Las aventuras de Selene: volumen I

Capitulo Catorce: atrapada en el reflejo

Debes salir de aquí. Ahora antes de que sea demasiado tarde.

Estaba completamente segura que debía de haber pasado por lo mínimo media hora y sin saber exactamente que hacer, comencé a caminar. Primero, salí de la escuela, y minutos más tarde, ya me encontraba en el centro de la ciudad. Eran los beneficios de vivir en un pueblo olvidado por dios. Todo estaba relativamente cerca. Baje la vista hasta mi celular, no era muy sorprendente saber que no tenía señal pero si que solo en 10 minutos ya había ido y cruzado todo el pueblo. Desde que tengo memoria caminar me ayudaba a pensar, a concretar mis ideas, y justamente este parecía el momento ideal para ir a dar un paseo por el Belfarm de la otra dimensión.

A diferencia de mi ciudad natal real, este lugar era sombrío. No había luz, ruido, ni ningún tipo de movimiento. Las crestas de los árboles solamente parecían estar pintadas. No solo era por la ausencia del viento. Todo el lugar carecía de la esencia de la vida. Por el momento las únicas criaturas que habitaban este lugar eran la supuesta otra persona que había mencionado el siervo y yo.

Noté algo muy interesante al ver una de las vidrieras de una tienda de zapatos en la calle principal, así que decidí acercarme a ella para comprobarlo. Coloque ambas manos sobre el vidrio y poco a poco comencé a acercarme aún más. Mi corazón se llenó de asombro al ver que no había ningún tipo de reflejo. Era como si yo misma no existiera dentro de este plano.

"Eres una estupida, Selene. Siempre arruinas todo", las palabras de mi madre resonaban como un eco en mi cabeza, porque aunque me doliera admitirlo ella siempre tenía razón. El objetivo de mi vida era arruinar todo lo que tocaba, no podía estar dos segundos sin destruir algo. Solo en esta última semana había sido Emma, mi amistad con Bonnie, el gnomo y hasta tal vez mi confianza con Areu al robarle el libro.

Esta era la primera vez que realmente me ponía a pensar en el libro de las criaturas, y en cómo eso podía destruir mi confianza con mi maestro. No debí haberlo tomado de su biblioteca sin su permiso, debí haberle preguntado, pero eso es lo que siempre hago. Es mi más grande y peor don. Siempre hacía lo que quería sin pensar en cómo mis acciones podrían afectar a los demás, era algo que no podía evitar y no sabia porque.

De verdad esperaba de corazón que Areu no se percatara de la ausencia del tomo, porque si lo llegara a saber... no se si podría verlo a la cara nuevamente. Jamás se había enojado realmente conmigo, siempre me regañaba o tenía mala cara pero él jamás fue malo conmigo. Él sí sería un buen padre, y aunque todavía no lo sabía, ya lo había defraudado.

— Siempre somos buenas en meter la pata, ¿no, Selene? — me pregunté en voz alta viendo la vitrina.

Solo cuando es necesario.Cometer errores no es malo.

— Nunca pensamos en lo que hacemos, por eso todos nos odian.

Vivir es no arrepentirse, y los humanos no son más que insectos creados para saciarse.

— Es cierto, pero aun así... vivir no significa nada si no puedes disfrutar estar vivo con los humanos — filosofe.

Hace mucho que no me hablas directamente a mi. Estaba empezando a ponerme ansiosa. Hace unos, ¿siete meses? Tal vez un poco más. No recuerdo el día con exactitud, ¿tu lo haces?

Odia su maldita prepotencia. Esa voz no era más que una maldita pesadilla que se hizo presente el día que obtuve mis poderes.

Hace unos meses había decidido no volver a pensar en ella. Decidí ignorarla. Lo había hecho bastante bien, hasta ahora.

— No eres más que una voz molesta dentro de mi cabeza — dije con molestia —. No veo la necesidad de hablar con algo que no existe. Porque al igual que mis sentimientos, no eres más que una molestia.

Sabes que soy mucho más que eso, y para tu pesar yo si existo. Por lo mucho que te duela, Selene, somos lo mismo. Nacimos del mismo núcleo. Sin ti, yo no podría existir, y sin mi...

— Mis poderes no existen, por lo que yo no existo — complete su frase cerrando los ojos.

Muy bien, Selene. Veo que estás comenzando a comprender cómo funciona esto.

— Lo sé bien. No has dicho otra maldita cosa desde el día que te escuché por primera vez. Podrías improvisar algo nuevo de vez en cuando. Así por lo menos no me aburriría al escuchar tu voz.

Me sorprende lo poco que has cambiado desde la última vez que decidiste hablarme. "El incidente de Julio", ¿lo recuerdas, Selene? Eras una dulce y buena niña entonces.

— Nunca fui dulce — repliqué —. Ni buena.

Eras tan inocente, demasiado humana, muy débil. Debes entender que lo hice fue pensando en tu bien. Mejor dicho... "nuestro bien".

Suspire con cansancio.

— Yo nunca olvidó, ni perdonó. Una traición es una traición, y tú me engañaste... No importa. No volveré a caer en juegos tan sucios.

Oh, lo sé, soy tu conciencia más profunda. Se lo que sueñas, lo que anhelas, lo que odias y lo más importante de todo, lo que deseas. Esa pura emoción es lo que nos mueve hacia adelante, ¿recuerdas? El deseo puro, que existe dentro de tu alma.

— Yo no deseo nada — aclaré.

¿Estás segura de eso?, dijo juguetona. No estaría tan segura.

— Si, desear cosas no trae más que decepción y desesperación, y son cosas que ya no puedo sentir. Todo gracias a ti, a tus malditos juegos.

¿Eso es lo que piensas o es algo que alguien más ha intentado hacerte creer? Eres capaz de tener todo lo que quieres, pero te niegas aceptar tus instintos más bajos, instintos que son naturales en ti. Lo peor de todo es que dejas que alguien tan débil como Areu te diga qué hacer.

— Quiero que dejes de llenar mi cabeza con tus mentiras — le advertí —. No tienes más que veneno para dar.

¿Mentiras? Sabes tan bien como yo que no puedo mentirte. Ese es el problema, ¿no? Ha sido el problema desde el día que aparecí. Por eso me odias, y por eso te odio.




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