Las aventuras de Mina White

Capítulo 11: El acto de noviembre ¿arruinado?

Faltaban cinco minutos para la actuación de Mina y Jon, los demás chicos de su clase, que habían pasado antes que ellos, lo hicieron muy bien y fueron aplaudidos por el público. Pero eso solo le producía más nervios a Jon.

La multitud de adultos intimidaba al joven, pues ese era su primer Festival de la luna desde que llegó al pueblo, y no quería hacer el ridículo frente a todos. «No debería haber problemas, practiqué a diario con Mina, y conseguimos poder hacer nuestro baile relativamente bien en los ensayos» se tranquilizó. Pero por alguna razón el miedo invadía su cuerpo con cada minuto que pasaba.

Faltaban tres minutos y la actuación que iba antes de ellos ya había terminado. Con desesperación el chico buscó entre el público alguna cara conocida, y pudo divisar las siluetas de su madre y la de Mina, estaban prácticamente en primera fila, ambas ansiosas por ver a sus hijos actuar.

Sus nervios aumentaron aún más al faltar solo un minuto, igual que el de todos los que estaban detrás del escenario, algunos buscaban desesperados por todo el lugar, y otros esperaban resignados a que apareciera ella. No había mucho que se pudiera hacer y todos lo sabían muy bien.

—Maestra Lisa ¿la encontró? —preguntó el joven al ver que su profesora se acercaba a él.

—No, la señorita White no aparece por ningún lado. Necesitamos un reemplazo.

—Pero…

—¡Yo puedo hacerlo! —exclamó Elizabeth, que parecía estar esperando una oportunidad —Mina y yo estuvimos practicando juntas, y sé todos sus diálogos de memoria.

—Bueno, supongo que no hay de otra. Seguiré buscando, señor Black ayude a la señorita Blair a prepararse para la obra.

La maestra salió corriendo en dirección a los salones para buscar a Mina que, desde hace varios minutos, no aparecía por ningún lado. La mitad de los maestros la estaba buscando, y la otra mitad hacía lo posible por ocultar el hecho de la forma más discreta posible.

—¿Qué fue eso de que estuviste practicando con Mina? —preguntó Jon a la joven que, evidentemente, sabía más de lo que aparentaba.

—Lo que oíste —dijo Elizabeth desde uno de los probadores.

—Mina jamás me lo mencionó —comentó decaído. Y acto seguido se recostó en un armario que parecía ser parte del escenario.

—Pues, tal vez solo quería tener un poco más de práctica —sugirió ella.

—¿Qué mis clases no fueron suficiente?

—Yo no dije eso, y no creo que ella lo pensara —agregó acercándose con el vestido que debería haber usado Mina.

En cuanto la pelinegra apareció con el vestido, Jon se quedó completamente sorprendido, tal vez por su personalidad no lo parecía, pero Elizabeth Blair tenía una apariencia similar al de una princesa; muchos chicos de la escuela lo decían a menudo, y al verla con ese vestido tan elegante, el joven reafirmó las palabras de sus compañeros de clase: parecía una auténtica princesa.

—¿Qué dices?, ¿me queda mejor que a Mina? —preguntó posando.

—No —contestó sin pensar —. Quiero decir… no llegué a ver cómo le quedaba a ella.

—¿En serio?

Jon asintió, ese había sido otro problema y es que, en todo momento de las prácticas, Mina se había negado a usar el vestido en frente de él, eso le producía un malestar en el estómago al joven que no lo dejaba pensar con claridad.

—Creo que no quería mostrármelo… —musitó.

—Qué pena, tal vez se sintiera avergonzada de mostrártelo.

—¿Tú crees?

—Estoy segura —respondió con una sonrisa.

Un ruido se escuchó detrás del chico que lo hizo saltar del susto, provenía del armario en el que estaba apoyado. Intrigado quiso abrirlo, pero Elizabeth lo detuvo rápidamente.

—No lo abras. Hay un parlante en él, ¿ves? —dijo mostrándole un cable que salía de allí —Si lo abres lo desconectaras y tendremos otro problema que resolver.

Jon asintió con la cabeza, no quería tener más problemas antes de salir a escena. Ya iban retrasados diez minutos cuando la música sonó para dar inicio a su presentación.

—¿Lista?

—¡Ja! para esto nadie está listo —dijo con una sonrisa.

A Jon no le pareció descabellado, todos esperaban que apareciera Mina, pero en su lugar verían a Elizabeth. Aun así, sus palabras le resultaron muy sospechosas, pero si lo eran… ya era tarde, pues el espectáculo había comenzado.

Para sorpresa de él, Elizabeth tenía razón, sabía los pasos de memoria y a diferencia de Mina ella no lo pisaba cuando bailaban. Aliviado, suspiró levemente, parecía que la obra sería todo un éxito, Elizabeth y él bailaban muy bien juntos y el inicial desconcierto del público se había disipado dando lugar a unos aplausos ocasionales. Aunque eso no duró por mucho.

Un sonido desagradable y muy agudo se escuchó por el escenario, era el sonido de un micrófono encendiéndose. Y no estaba en el guión.

—¿Tan pronto? —dijo Elizabeth confundida.

Por su cara se podía ver como sabía lo que estaba sucediendo, pero al parecer no estaba sucediendo como ella creía. Jon por otro lado estaba completamente confundido, pero intuía que algo malo iba a suceder.




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