Capítulo 17: Conflictos inesperados

Los años que Eldric y Lira pasaron en la capital del reino fueron una mezcla de trabajo duro y momentos de felicidad. Eldric se había convertido en un hábil herrero, combinando su poder de Vérium con sus habilidades de forja, creando armas que sobresalían en calidad. Sin embargo, con el paso del tiempo, el ambiente en la capital se volvió tenso. Los rumores de luchas internas y una creciente ambición por parte de los líderes militares y nobles se extendieron por las tabernas.

En una mañana soleada, mientras los rayos del sol se filtraban por las ventanas de su taller, Eldric se concentraba en dar forma a una plancha de hierro. El sonido del martillo resonó, resonando la pasión que puso en su oficio. Sin embargo, esta tranquilidad se vio interrumpida bruscamente cuando un oficial de alto rango, acompañado de un grupo de guardias armados, ingresó al lugar con aire autoritario.

El líder militar, un hombre robusto con una mirada intimidatoria, exigió armamento gratuito para el ejército del reino. "El rey necesita tu ayuda, herrero. El ejército necesita armas, y vosotros estáis en deuda con la corona —proclamó, con la voz resonando en el taller—.

Eldric, con una mezcla de desprecio y determinación, rechazó la propuesta. "Mis armas no están dadas; Se forjan con sudor y sangre. No puedo dar mi trabajo a cambio de cualquier cosa", respondió con voz firme.

El guardia que acompañaba al líder, con una sonrisa sarcástica, se acercó y, en tono amenazante, dijo: "Si no ayudas, puedes estar seguro de que te arrepentirás. Sabemos dónde vives". El desprecio y la arrogancia eran palpables.

Después de que los hombres se fueron, Eldric y Lira hablaron sobre la amenaza que se cernía sobre ellos. "Debemos estar preparados. Si vuelven, no podemos dudar", dijo Eldric, sintiendo una sombra de preocupación. Lira estuvo de acuerdo, su determinación reflejaba la pasión que compartían.

Durante los días siguientes, trataron de seguir con sus vidas con normalidad, pero la nube de incertidumbre se apoderó de ellos. Eldric no podía concentrarse en su trabajo, y Lira se dio cuenta de que la tensión estaba afectando el estado de ánimo de su marido. Ambos eran conscientes de que la paz que habían conquistado estaba en peligro.