse algunos brochecitos de mariposas y eso bastó para que se viera como un hada.

— señorita...

— ¿Te gusta?

Lily asintió y se miró al espejo varias veces, mientras yo pensaba en que haría ese día. Tenía la cabeza ocupada en recordar una y otra vez las atenciones cuidadosas y la voz suave de Lyev. Sería genial poder toparme con él aunque sea por un momento, quisiera volver a agradecerle por acompañarme y también sería bueno saber en qué terminó el griterio de ayer, quiero decir, debe haber una conclusión, ¿no?
Algo que me encanta de haber reencarnado en una mujer con dinero, es podermelo gastar en cualquier capricho y la cantidad de ropa abrumadora de mi armario volvía una tarea muy entretenida buscar que ponerme, pero por supuesto, lo era aún más elegir la ropa de Lily. Con ella nos tardamos más, no fue hasta que encontramos un vestido de mariposas bordadas en hilos de colores, que dimos por terminado el INFINITO desfile. Debo confesar que si tienes una chica tan hermosa trabajando para ti ¿Por que no hacer que se pruebe varios conjuntos? Lily me encantaba, era el tipo de persona dócil, amable y diligente que cumplía con su trabajo, aunque su trabajo consistiera en entretenerme.
Vestirme a mí fue significativamente más sencillo, con una simple mirada me decidí por un vestido simple, verde olivo de hombros caídos. Me gusta jugar con los colores complemetarios y análogos. Que mi cabello sea rojo hace que mi paleta sea muy viva y variada. Ayer fue azul, hoy verde, mañana tal vez violeta o rosa. Quien sabe. Depende de la vibra que sienta durante el día.

Lily retocó mi maquillaje, le pedí que me hiciera unas estrellitas debajo de los ojos con purpurina dorada... tengo una maquillista y estilista tan talentosa viviendo justo en la otra habitación. Lily podría ser una gran inversión para mi imagen a largo plazo, eso definitivamente es ganancia.
Lamento que todo suene a negocios, como si no exisitiera un cariño auténtico por Lily. Hablo demasiado de lo que es o no ganancia, pero supongo que así fui toda la vida. Crecí con poco que llevarme a la boca, pero con más hermanitas de las que entrabamos en una sola habitación. Los días eran una pelea constante por pertenecias compartidas involuntariamente y espacio para respirar. Muy difícil.
Pero crecer y ver como todo eso se fue perdiendo, como nos alejabamos cada vez más y la habitación se vaciaba a medida que una a una tomaban sus maletas y se iban a probar suerte en la vida... Soy una sentimental, una completa dramática. Soy injusta con esta reencarnación por que yo ya extrañaba mi vida incluso antes de llegar aquí y se me rompe el corazón un poco al pensar en que jamás volveré a ver a mis hermanas, que nunca sabré que fue de ellas. Pero imagino que están bien, no puedo pasarme los próximos 10 años torturandome por todo lo que perdí. ¿No? Con o sin este mundo, yo morí en mi otra vida y esta es otra oportunidad de construir algo bueno para mi... Pero ¿Será que cuando muera aquí volveré a reencarnar en otro mundo? No sé si eso es bueno o es malo y no quiero pensar en eso ahora, me va a caer mal el desayuno.
Respiré profundamente y salí de mi habitación. Miré mi reflejo en uno de los espejos del pasillo y esos afilados ojos grises me devolvieron la mirada. Sigo sin acostumbrarme a que este es mi nuevo rostro, es tan diferente a mi cuerpo original que si no tengo un espejo en frente, pienso en mí como la Mili de siempre. Creo que jamás en mi vida conseguí ser intimidante para nadie, pero en cambio Fedrika tenía unos ojos feroces, que con una sola mirada conseguían congelarte. Sus expresiones son muy duras, inflexibles. Estuve practicando sonrisas el otro día y de alguna forma todas se veían seductoras en el mejor de los casos o escalosfriantes en los peores. Aunque me resulta gracioso que esta cara tan severa tenga tanta hambre, tuve retorcijones durante todo el camino y se escucha el rugido de mi estómago si me quedo quieta.
Vamos, vamos, Fedrika tiene hambre. Caminé tan rápido como pude, bajando las escaleras con cuidado. Escaleras traicioneras, el otro día casi me caigo a la mismisima mierda misma en ellas y ahora que estoy famélica es fácil perder el equilibrio. Me distraje pensando en la cantidad de cosas dulces que seguramente probaría en la mesa de desayuno. Honestamente tenía hambre de una pastafrola de membrillo, unas tarteletas de dulce de leche con rodajas de banana, budín de manzana, flan con caramelo, gelatina de frambuesa, alfajores de maicena o galletas con muss bañadas en chocolate... Mataría por una chocotorta.




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