Las aventuras de Mina White

Capítulo 15: Padre y valor.

Jon se balanceaba débilmente en el columpio de la casa de Mina. El chico estaba esperando pacientemente que su amiga se despidiera de Arthur, y que volviera, probablemente para enterrarlo a él en su patio trasero y plantar un manzano sobre su cuerpo, después de todo, había arruinado su primera salida padre-hija.

Los minutos pasaron y mientras más tiempo tardaba su amiga, más ganas tenía Jon de escapar de allí, pero si lo hacía solo empeoraría todo. Por lo que se quedó esperando unos minutos más hasta que una inexpresiva Mina White salió al patio donde él se encontraba.

Su seria e inexpresiva mirada pusieron increíblemente nervioso a Jon, incluso más de lo que ya estaba. Jon llegó a sentir envidia de Elizabeth, la cual se había marchado con su madre luego del incidente en el planetario, y que probablemente estaría castigada un buen tiempo (otra vez). Por su parte, su abrupta interrupción provocó que Mina se viera obligada a dar por concluida su salida y volviera con Jon a casa.

La joven Mina se sentó en el columpio de al lado y comenzó a balancearse como si no pasara nada, como si el chico a su lado no hubiera arruinado un evento que había estado esperando por mucho, mucho tiempo. Eso confundió al joven que simplemente se quedó callado. Otros 5 minutos pasaron y Mina detuvo en seco el columpio.

—Estoy esperando tu explicación —dijo viéndolo fijamente.

El joven tragó saliva y comenzó a explicarle todo lo que Lizzy y él habían hecho y lo que Jon había creído al verla pelear con Arthur. Mina suspiró y le explicó que simplemente quería ver cómo se veía su cabello corto, y esta se había negado, aunque dada la situación era probable que se lo hubiera acabado mostrando de igual modo.

—¿En serio creías que no podría defenderme por mí misma? —preguntó un poco ofendida.

—Es que…

—Olvídalo —interrumpió ella.

Jon mantuvo su mirada baja, demostrando su arrepentimiento por haber malinterpretado toda la situación, pero para él, Mina era alguien muy importante, y el pensar que pudiera estar en peligro lo hicieron actuar sin pensar. Aunque eso no borraba el hecho que lo había arruinado, y en grande.

—Aun así, debo decir que me sorprendió el hecho que saltaras a defenderme de ese modo —dijo sonriendo tímidamente —te viste un poco genial.

—¿En serio? —preguntó alegre.

—Solo un poco —aclaró ella.

Ambos se rieron y el ambiente entre ellos se relajó, así era como a Jon le gustaba estar con Mina, los últimos días la había notado distante y extraña de cierta forma. Y ahora sabía el porqué.

Lo que el joven no era capaz de entender era por qué guardaba el secreto de ellos, sus amigos. Siendo ella como era, lo primero que debió hacer fue presumir con ellos, pero no lo hizo.

—¿Por qué no nos dijiste sobre tu padre?

Mina se encogió de hombros y miró hacia el cielo, como si buscara la respuesta a la pregunta de Jon.

—No lo sé, supongo que no sabía qué hacer.

—¿A qué te refieres?

Mina le contó a Jon que poco después de haber sido castigada su madre recibió varias llamadas de Arthur, pidiéndole verlas a ella y a Nana. Esta última se negó rotundamente, pero Mina quería conocerlo al menos, y así primero tuvieron unos cuantos encuentros los tres y ese día su madre les había dejado salir al planetario juntos, para después reunirse los tres.

En ese momento el sonido de una canción comenzó a sonar desconcertando a Jon. Mina sacó de su bolsillo un celular, bastante nuevo con una funda color violeta, muy llamativa, y se lo llevó a la oreja.

—¿Tienes un celular?

—Shh, es mi mamá —lo calló alejándose un poco.

Jon esperó unos momentos hasta que Mina volvió hacia él, se veía bastante incómoda por la llamada, y sentándose de nuevo en el columpio comentó.

—Mi madre te manda saludos, y dice que a la próxima te invite.

—No sabía que tenías un celular.

—Arthur me lo dio. Dijo que ya iba siendo hora de tener uno.

Jon se quedó pensativo unos momentos, hasta que por fin decidió hablar.

—¿No lo llamas papá?

Mina negó con la cabeza, y se columpió de manera más agresiva, como cuando se preparaba para saltar de él.

—¿Por qué?

Mina saltó del columpio y aterrizó en el césped tambaleándose un poco para no caer. Jon hizo lo mismo y aterrizó mejor que la última vez que lo hicieron.

—No lo sé —respondió dirigiéndose al peral del costado del patio. Se sentó y le hizo señas a Jon para que viniera.

—¿Qué piensas realmente de él? —dijo luego de sentarse. Pero Mina no respondió de inmediato, en su lugar se encogió como bolita y ocultó su cara en sus rodillas y musitó algo inentendible a Jon. —¿Qué dijiste?

—¡Dije que no lo sé! Él me abandonó cuando era bebé, y ahora vuelve pidiendo perdón, y dándome regalos. Es decir ¿qué debería hacer? ¿Por qué no puedo mandarlo por donde vino o aceptar sus disculpas? No sé qué hacer Jon.

El chico no sabía cómo reaccionar o qué hacer por ella, por lo que se quedó abrazado a Mina durante varios minutos, la última vez que la había visto así fue en el pico de la luna y abrazarla había dado buenos resultados, por lo que valía la pena intentarlo nuevamente. Pero a diferencia de aquella ocasión, ella no lloraba ni se veía triste; en realidad parecía confundida y muy enojada, tanto con Arthur, con ella y con toda la situación en general.




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