Lago helado - Namgi

MANSIÓN

El sol, tan grande y majestuoso; allanando con su calor los hogares a través de las grandes ventanas, prestando su calor a los habitantes de la tierra, llenando de calidez con su brillo los hogares, con su hermoso resplandor amarillo representando la alegría del día a día.

El cielo tan azul como manda la primavera, reflejando en el color de los mares, sin atisbo de alguna nube arriba; el cantar de las aves resonaba, la brisa fresca de la mañana.

Los animales despertaban listos para un nuevo día, la gente abría sus ojos con la esperanza de un mejor mañana.

En una ciudad pequeña como lo era Chuneong, no era tampoco una ratonera, pero era un lugar en donde todo era tranquilo en donde la mayoría te reconocía por el apellido si era de buena familia o es que alguna vez te vieron en la calle.

Como toda ciudad tenía sus clases sociales que eran mucho más marcadas en la gran capital. En donde se notaban las castas por la ropa que llevabas o por cómo era tu lenguaje y habla, todo bajo el ojo crítico de los pobladores; incluso en las casas se notaban, existen mansiones para la gente prominente, casas grandes para los que están creando su herencia, casas medianas para la gente de media clase, y hogares modestos para aquellos que comen con el trabajo del día a día.

Al igual que existía una familia cuyo nombre reconocías en cualquier parte, cuyo apellido era de los antiguos, los rumores hablaban de que tanta era su riqueza que podrían ser los dueños de media ciudad si quisieran.

En donde muchos hombres, donceles y mujeres añoraban pertenecer por aquella riqueza, ser escogidos para al menos poder ser el cónyuge de algunos de los hijos y poder poseer ese apellido con prestigio. Al menos así era en esa pequeña ciudad.

































 

— Prepara estos platillos para la cena de esta noche, que no se te olvide que no debe de haber errores. Y diles a las mujeres de la limpieza que quiero todo netamente impecable — con sus finos movimientos la dama entrego una hoja de papel.

— Sí, señora — haciendo una reverencia la sirvienta salió de aquella sala en donde reposaba la señora.

— Incompetente — dijo en un susurró dirigido a su mucama.

La señora de negra cabellera con un mechón plateado en el frente de su rostro, se echó a andar con su vestido hasta las rodillas y sus impecables tacones hacía el ventanal de la sala, aquella que daba al jardín; su hermoso jardín que ha tenido muchos cuidados a lo largo de los años para ser tan resplandeciente como si fuera la primera vez.

— Siempre tan bello - hablo en bajo la mujer dejando exhalar el aire que guardaba — Y esperemos que todo siga igual — se dijo así misma.

La tranquilidad que le daba su jardín era muy acogedora, como podía notar que era su pequeño oasis en esa gran mansión, tal vea era lo único que le decía que hoy podría ser un buen día aunque nada era perfecto.

— Buen día madre — dijo alguien a sus espaldas, la dama solo exhalo con pesadez, pero no quito la vista de su jardín.

La mañana pudo haber sido tan tranquila...

— Buen día — había desagrado en su voz — ¿Y mi hijo? —

— Ya salió a la empresa hace mucho, madre — respondió calmado.

— ¿Y que harás? Mi hijo se ha ido sin desayunar, te dije ayer que debías hacer que se quedara al menos una vez — su voz se elevo y dio vuelta para mirar al ajeno disgustada y enfadada - Siempre se va, hace tiempo que no comparte con nosotros.

— Y-yo le insistí que se quedara cuando desperté, pero él nuevamente me dijo que debía irse a trabajar, madre — ese grito lo había asustado — Pero yo puedo ir más tarde a dejar su almuerzo, mi esposo no puede estar sin sus comidas.

— Que inteligente querido — exclamo con sarcasmo — No puedes hacer que tu propio esposo se quede, aparte de ser defectuoso, ¿Hay algo que puedas realizar sin errores? No lo creo... Esta tarde llévale el almuerzo a mi hijo luego vienes a casa a ayudar a mi sobrino con los últimos retoques de la cena, y no te olvides de decirle a mi hijo que no debe faltar esta tarde, el alcalde de la ciudad estará presente y debemos dar la mejor impresión.

— Si madre, me encargaré de lo debido —

— Recuerda arreglarte, debes parecer alguien decente mínimo, aunque no creo que se pueda mejorar tu apariencia. Tal vez por eso mi hijo no te ha tocado hasta la fecha — sus largos dedos rozaban su barbilla y una mueca maliciosa adornaba sus labios.

— Y-yo no... — trato de responder pero fue interrumpido.

— No te molestes, iré a mi habitación, el almuerzo las sirvientas lo están preparando, pídeles que te envalen una porción para mi hijo, saldrás media hora antes del almuerzo —

— Si madre — y sin más la señora de la casa salió, mientras su yerno tenía los nudillos blancos de tanta precisión ejercida en sus puños.

Y tratando de mantener la calma en su rostro, sus pasos resonantes revelaban su molestia, dirigiéndose a la cocina con un mal sabor de boca gracias al sermón de su suegra. Solo rezaba para que su paciencia no se acabe pronto si no iban a tener serios altercados de carácter.

Un carácter que ha estado manteniendo oculto por mucho tiempo...








































 

Los empleados apurados yendo y viniendo de un lado al otro de la mansión, el veía todo desde el segundo piso como todos eran tan detallados para no dar lugar al error en aquella celebración que, aunque pareciera alguna cena cualquiera se iba a presentar gente muy importante de la ciudad, y uno que otro amigo de la familia para dar inicio a la pequeña cena en honor a un año más de la compañía de distribución de alimentos que la gran familia de la ciudad era dueña desde hace muchas generaciones.



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En el texto hay: fanfic, fan bts, namgi

Editado: 18.09.2021

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