Con el paso del tiempo, Miguel y Clara se casaron y formaron una familia. Miguel se dio cuenta de que ahora necesitaba una receta que pudiera alimentar a su familia y fortalecer sus lazos. Fue entonces cuando decidió aprender a preparar un robusto guiso de lentejas, una receta que su madre solía hacer. Este guiso no solo era nutritivo, sino que también reunía a todos alrededor de la mesa, creando momentos de unión y conversación.
Cada fin de semana, Miguel cocinaba el guiso de lentejas para su familia. Las tardes se llenaban de risas y conversaciones, y el aroma del guiso se convertía en un símbolo de hogar y calidez. Miguel comprendió que cocinar para su familia era una forma de cuidar y alimentar el amor que los unía.