Las Acciones del Amor

Las Acciones del Amor

Era un sábado soleado de verano en la cuidad de Santurce localizada en el estado de San Juan en Puerto Rico

Ha pasado un mes desde que el mundo casi se acaba al ser hundido en 20 días de oscuridad. La total ausencia de luz estuvo acompañada de múltiples catástrofes, entre ellas terremotos tan fuertes que dividieron barrios enteros en dos. Javier, edad 25, residente de la Ciudad de Metrópolis, Toa Baja, aprovechó su fin de semana libre y su nueva oportunidad de vida para salir a tomar un café con su mejor amiga. Patricia, 27, residente del condado de Miramar, en San Juan. Ella sugirió encontrarse en la plaza pública Barceló, en el Barrio Obrero de Santurce. La recién reconstruida plaza de recreo tenía unas mesas y bancos en cemento para jugar dominó, atracciones para los niños, una fuente que dispara agua, hacía el aire cada hora acompañada de música y un quiosco que vendían diferentes estilos de café. Era el equivalente a "Starbucks" en el barrio.

Patricia y Javier no compartían juntos de forma presencial desde hace tres meses. El ajetreo de sus vidas personales y profesionales los tenían un poco distantes. Sin embargo, sobrevivir el apocalipsis les cambio a ambos su lista de prioridades. También, el tiempo sin verse les otorgo mucho material para conversar. Entre consejos, anécdotas, y chistes, así pasaron su sábado soleado de noviembre en Santurce. Entre los temas que conversaron fue como se sintieron durante el apocalipsis. Patricia, pensó que no llegaría a celebrar la próxima semana su aniversario número 5 con su novio José Julián. Ella, aunque estuvo en un refugio con su familia, no dejó de pensar en su pareja, quien era parte de la policía futurista y estuvo a cargo de mantener en orden el pánico en las calles de la República. Reflexionando sobre el casi casi final y el aniversario que se aproxima, Patricia le pidió a su amigo que le aconsejara sobre que regalarle a su pareja. Ella quería hacerle un obsequio bien pomposo para que nunca la olvide. Ella desbloqueó su celular y le mostró una captura de pantalla de una tienda por internet que vende ropa y accesorios para hombres., Era una camiseta y un reloj de lujo color gris. Costaba $85.99 Coquí dólares. Para Patricia, estos objetos se veían "lujosos y bonitos", pero no lo suficientemente "inolvidable". Javier le aconsejó que no gastara dinero comprando obsequios tan caros.

"No hay necesidad de gastar tanto" - opinó Gabriel

"¿por qué?"- preguntó

"Te estás enfocando demasiao' en que regalarle. En vez de pasar todo el día de compras en Plaza las Galaxias deberías darle el mejor regalo que no vas a encontrar en Aeropostale Way ni en Angela's Secret"

"¿Cuál?"

"Tu amor, atención"

"Con un regalo también demuestras amor." Opino Patricia. "Demuestras que te acordaste de esa persona especial."

"En mi opinión, el amor se demuestra con acciones, no con regalos." Respondió Javier moviendo la cabeza.

"Pero yo quiero obsequiarle el regalo más pomposo a mi novio para demostrarle que lo amo."

"No hay mejor regalo que el tiempo." Dijo Javier mientras reflexionaba sobre qué hubiera pasado si el mundo se hubiera acabado el mes pasado. "Tantas parejas y familias que hubiesen deseado tener más tiempo para compartir con las personas que aman."

"Yo creía que nunca más volvería a verlo. No volvería a estar entre sus brazos." Recordó Patricia mientras trataba de aguantar las lágrimas y se le formaba un nudo en la garganta.

"¿Y si vuelve a suceder el apocalipsis?" Preguntó Javier. "Esa es la razón principal por la cual debes enfocarte en crear más momentos y acumular menos materia. Una acción vale más que cualquier camisa en la tienda de ropa Duess que desaparecerá con el fin del mundo."

"Creo que tienes razón..." Dijo Patricia mientras guardaba su teléfono móvil.

"Con lo material no es lo único con lo que puedes ser detallista."

"Quizás..."

"Permíteme contarte una historia que me dará la razón." Dijo Javier. "Un cuento sobre las acciones del amor."

"¿Cuentos? Ay, Javier."

"Escucha y te quejas luego..."

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La historia de las acciones del amor, según contada por Javier a Patricia:

Hace mucho tiempo (que ni me acuerdo la fecha exacta) un amigo (más bien un conocido) estuvo desesperadamente enamorado de una de sus mejores amigas. Para ese amigo mío, el amanecer y el atardecer de sus días giraban alrededor de ella. La convirtió en la "emperatriz de su universo." Faltando un mes para cumplirse un año de conocerse, ella se mudó a otra ciudad y no se volvieron a ver más de manera presencial. De vez en cuando se escribían en las redes sociales, pero no es lo mismo. Todas las noches él dormía mirando la última fotografía que le tomó con su teléfono en la playa de San Juan. Esa fue la última vez que compartieron en persona antes de ella mudarse. Un lunes, mientras mi amigo caminaba en dirección hacia la estación Bayamón del Súper Tren Urbano, se topó con su gran amiga. En ese instante, los ojos de mi amigo brillaban más fuertes que una joya de la ciudad perdida de Atlantis.

"¡No puede ser!"- exclamaba ella sonriente mientras corría abrazarlo.

"¡¡Te extraño mucho!!" – le decía él a ella mientras se abrazaban.

Estuvieron más de una hora conversando y poniéndose al día de sus vidas. No obstante, el único tema que mi amigo no trajo a la conversación fue sus sentimientos. Él estaba enamorado de ella desde que se conocieron por primera vez. Aun cuando ella se mudó de la ciudad, él nunca tuvo el valor de decirle lo que sentía. Casi un año después de conocerse, él sentía que su corazón explotaría si no le confesaba sus sentimientos.




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