Lágrimas del corazón

Capítulo 11

Leónidas: pienso que deberías dejarla en paz. Porque ella seguramente rompió su compromiso para que fueras feliz y la señorita Silverman tiene el derecho de seguir con su vida.

Dastan: nunca la dejara en paz. Mariana tendrá que volver conmigo, ella únicamente me pertenece a mí, pero no descansare hasta que sea mi esposa.

Leónidas: es demasiado tarde para que te dieras cuentas de tus sentimientos. Además, siento que estas confundido y la quieres tener a tu lado por pura capricho por ser la primera mujer que te deja.

Dastan: se perfectamente que es amor lo que siento por ella. Solamente que mi prometida no es un simple capricho para mí, ahora quiero que hagas lo que te dije.  

Leónidas: deberías de considerarla como tu prometida por que ya no lo es. Nada más que lo único que no te podrá perdonar nunca es tu indiferencia.

Dastan: todo este tiempo la ame sin saber, pero no tienes ninguna idea de cómo me siento. Estoy segura de enamorarla y necesitare que también lo haga.

Leónidas: recuerda perfectamente lo que nos decía nuestros padres y es que el amor es el único sentimiento que no se puede obligar y sé que te darás cuenta de eso muy pronto.

Dastan: siempre consigo lo que quiero. Mariana me tendrá que amar, así que te pido que lo contrates y cuando tendrás la información que necesito saber me la dices para ir por ella.

Leónidas: está bien y hare lo que me estas pidiendo. Ahora el único problema que tendrás será a su familia, porque ellos nunca permitirán que se casen y mucho más ahora que ya no está con ellos, además siempre han querido que te cases con su otra hija.

Ellos siguen conversando, pero Dastan no podía dejar de pensar con quien estará. Solamente que muy pronto lo sabría y esta vez no escaparía de sus manos

En la casa de la familia Reynolds

Mariana: otra vez no puedo creer que estemos juntos. Nada más que al fin te he contado todo lo que me paso durante tu ausencia y todavía sigo conservando el oso de peluche que me regalaste la última vez que nos vimos el cual lleva tu nombre.

Lucas: no tenía idea de que le habías puesto mi nombre. Además, tenía que darte algo para que siempre me recordaras y mañana te regalare otro.

Mariana: apenas nos reencontramos y no se te ha quitado la manía de regalarme obsequios. Aunque me gustaría recibirlos, porque lo haces con buena intención.

Lucas: bien sabes que todo esto lo hago con la intención de hacerte feliz y sobre todo siempre quiero verte sonreír. Eso es lo que realmente quiero, pero también quiero que me mires como lo hacías antes.

Mariana: muchas gracias por haber regresado y recuerdo que no eras así antes conmigo. Porque me da la impresión de que estás enamorado de mí.

Lucas: ya no puedo seguir callando mi amor por ti, mi bonita. Regrese únicamente para poder casarme contigo y yo hasta ahora cumpliré con mi palabra de hacerlo.




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