Las amigas de mi novia

Seis

Varios días habían pasado desde la ceremonia, y la vida de Eron retomó una aparente normalidad. El silencio entre él y Selene era ahora natural, como una pausa necesaria después de las revelaciones y tensiones de los últimos encuentros. Pero en el fondo, algo había cambiado en Eron. No podía dejar de pensar en las amigas de Selene, en particular en Lyra. Había algo en ella, en su energía desafiante y en la intensidad de sus ojos, que la había marcado de manera inesperada.

El día en que le asignaron su primera misión como caballero fue uno de esos días en los que la emoción y la incertidumbre se mezclaban en partes iguales. El viento soplaba fuerte cuando recibió el encargo en la sala del consejo. Se trataba de un asunto delicado: una disputa territorial en una región cercana, donde los habitantes del lugar habían comenzado a alzarse contra los impuestos del reino. Eron fue designado para mediar en la situación, con el fin de evitar un conflicto mayor.

Cuando escuchó que Lyra sería quien lo acompañaría en esta misión, su corazón dio un vuelco. Era inesperado, pero a la vez, inevitable. Desde su primer encuentro, había sentido que representaba un enigma para él, un fuego latente que ardía en su interior. Esta sería su oportunidad de conocerla más, de ver más allá de la excitante fachada que ella mostraba a todos.

La partida se realizó al amanecer. El sol apenas asomaba en el horizonte cuando dejaron el castillo a caballo. El viaje sería largo, lo suficiente para que la tensión entre ellos se pudiera desvanecer o crecer hasta convertirse en algo incontrolable.

Lyra cabalgaba junto a él, y aunque había algo relajado en su postura, sus ojos seguían atentos a su alrededor. Eron no pudo evitar mirarla de reojo, captando la manera en que el viento movía su cabello oscuro y los destellos de fuerza que se reflejaban en su mirada. Era alguien acostumbrada al control, y Eron se preguntaba si alguna vez permitiría que alguien rompiera esa fachada.

—¿Qué te pasa? —preguntó Lyra sin mirarlo, como si hubiera sentido su mirada fija en ella.

—Nada... solo estaba pensando en lo que nos espera en la misión —sorprendido, titubeó antes de responder.

Lyra soltó una pequeña risa, una que no contenía burla, pero sí una ligera incredulidad.

—No eres muy bueno mintiendo, ¿verdad? Estabas pensando en mí. Se nota —comentó con un tono despreocupado. Después de verlo a los ojos reluciendo con una chispa juguetona.

Eron sintió un leve calor en sus mejillas. Era imposible ocultar sus pensamientos con Lyra. —Puede ser pero solo intento entenderte —admitió.

—Buena suerte con eso. Hay cosas en este mundo que no se pueden entender, solo experimentar —Ella volvió la vista al frente, con una sonrisa ladina.

Ese comentario lo dejó en silencio por un momento. Las palabras de Lyra siempre parecían esconder algo más, un reto oculto tras cada frase. Mientras avanzaban hacia el bosque que marcaba el comienzo de su ruta, Eron decidió cambiar de tema, pero no pudo evitar que su mente regresara sin parar a la enigmática mujer a su lado.

Conforme pasaron las horas, el paisaje cambió. Los verdes campos dieron paso a un terreno más accidentado y sombrío, una señal de que se acercaban a su destino. El viento silbaba entre los árboles, y el ambiente se tornaba más pesado, como si una tormenta invisible los envolviera.

Cuando acamparon al caer la noche, la tensión que había estado creciendo entre ellos alcanzó su punto más alto. Eron, sentado junto al fuego, observaba cómo Lyra afilaba su espada, sus manos moviéndose con una precisión casi hipnótica. No habían hablado mucho durante el día, pero la energía entre ellos era palpable. Era como si cada silencio estuviera cargado de palabras que deseaba expresar pero que era mejor mantener en desuso, sin preguntar.

—Selene no sabe lo que haces aquí, ¿verdad? —Lyra rompió el silencio.

La pregunta lo tomó por sorpresa.

—¿Qué quieres decir? —respondió, tratando de mantener la calma.

—Quiero decir que Selene no entiende la curiosidad que sientes por mí. Por nosotras. No te culpo, ¿sabes? Yo también estaría intrigada si estuviera en tu lugar —Su tono era directo, sin rodeos.

Eron sintió que su corazón latía más rápido.

—No es eso... —intentó explicar, pero las palabras se enredaban en su mente.

—¿No? Entonces, ¿qué es? —Lyra lo miró directo a los ojos, con esa intensidad que parecía perforar cualquier armadura.

Había algo en su mirada que lo desarmaba. No era solo el deseo de entenderla, sino algo más profundo, algo que hasta ahora no había querido admitir. Lyra lo atraía de una manera que no había sentido antes, no con Selene, ni con ninguna otra persona. Era una atracción peligrosa, pero al mismo tiempo irresistible.

—Eres... diferente a Selene —declaró , sin saber qué más agregar.

Lyra sonrió, satisfecha con su respuesta.

—Eso lo sé. Y tú también eres diferente a lo que ella cree que eres. Selene es lista, pero a veces no ve más allá de lo que tiene delante. Yo, en cambio... —hizo una pausa, como si saboreara las palabras—, yo veo lo que hay detrás de tus ojos.

Eron no supo qué responder a eso. La verdad era que, con Lyra, siempre sentía que estaba caminando sobre una cuerda floja, en un equilibrio constante entre la atracción y el peligro. Pero, por alguna razón, no quería bajarse de esa cuerda.



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En el texto hay: engaños., trampas y corrupcion, juegos de rol

Editado: 02.10.2024

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