Las aventuras de Selene: volumen I

Capitulo Nueve: Nuevos sentimientos y oportunidades

¿Qué podía decir? Al llegar a la escuela la mayoría de los estudiantes se comportaron igual que el día anterior. Entre bobos susurros y miradas poco discretas, el tema del momento era la joven bruja Smith. Debía admitir que aunque era algo insultante también tenía sus ventajas. Ver las miradas de asombro y miedo de algunos de mis compañeros me hacía sentirme algo poderosa y eso me estaba comenzando a gustar, ¿acaso eso era malo? Yo no lo creo, solo era un sentimiento tonto que pronto desaparecería al igual que los rumores.

Tal vez te guste sentirte odiada tanto afuera como dentro de ti.

Definitivamente había algo distinto este día. Frente a todo el mundo, creando aún más comentarios, Archer, vino decidido y me acompañó hasta nuestro salón. No pude dejar de sonreírle en ningún momento. Lee era mi pequeño héroe del día. Sin importarle lo que nuestros compañeros susurraban se mantuvo con la frente en alto.

Todo parecía normal hasta que Bonnie apareció en nuestro camino.

Siempre ha sido una maldita.

Al verme y ver a Archer junto a mi, automáticamente su vista bajo en señal de enojo. No sabía bien si estaba dirigida hacia mí o si iba para Archer, pero la verdad era que ya no quería sentirme mal por lo que lo dejé pasar. Estaba diferente. Su cabello que normalmente lo llevaba recogido y bien cuidado, ahora estaba libre de ataduras. Sus rizos rojizos iban de un lado al otro.. Una pequeña aunque definitivamente extraño cambio, ya que jamás le habían gustado.

– Selene – Lee llamó mi atención.

– ¿Qué?

– Ya sabes como es Bonnie, siempre ha necesitado su tiempo. Estoy seguro que en unos días se le pasará — sugirió con esperanza.

– Tal vez tengas razón... – le respondí para luego en un tenue susurro meditar para mi misma – o por lo menos eso espero.

— Debe estar en un momento donde le gusta tratar al resto del mundo como la perra que es.

Pues no miente.

Me di vuelta para mirarlo con extrañeza. No pude evitar abrir la boca de asombro. Lee jamás diría eso de una chica, mucho menos de Bonnie. Él era un buen chico, el mejor chico que conocía. Esas palabras para nada parecían ser suyas, pero definitivamente había oído bien.

— ¿Por qué dijiste eso?

— Yo... no lo sé — se sorprendió a sí mismo, algo confundido se quedó en blanco a la mitad del pasillo mirando a la nada — ¿Por qué lo dije?

Me asuste al ver cómo en verdad estaba perdido en su mente.

— Lee, ¿estás bien? No pareces estarlo — señale tomando su brazo —. Tal vez deberías ir a descansar en la enfermería un poco.

— Si, estoy bien — afirmó sin seguridad, tomando su cabeza, como si le doliera —. Es que no sé de dónde nació exactamente lo que acabo de decir.

— Está bien — sonreí tratando de restarle importancia al asunto.

Cuando el timbre sonó me despedí rápidamente de mi amigo y me senté en mi lugar asignado. Me sorprendió no encontrar a Dragomir en el asiento junto a mí. Me dio curiosidad saber el porqué no estaba pero cuando la clase comenzó y el profesor Lakatos pidió total concentración para explicar derivadas, me olvidé de la ausencia de Dragomir. Por lo menos la mayor parte de la clase.

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Después de una hora entera de matemática ya me estaba comenzando a doler la cabeza. No porque no pudiera comprender los temas. No quería sonar pretenciosa ni nada por el estilo, pero era bastante inteligente. Mi promedio era el 5to mejor de la clase y se que si me esforzara un poco más, fácilmente derrotaría a Emma, la cual obviamente era la mejor. Pero siempre había una cosa que me detenía, la energía. Lo sé, suena muy tonto. Tengo 14 años y me deberían sobrar la energía para leer un tonto manual escolar, pero no era así. Siempre que debo decidir entre hacer la tarea y prestar atención, mi cerebro simplemente me autoconvence de que de todas formas voy a aprobar, y terminó por hacerlo, por lo que no le veo el sentido a esforzarme si de todas formas todo saldrá bien.

Espero que en el futuro eso pueda cambiar, de todas formas soy joven, aún tengo tiempo.

Durante el receso Archer me acompañó y trató de animarme un poco, un gesto bastante dulce. Intentamos olvidarnos de su comentario, yo por lo menos lo había hecho, Archer aún se encontraba bastante perdido. No se quedó conmigo todo él receso, como era de esperarse tenía que hablar con el entrenador Menzies sobre el equipo de rugby, por lo que luego de despedirnos camine por los corredores para llegar a la sala de música. Tristemente algo me impidió llegar. y esa fue una voz bastante familiar. Una voz masculina la cual me hizo detenerme al instante solo para poder oírla bien.

No quería que me viera espiándolo por lo que traté con todas mis fuerzas de esconderme detrás de los casilleros. No podía ver a quien le hablaba pero sí podía escucharlo perfectamente.

– ¿Te conozco? – preguntó la melodiosa voz de Daniel Kelly.

Al escuchar la respuesta supe que se trataba de Velkan Dragomir, lo que por alguna razón hizo que mi curiosidad se incrementará aún más.

– Soy nuevo, así que supongo que no.

– Que extraño, me resultabas bastante familiar. ¿En qué año estás?

Me resultó muy raro que justamente Daniel Kelly, el rey de la escuela, estuviera hablándole a Dragomir. No porque Daniel fuera una persona con estándares altos como el resto de su grupo. ¡No!, era justamente porque Daniel era diferente al resto del colegio. Era un chico dulce y de sentimientos profundos, los cuales solo mostraba a la tonta de Emma. Desde el día que llegó a la escuela siempre me había intrigado todo sobre él.

Es que era tan diferente.

Aun recuerdo el primer momento que lo vi. Fue una imagen muy clara. Fue hace como dos años atrás, era el primer día de escuela de Daniel. Su padre había sido transferido desde Londres. Estaba comiendo con Bonnie y Archer, y vi al final de la cafetería, sentado en una mesa solo. No le había hablado a nadie y sinceramente parecía tan perdido que resultaba tierno a la vista, cuando junté el valor necesario para ir y hablarle, Hunter ya se me había adelantado, al igual que siempre. Ella siempre me ganaba, en todo, todo el maldito tiempo. Daniel obviamente no iba a ser la excepción.




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