Prólogo

 No quiero hacer nada.

Miro la hora en mi teléfono, 12:44, bajo un poco más la mirada y tengo 10 llamadas perdidas de Drake.

Mirando al techo y pensando a toda velocidad en los últimos acontecimientos de mi desastrosa vida tomo una decisión.

No quiero sentir.

Absorta en mis pensamientos salgo de mi habitación de hotel, subo a la última planta, es como si fuera un robot, haciendo todo automáticamente, llego y ahí me doy cuenta del frio que hace, pero no me importa, no siento nada, la noche está más oscura que de costumbre, la luna no se ve.

Me paro al borde de la piscina, preguntándome ¿es la decisión correcta?

Claro que lo es acá solo hago estorbo.

Tomando una respiración profunda miro al cielo, diciéndome de nuevo que es lo mejor.

Mis hermanos quedaran destrozados.

A mi mama no le va a importar.

Drake...

Solo espero que entienda porque lo hago.

Me paro al borde la piscina, cierro los ojos, suelto todo el aire de mis pulmones y me dejo caer.

No pienso en nada.

Como solté todo el aire, mi cuerpo se hunde hasta que toco el fondo de la piscina.

Mis pulmones empiezan a aclamar oxigeno ahí es cuando me doy cuenta de que está bien irme, no me van a extrañar.

A lo lejos escucho una voz, y agua en movimiento abro los ojos y veo borroso, pero puedo divisar una silueta nadando hacia mí, con afán...pero no hago mucho más, cierro los ojos y dejo de sentir.