Laila (libro 1. Serie Renacer)

Parte II. Una Nueva Vida.

IV.

Un par de días más tarde, mientras caminaba hacia una clase en compañía de Jazmín, se topó con una presencia familiar de su pasado: Anthony Smith. Lucía muy diferente de la última vez que se vieron, el día de la graduación, su complexión fuerte y atlética, se volvió delgada y casi frágil, Laila pudo notar que ya no caminaba con el mismo porte erguido y orgulloso, más bien parecía que le costaba mantenerse de pie sin quedar agotado con rapidez.

— ¿Anthony? — Laila frunció el ceño al mirarlo.

— Laila… no esperaba verte aquí — él la saludó con incomodidad — mírate, ya eres toda una mujer.

— Sí, ya no soy ese pequeño fenómeno del que tú y tus amigos solían burlarse — soltó en tono más áspero del que esperaba.

— Aún recuerdas eso… — Anthony bajó la mirada, cabizbajo.

— Por supuesto, es el tipo de cosas que marcan tu vida para siempre. — Ella se cruzó de brazos.

— Lo sé… créeme que tú no fuiste la única que salió herida durante nuestra etapa adolescente.

— ¿A qué te refieres con eso? — Ella lo miró, confundida.

— Ven, permíteme invitarte un café y te explicaré lo que sucedió.

— Nos vemos en el salón — Jazmín intervino, captando su atención.

— De acuerdo. — Laila asintió.

Al principio, Laila no estaba del todo convencida de ir con él a ninguna parte, ya que sólo verlo removió en ella viejos sentimientos que creyó haber dejado encerrados en un cajón, dentro de lo más profundo de su corazón. Anthony ya no lucía como aquel jovencito con el que ella se había ilusionado y la manera de caminar a su lado alimentó su curiosidad, pero no se atrevió a preguntar la razón. Una vez que llegaron a la cafetería de la universidad, se sentaron en una mesa vacía y pidieron las bebidas.

— Entonces, ¿Qué quieres explicarme…?

— Ashley está muerta — Anthony murmuró.

— ¿Qué? — Laila frunció el ceño profundamente — ¿Cómo me dices algo así de esa forma tan inexpresiva?

— Porque yo estaba con ella cuando sucedió, y me culpo a mí mismo por no haberla protegido mejor — bajó su mirada azul al vaso — yo la quería ¿Sabes? En verdad me había enamorado de ella, como un idiota, aunque fuera una fantasía en nuestra pequeña burbuja de felicidad con nuestros amigos y ambos como pareja, hasta que un atacante muy bien conocido por los dos, decidió acabar con todo eso, destrozarlo con una escopeta antigua que había sido modificada… ¡Demonios! yo había visto muchas veces el arma, pero nunca imaginé que fuera capaz de lastimarnos.

— ¿De quién estás hablando? No te entiendo.

— Edward Matthews — Anthony dijo entre dientes— después de la graduación acordamos ir a un hotel cercano a pasar un buen rato y celebrar; estábamos Ash, su amiga Elizabeth, él y yo así que dijimos ¿Por qué no? Y pedimos una habitación con dos camas. Bebimos y tuvimos relaciones, todo estuvo bien hasta casi el amanecer, cuando Edward se levantó como loco y comenzó a amenazarnos.

— Oh por dios — Laila llevó una mano a su rostro, horrorizada.

— Comenzamos a pelear, él parecía furioso conmigo por alguna razón desconocida hasta el momento, pero fue a Ashley a quién le disparó luego de un arranque de insultos sin sentido, la bala dio justo en el lado izquierdo del pecho, así que murió casi de inmediato, Elizabeth comenzó a gritar y salió medio desnuda de la habitación, mientras él seguía diciendo incoherencias, yo por otro lado, sólo podía pensar en una forma de escapar a salvo, pero cuando me levanté e intenté correr hacia la puerta, Edward disparó varias veces, una me dio en el hombro, y aun cuando me dolió como si me hubiesen golpeado con un hierro ardiente, no me detuve, hasta que otro disparo golpeó mi rodilla y me tiró al piso, hasta el día de hoy no sé cómo no me mató.

— Quizás tenías un ángel guardián cuidando de ti. —Laila murmuró, imaginando la horrorosa escena.

— Es una idea bastante romántica de ver las cosas… muy típico de ti — le sonrió con calidez— recién ahora, tres años más tarde, me doy cuenta de que, pudimos haber sido buenos amigos.

— Eras un niño que no sabía nada de muchas cosas, creo que esta experiencia te sirvió para madurar, aún si fue a las malas.

— Tienes toda la razón, y confía en mi cuando te digo que nunca volveré a hacer o decir algo para perjudicar a alguien más, por el contrario, quisiera trabajar junto a personas con algún tipo de lesión o discapacidad física, ya que tener una pierna así de lastimada me ha hecho reflexionar mucho desde el incidente.

— Me alegra saber que has dado un vuelco así de importante en tu vida — ella le sonrió con dulzura— si hay algo en lo que pueda ayudarte, házmelo saber, por favor.

— De acuerdo, así lo haré — asintió y se levantó — uhm… ya debo irme, mi próxima clase comenzará en unos minutos. Fue bueno verte y hablar contigo, espero que nos veamos pronto de nuevo… si eso está bien contigo, claro está.

— Sí, yo también — Laila asintió.

— Y yo… de verdad espero que no me odies — él la miró — ya sabes, por todas las cosas feas que te dije, fui muy cruel contigo, y lo siento.

— Eso quedó enterrado en el pasado, hace mucho tiempo, y ya te he perdonado. De hecho, nunca te odié; si bien tus palabras fueron duras y perforaron mi corazón, hubo alguien que supo repararlo y hacer que lo superara más rápido.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.