Artemisa: no me gusta que me digas que soy tu mujer sin serlo y este no es un buen momento para hablar con un desconocido y mi madre debe de estar preocupada por mi tardanza.
Daniel: primero necesito que entiendas que yo no estoy haciendo esto para burlarme de ti. Además, eres la mujer más hermosa que he conocido en mi vida.
Artemisa: eso si que es una mentira. Solamente quiero que no me engañes y mi reflejo me dice todos los días que soy fea y que nadie puede enamorarse de mí.
Daniel: puedo decirte que te amo sin necesidad de que pase el tiempo. Porque nada me va a ser olvidar este sentimiento que solo te pertenece a ti.
Artemisa: no quiero seguir escuchando más mentiras de tu parte. El amor no se hizo para mí, pero eso ya lo sé y no necesito seguir hablando contigo.
Daniel: seguirás haciéndolo hasta que entiendas que eres mía y me encargare personalmente de que lo hagas, así que no necesito decir que es lo que pasara. Eso lo tengo demasiado claro y a partir de este momento serás mi prometida.
Artemisa: me acabas de hacer una propuesta de matrimonio precisamente a mí. Eso si que no te lo puedo creer y por supuesto que no lo acepto.
Daniel: terminaras aceptándome como tu esposo. Solamente se que no puedo separarme de ti, porque algo me lo impide y seguramente debe de ser el destino.
Artemisa: te aburrirás de mi cuando te des cuenta que no tienes sentimientos por mí. Pero lo que menos quiero es ser un simple capricho.
Daniel: serás mi amor y no un capricho como lo acabas de decir. El amor siempre lo veía reflejado en las miradas de mis padres y ahora comprendo ese sentimiento más que nadie.
Artemisa: nadie puede amarme. Eso es un sueño imposible para mí, además prefiero nunca hacerme ilusiones con un amor que jamás tendré en la vida.
Daniel: conocerás ese sentimiento a mi lado. Porque yo estoy completamente seguro de lo que quiero y nadie tiene derecho a decirme todo lo contrario.
Artemisa: los hombres solo buscan mujeres perfectas y te pido que me dejes en paz para que pueda seguir con mi vida igual que siempre.
Daniel: apenas te acabo de reconocer como mi mujer. Sabes perfectamente lo que significa todo esto o prefieres que te lo diga con mis propias palabras para que nunca las olvides.
Artemisa: no será necesario. Además, yo no te creo absolutamente nada y no seré la burla de nadie, así que debo de irme a mi casa. Solamente espero que encuentres a una mujer que puedas amar.
Daniel: esa mujer la tengo enfrente de mí. Pero no me importa los obstáculos que tenga que enfrentar para que estés conmigo y esa es precisamente una prueba de mi amor por ti.
Artemisa: no puedo evitar sorprenderme con cada palabra que me dices. Esto simplemente parece un hermoso sueño del que muy pronto me despertare y cuando lo haga me daré cuenta de lo que viví no fue real sino una hermosa fantasía donde yo encontré a mi verdadero amor.