Corro a través del bosque sin descansar esperando que la oscuridad no me atrape, esperando poder escapar de esa prisión donde solo hay dolor y tristeza, donde lo único que hago es llorar pero como siempre me alcanza de nuevo.
En ese momento me despierto sintiéndome ahogada, con sudor por mi frente y cuerpo, con la boca seca, y lágrimas en mi rostro, unas secas y otras más recientes. Tantos pensamientos en mi cabeza, tantas palabras atascadas en mi pecho, un grito que quiere salir, pero que lo contengo porque aprendí que aunque grite o diga lo que siento solo soy ignorada y dejada a un lado, que voy a terminar regañada y vista como alguien loco, y si tal vez lo esté.
Me recuesto sobre el respaldo de la cama y subo mis rodillas a pecho, respirando, inhalando y exhalando para intentar calmar mi cuerpo tembloroso, intentado calmar el corazón que quiere salirse de mi pecho y dejarme o al menos lo que queda de mi corazón porque esta tan destruido que no quedan más que piezas rotas.
Después de calmarme un poco me bajo de mi cama, la cual es mi refugio, mi lugar seguro, donde siempre me gusta estar y puedo dejar en mundo atrás. Me dirijo a la cocina y tomo un vaso, luego me acerco a la nevera y lo pongo a llenar, de agua, agua tan fría para calmar lo que sea que sienta mi corazón y para saciar mi garganta completamente seca.
Tomo sin detenerme aquel vaso lleno hasta lo más arriba, pero no era suficiente y lo llenó dos veces más, para saciar por completo mi sed. Pero mientras lo hacia mi mente estaba perdida pero no hay un en que, pues ni yo lo sabia.
Al reaccionar deje el Vaso y me diriji a mi habitación, en la mesa que estaba en ella tomo mi celular, y observo la hora, son la una de la mañana y me acosté temprano, muy temprano, pues estaba cansada agotada por mi dia, por salir al mundo, por soportar a las personas, por afrontar mi maldita realidad, estaba al borde del colapso todos los dias, pero mi único apoyo era yo, y eso es lo único que necesito, eso me lo enseñó la vida, solo me necesito yo.
Recojo mi celular y mis audífonos y me acuesto en la cama, al ponerlos y conectarlos al celular, lo primero que realizo es subirle todo el volumen, despues busco una cancion, una que me duela. No entiendo la necesidad de nostras las personas de escuchar música triste cuando estan asi, solo para encontrarse lastimándose más, solo para que duela más.
Pero creo que es reconfortante poner la realidad en los oídos. Esa música nos hace disfrutar de nuestra tristeza de maneras inexplicables y extrañas, cada uno tiene una opinión diferente.
La música triste para mi es como. Esa canción cuenta una historia, mi historia y me muestras lo escenarios que yo vivo, pero la explicación es para después.
Me voy a mi musica y pongo "YA TE PERDONE, DE VENTINO". Una canción tan real en mi vida una canción que me recuerda quien soy y lo que he sufrido y lo que siempre he querido decir, pero nunca me he atrevido.
Me recuesto y me quedo allí mirando al techo, perdida en el dolor de las palabras, las frases y todo lo que conlleva esto, me quedo pensando en la historia de la canción, mi historia, mi dolor y todo lo que me ahoga dia tras dia, noche tras noche, hora tras hora, minuto tras minuto, en lo que oculto del mundo, de los demás, o mejor decir lo que el mundo y las personas decidieron no ver.
Mis lagrimas correr por mi rostro, el dolor en el pecho, fue lo único que recuerdo antes de quedar completamente dormida, mientras mis oídos se inundaban de melodías que me hacían olvidar de todo lo que tenía alrededor y solo quedaba yo, allí flotando en el aire, sin nadie mas que yo misma.