Después del violento ataque de los demonios, el ambiente en el gremio era pesado. Eldric y Lira, aún absorbiendo los horrores que habían presenciado, sintieron que la calma de la ciudad se había roto irremediablemente. Lo que antes era un refugio tranquilo ahora se convirtió en un objetivo vulnerable. La necesidad de defensa era más clara que nunca.
Kael, líder de un equipo de aventureros con cierta influencia, convocó una reunión de emergencia con los líderes de todos los gremios, y los principales aventureros se reunieron en un gran salón. La luz de las antorchas parpadeaba, proyectando sombras danzantes en las paredes mientras la tensión impregnaba la habitación.
—Necesitamos urgentemente una estrategia para proteger nuestra ciudad —comenzó Kael, con voz firme y resuelta—. "El ataque al que nos enfrentamos fue solo una fracción de lo que estos demonios son capaces de hacer. Si no somos rápidos y precisos, no podremos repeler un ataque mayor".
Eldric y Lira escucharon atentamente. La reunión se convirtió en un ferviente debate sobre la mejor manera de fortificar la ciudad. Se discutieron sugerencias sobre muros más altos, trampas alrededor de los límites de la ciudad e incluso la creación de patrullas diurnas y nocturnas. Cada idea era más audaz que la anterior, y la determinación de los aventureros era palpable.
"Necesitamos aliados", sugirió un miembro del gremio. "Podemos ponernos en contacto con otras ciudades y pedir refuerzos. No podemos hacer frente a esta amenaza solos".
"Estoy de acuerdo", dijo otro, "pero también necesitamos un entrenamiento más intensivo para todos los aventureros. Si nos enfrentamos a demonios más fuertes, todos deberán estar listos para la batalla".
Kael asintió, aceptando la propuesta. "Lo haremos. Entrenaremos a todos los que estén disponibles y buscaremos refuerzos en las ciudades vecinas. La paz que tenemos se construyó sobre sangre y sudor, y no podemos permitir que se desmorone a causa de criaturas demoníacas".
Después de la reunión, Eldric y Lira se dirigieron al campo de entrenamiento, donde los aventureros ya se estaban preparando para el próximo ciclo de entrenamiento intensivo. Lira se unió a un grupo de arqueros, perfeccionando sus habilidades, mientras Eldric practicaba con la espada, decidido a volverse más fuerte.
Durante el entrenamiento, Eldric vio el brillo en los ojos de Lira. Había una llama de determinación que no había visto en mucho tiempo. —Lo estás haciendo muy bien —comentó, admirando tus habilidades—.
"¡Gracias! Pero todavía tengo mucho que aprender. Tenemos que ser más fuertes, Eldric —respondió ella, manteniendo la concentración en su objetivo—.
Las semanas siguientes fueron intensas. La ciudad se ha convertido en un centro de actividad, con la formación de patrullas, el refuerzo de equipos y un flujo constante de aventureros que llegan en busca de protección y asistencia.
Pero en el fondo, Eldric y Lira sabían que esto era solo el comienzo. A medida que el cielo se oscurecía más y más con la inminencia de nuevas amenazas, estaban decididos a luchar no solo por la ciudad, sino por cada vida que albergaba.
Eldric no pudo evitar sentir que la pausa sería breve. Él y Lira eran ahora algo más que aventureros; Eran defensores de una ciudad que estaba al borde del caos. Estaban decididos a proteger lo que quedaba de paz y estaban dispuestos a asumir cualquier desafío que se presentara en el horizonte.