La voz del Alma

Pereza

Ya tenía días donde levantarme y hacer mi deberes me era pesado, me levantaba con una pereza al 100%, al grado que me dormía en el trabajo, no quería hacer nada, simplemente deseaba mi cama, acurrucarme y enrollarme con mi sábana. Quizás muchos pensarán que son pensamientos comunes o al contrario, es una delicia el pensar estar todo el día en tu cama. Pero ¿saben? Se vuelve aburrido, te agobia, te hace sentir que de plano es una pereza vivir, el realizar las mismas cosas todos los días. Levantarte, desayunar, ir a la escuela o trabajo, regresar a casa almorzar, bañarte, hacer deberes de casa, ver tele, checar redes sociales, y dormir. Eso para mí era completamente aburrido o quizás me distraía un rato pero luego ya no hay nada.
Una noche alcé mi vista al cielo, me puse a conversar con Dios respecto a lo que me pasaba, lo que sentía, lo que me agobiaba, le pedí que me abrazara y me adormeciera, cerré mis ojos sintiendo aquel calor que tanto extrañé, el abanico comenzó a ventilar un aire abrazador que me adormecio.
Es el segundo día que al levantarme converso con Dios, la pereza, el sueño que sentía han desaparecido, siento mis ánimos renovados, ahora a lo único que tengo miedo es regresar y caer a esa pereza. Pero sé que con Dios debo regresar para recargar baterías, porque sin Él no somos nada




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