Laila (libro 1. Serie Renacer)

Parte II. Una Nueva Vida.

VIII.

A la mañana siguiente, amanecieron acurrucados y cubiertos por una cálida manta que Damian alcanzó para cubrir a Laila del frío, estaban cómodos y relajados, cuando escucharon una voz familiar sobre sus cabezas.

—Buenos días, tórtolos —ambos escucharon sobre sus cabezas, y Damian se apresuró a cubrir a Laila un poco más.

—¡Jazmín! —Laila chilló, sonrojada— ¿Qué haces aquí?

—Lo mismo podría preguntarle a ustedes dos —ella se cruzó de brazos— estuvimos buscándolos por horas. ¿Por qué decidieron quedarse aquí afuera toda la noche?

—No es asunto tuyo— Damian gruñó, malhumorado y se levantó, dándoles un breve vistazo de su trasero al subirse el short, luego caminó directo al mar y se zambulló.

—¡Madre mía! —Jazmín cubrió su rostro, sonrojada— no me digas que ustedes… —Laila asintió, con la vista fija en la arena entre sus dedos.

—¡Lo siento mucho, qué tonta soy!

—No te preocupes, sabemos que no lo hiciste a propósito —Laila sonrió de medio lado— él puede estar molesto ahora, pero se le pasará.

—Vaya, Lotus… hoy sí que me sorprendiste, no puedo creer que llegaran a la cuarta base, así nada más.

—¿La cuarta…base? —Laila preguntó, frunciendo el ceño profundamente.

—Es una manera metafórica de hablar —Jazmín puso los ojos en blanco— la primera base son los besos franceses, la segunda son las caricias más… sexys; como en los pechos o en el trasero, la tercera es la misma, sólo que más picante… Caricias directas, quiero decir, y la cuarta base o “home” querida amiga, es donde están ustedes, después de todas las demás…por las que pasaron ¿O no? Jazmín miró a Laila con detenimiento.

—No deberías preguntar eso, pues ya sabes que si —Laila confirmó, para mayor impresión de su amiga.

—¿Soy yo, o debí traerte mucho antes a Los Hampton? Ya estás totalmente diferente —Jazmín le sonrió con ironía.

—Me siento diferente, y todo es gracias a él —Laila musitó, mirando el bronceado cuerpo de su novio salir del agua.

—Cielos… ¡Tanto Eros suelto entre ustedes dos, es capaz de dejar a cualquiera embarazada!

Ambas chicas rieron ante los comentarios exagerados y subidos de tono de parte de Jazmín, quién a pesar de sentirse contenta por el notable avance de su relación con Damian, también se sentía secretamente celosa, pero esto era algo que no admitiría y sólo esperaría el momento y el chico indicado para ella. Después de refrescarse en el agua calma de las primeras horas de la mañana, Damian y Laila regresaron a la casa, donde ayudaron a lidiar con el malestar de Charles después de su aventura alocada con Jazmín y Blaz, y con la molesta resaca de Ace por el otro.

—Demonios… ¡Siento que la cabeza me va a explotar! —Se quejó y gimoteó desde el sillón.

—Ten, he leído que esto ayuda a mejorar el malestar —Zellin le tendió un vaso alto.

—¿Qué es? —Ace lo miró, de manera sospechosa.

—Un Bloody Mary virgen… ¿Supongo que lo conoces? —Zellin lo miró, insegura de su elección.

—¿Cómo es que tienes experiencia en estas cosas? —preguntó, dándole un gran trago.

—Digamos que soy curiosa, y me gusta investigar sobre todo.

—Di la verdad, Zell… —Blaz habló desde la escalera, acababa de despertar.

—Oh, es cierto —Laila rió suavemente— eso sucedió una vez…

—¡Laila! —Zellin gritó sonrojada, justo delante del oído de Ace.

—¡Zellin! —Ace se cubrió rápidamente.

—Rayos, eso fue tan agudo, que pudo haber roto todas las ventanas —Damian comentó con comicidad.

—Cuando éramos más chicos, y estábamos de visita en Nueva Orleans, los padres de Laila dejaron una botella de vino a merced de tres adolescentes aburridos, y con ganas de experimentar cosas nuevas —Blaz admitió, de manera casual— era vino blanco, así que era como agua, por lo que no tuvimos problemas en reemplazarlo.

—Hasta que mis padres se dieron cuenta, y nos castigaron a todos por seis meses, además de que debimos reponer lo que nos bebimos —Laila recordó, con una expresión divertida— fue una pequeña diablura, que no volvimos a hacer por miedo a que el castigo fuese mucho mayor.

—¿Es decir que, detrás de ese rostro angelical, realmente se esconde una diablilla traviesa? —Ace preguntó, con un brillo entretenido en sus ojos oscuros.

—Podría decirse que sí —Zellin respondió, receptiva a su sugestivo tono de voz— sólo hay que saber cómo sacarlo.

—Interesante —Ace acarició su barbilla.

—Niños, vengan a desayunar —Jazmín anunció, terminando de servir los huevos y el tocino.

—¿Alguna vez imaginaste que Jaz fuera tan hacendosa? —Damian preguntó a Laila.

—La verdad, no. Pero es un buen cambio.

—Pues soy latina, y créanme cuando les digo que las chanclas volaban, si no hacías las labores del hogar.

Cuando se sentaron a comer, fue bastante obvio que varios acontecimientos importantes ocurrieron la noche anterior; no sólo se trataba de la primera vez íntima de Laila y Damian, sino que las cosas parecían haber avanzado a un paso vertiginoso entre Ace y Zellin, lo mismo sucedía con Charles, Jazmín y Blaz, pero estos tres se mantenían más herméticos sobre lo ocurrido entre ellos, por lo que Laila se propuso a encontrar el momento indicado para preguntar. Como todos se sentían muy cansados, utilizaron el día para retozar en la arena e ir a nadar en busca de cualquier cosa interesante que pudieran encontrar en el fondo del mar, al estar a solas, acostados sobre un par de tumbonas, Laila aprovechó el ambiente sereno para investigar el porqué de todo ese rígido silencio de parte de Charles.




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