Las amigas de mi novia

Dos

Eron avanzó por el pasillo junto a Selene, sintiendo la presión de su mano en la suya, suave pero firme. Las antorchas iluminaban con delicadeza los muros de piedra mientras avanzaban hacia el gran salón. Había algo en el aire, un aroma a incienso y madera quemada que hacía que la atmósfera se sintiera pesada, casi sofocante. Respiró profundo, tratando de calmarse, pero no podía quitarse la sensación de incomodidad que lo había envuelto desde la enigmática advertencia de su novia sobre sus amigas. No sabía qué esperaba esa noche, pero su instinto le decía que nada sería igual después de los acontecimientos que estaban a punto de desarrollarse.

Al llegar a las grandes puertas del salón, un criado las abrió sin pronunciar palabra, revelando la magnificencia del lugar. Las lámparas de hierro colgaban del techo, y las paredes estaban adornadas con tapices de colores oscuros, imágenes de guerras y batallas, mezcladas con escenas de festines reales. Al fondo, junto a un ventanal que permitía la entrada de la luz de la luna, una figura alta y esbelta les esperaba. Eron la reconoció al instante: Lyra, la amiga más cercana de Selene, y una de las personas a las que él, por instinto, siempre había evitado. Había algo en ella, en la manera en que lo miraba, que lo hacía sentir observado, como si siempre estuviera jugando con él, aunque sus palabras fueran amables.

Lyra se acercó, con esa elegancia felina que la caracterizaba. Su cabello rojizo, recogido en un moño suelto, brillaba con los destellos de las antorchas, mientras sus ojos verdes centelleaban con un interés casi depredador. El vestido de Lyra, negro y ajustado, contrastaba con la pureza del de Selene, y aunque ambas eran bellas, la belleza de Lyra tenía algo de peligroso, como una flor venenosa.

“Querida Selene,” enunció Lyra, con una sonrisa que no alcanzaba a sus ojos, aunque su tono sonaba genuino. “Llegas justo a tiempo.”

Selene respondió el saludo con una sonrisa delicada, aunque en sus labios se dibujaba una pequeña curva que Eron no había notado antes. Era una sonrisa de satisfacción, como si algo estuviera desarrollándose exactamente como ella lo había previsto.

“Lyra,” respondió Selene, soltando la mano de Eron con delicadeza y acercándose a su amiga. “No me perdería esto por nada del mundo.”

Eron las observó mientras las dos mujeres se abrazaban. Había algo inquietante en la relación entre ellas, algo que siempre le había parecido extraño. No era nada más que una amistad; era más bien una conexión profunda que a veces parecía bordeada de complicidad. Cada vez que Selene estaba con Lyra, cambiaba. Su dulzura habitual se tornaba en algo más calculador, más controlado, como si Lyra expulsara una forma diferente de ella, una versión que Eron apenas reconocía.

Eron intentó no mostrar su incomodidad mientras las observaba interactuar. No quería parecer fuera de lugar en una conversación entre su prometida y su mejor amiga, pero era difícil no sentirse como un intruso. Durante los largos meses de su relación con Selene, había tenido pocas oportunidades para conocer bien a Lyra, y esas pocas veces le habían dejado con una sensación de inquietud que no lograba sacudirse.

Lyra se separó del abrazo y giró hacia él, su mirada fija y penetrante. Eron sintió un ligero estremecimiento cuando ella sonrió, esta vez de una manera más directa, casi burlona.

“Eron,” saludó Lyra, prolongando su nombre en sus labios como si estuviera probando su sonido, “pareces un poco tenso. ¿Es por la ceremonia? No deberías preocuparte. Todo esto es solo una formalidad, después de todo.”

Su tono era juguetón, pero había algo en sus palabras que lo hacía sentir que estaba siendo evaluado. Eron asintió, intentando sonreír.

“No es la ceremonia en sí,” respondió, buscando mantener la compostura. “Es... todo lo que representa.”

Lyra levantó una ceja, interesada. “¿Y qué crees que representa? ¿El honor? ¿El deber? ¿O algo más?”

Eron vaciló, no queriendo profundizar en lo que sentía en ese momento. No estaba seguro de qué pretendía Lyra con esa pregunta, pero había aprendido a ser cauteloso en su presencia. Selene observaba en silencio, como si estuviera disfrutando de la interacción entre ambos. Había un brillo en sus ojos, algo que Eron no lograba descifrar. No estaba seguro de si ella lo estaba evaluando también o si tan solo le divertía el intercambio.

“Es todo lo que significa ser un caballero. El compromiso con la justicia, con la protección de los inocentes.” manifestó Eron después de todo, eligiendo sus palabras con cuidado.

Lyra se acercó un poco más, de manera sutil pero suficiente como para hacer que Eron notara su proximidad. Sus ojos verdes lo estudiaban con un interés casi académico.

“Qué noble eres, Eron. Eres un hombre de principios. Es... refrescante, en un mundo donde muchos olvidan lo que en esencia importa.” expresó Lyra, con una sonrisa que no dejaba de parecer irónica.

Eron no sabía si lo que había dicho era un cumplido o una burla, pero decidió no responder. Selene intervino en ese momento, su voz suave cortando el hilo de tensión que se estaba formando.

“Lyra, no seas tan dura con él. Eron es puro de corazón. Y esa pureza es lo que lo hace tan especial.” reprochó Selene, sus labios se curvaron en una sonrisa más genuina.

Lyra soltó una breve carcajada, aunque no había verdadera alegría en ella. “Oh, lo sé, Selene. Créeme, lo sé. Por eso estamos aquí, ¿no? Para asegurarnos de que conserve esa pureza... o al menos, que aprenda a usarla correctamente.”



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En el texto hay: engaños., trampas y corrupcion, juegos de rol

Editado: 02.10.2024

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