Larry... Diario de una pasión.

Pelirroja.

Capítulo 2

 

−Sí, está bien; yo veré a quien le pongo para que la instruya. –digo temblando de emoción, al saber que ella estará cerca de mí.

−¡No, Larry! Solo hazlo tú, siempre has sido tú, el que nos has dados esas clases de audacias y sé que aprenderá mucho de ti, te digo lo haría yo, pero debe estar lista para ocupar un lugar administrativo en unos tres meses, por eso solo pensé en ti. Sé que a lo mejor te estoy pidiendo demasiado, Alisa suele ser muy difícil sé que, si le pones a alguien más solo no le hará caso, lo creas o no tú eres una figura imponente para ella, ya que pidió explícitamente que fueras tú, el que le diera su instrucción.

−¡Yo!, ¿Por qué yo? –pregunto nervioso llevando mi mano hacia mi cabello, en lo que me levanto de mi escritorio, para ver hacia la ventana de mi oficina, que se puede percibir el cielo esplendoroso del día.

−¡Porque eres el mejor!, bueno te dejo hermano mi dama me espera y lo creas o no, si la dejo sola, hay cada tipo que se le acerca para querer coquetearle, así que te encargo. – colgando.

-Sí, pero… Pero… ¡Diablos colgó! –suspirando y sentándome de nuevo para analizar lo que está sucediendo−. ‹‹¿Qué podría pasar? ¡Solo el pensar en volver a verla! Mis nervios se alteran, pero deberé comportarme, como hago con todas las jóvenes con las que interactuó.››  Después de algún tiempo, estudie logrando tener un grado alto a nivel intelectual, soy Doctor en finanzas con un posgrado en Economía, ahora doy clases en una universidad de Boston Massachusetts, lo hago porque me gusta ya que no lo necesito, económicamente a lo largo de mi vida ahorre e hice varias inversiones, logrando tener un buen status económico, en la universidad donde doy clases tengo muchas alumnas, que algunas de ellas me coquetean, pero mantengo mi distancia con ellas por los problemas que me puedan causar.

Pero la realidad, es que ni una de ellas llama mi atención, algunas me tachan de que soy muy serio e inclusive soy gay, por el hecho de no acceder a sus insinuaciones, pero ninguna llena el perfil del prototipo de la mujer que me gusta, he llegado a pensar que soy de las que le gusta las inalcanzable, las que solo las puedo tener en sueños, pero las cosas son así y no las puedo cambiar.

He tenido mujeres ¡Claro que las he tenido! Pero solo para satisfacer mis necesidades carnales y bajar mi ansiedad, de lo que el cuerpo humano en determinado tiempo te exige, pero yo las busco como si fueran una copia de la mujer de mis sueños. Si señores peli roja con aire diabólico que me hace estremecer, aunque sé que no es ella, pero la dama en cuestión, deberán personificar mis más perversos deseos.

Unas semanas después…

Mi secretaria, me anuncia que ha llegado la dama con la he estado en los últimos meses.

−Señor, la señorita Ivana acaba de llegar pregunta ¿si la puede atender? –Me mira con una mueca en la cara, sé qué no la tolera, pero ¿Quién puede tolerarla? Con lo posesiva que es.

−Hágala pasar –digo guiñándole un ojo a mi secretaria, para que solo la soporte un tiempo más.

−¡Larry, querido! −Entrando en un sensual tintineo de sus tacones, cuando tocan el pavimento, estoy en mi asiento de mi escritorio, pero veo como toda ella entra muy sensual para buscar mis labios y se sienta en mis piernas, acariciando mi hombría con su mano.

Yo la levanto y la siento en el escritorio, tirando todo lo que tengo en el para poder desabrochar la gabardina que trae. ¡Oh sorpresa! Está completamente desnuda, me toma de la corbata para arrastrarme hacia ella y con sus piernas me atrapa, para pegarme más a ella. Solo paseó sus labios para bajar a su cuello, el cual devoro con mi boca, atrapo uno de sus senos que están muy bien proporcionados, acariciando el otro con mi mano, ella desabrocha mi camisa con fuerza, por las ganas que tiene de tocarme, la cual la ayudo para que lo haga rápido.

Al igual desabrocha mi cinturón junto con mis pantalones, que ya siento mi miembro erecto hasta me estorban los pantalones, de lo excitado que estoy. Ella toca mi miembro con su mano y viajan sus manos hasta mis glúteos, acariciando todo a su paso, solo busco en mi cajón un paquete de mis condones, rompo el sello y me lo coloco para después con una estocada solo la penetro, ya que está muy mojada, que al sentirme gime de placer…mmm…ohhh… Señal en que estamos los dos a un ritmo, donde estamos en la misma sintonía donde el vaivén es el mismo, ya que yo igual gimo de placer…ohhh…ahhhh… Saboreando sus labios, que cuando cierro los ojos imagino que es ella, la que está aquí conmigo, que a la que acaricio no es a Ivana sino a Alisa.

Mi Alisa, la cual es la mujer que deseo con locura y me mentalizo, que es a ella a la que penetro que con mis entradas y salidas solo sintiendo su calidez, se aferra a mí que siento sus dedos en mi nuca, que la mujer que está conmigo sienta que llega a la cúspide del placer. Gritando un orgasmo el cual ahogo con un beso, para que no se escuche afuera lo que estamos haciendo.

Ivana es una de las accionistas de la empresa, pero se ha convertido en mi amante en turno desde que nos conocimos, ella es rubia natural pero como sabe que me encantan las pelirrojas, ha cambiado su tono de cabello para mi satisfacción. La chica me encanta, me dice que me ama, pero no me atrevo a dar el siguiente paso, no quisiera engañarla, yo no siento nada por ella, más que el desahogo de hombre lo que me hace estar con ella.




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