Las cartas que se quedaron en el cerezo

Camino al cielo

El día que decidí terminar con mi existencia pasaron un millón de cosas por mi cabeza, casi toda mi vida la vi como una película en la cual el sufrimiento habido sido el protagonista, la mayoria de las consecuencias parecían ser mi culpa y todo pintaba a que todo lo merecía por no poder tomar mi vida en serio, y también por tomar mi vida muy enserio, pues dicen que solo vamos de paso y deberíamos vivir más que pensar y me refiero a pensar con el corazón, seguir metas y sueños, seguir el camino que marcaba mi alma para poder resplandecer en esta carrera. 

Resulta que me tenía solo a mi en esos momentos para poder tener el suficiente valor y salirme de la casa a tan altas horas de la noche, era la primera vez que sucedía pero era más por necesidad que por gusto, necesitaba poder sentirme un poco cerca de mi madre pues no siempre los recuerdos calman la necesidad de cercanía y aun menos la que yo necesitaba en ese momento.
 Salir de la casa para ir en busca del cariño de mi madre aun sabiendo que no sería aquello lo que encontraria, sino una tumba con flores marchitas y un montón de tierra fina.
Los pateónes no solían darme miedo, más bien me tranquilizaba, cada persona que ahí descansaba guardaba un misterio sobre su tumba cada uno tuvo algún sufrimiento en vida y tantos sueños y metas que jamás pudieron alcanzar. 

Mientras caminaba entre las tumbas en busca de la que me daría un poco de calma yo tarareaba la canción que ella me había enseñado y la cual me cantaba cada loche antes de dormir hasta el último día que estuvo conmigo. 

 

-He llegado mamá, sé muy bien que estarías muy molesta o estás por estar aquí a estas horas. Pero también sé que tú estás enterada de la situación y de lo mucho que te extraño, me haces tanta falta en mi vida y siento que a veces pierdo el camino. Te traje estas flores las compre por la mañana, son tus favoritas y la casa parece tener tu presencia cuando ellas están.- me puse de rodillas para poder acomodarlas y de repente se oyeron algunos pasos a mi derecha.- ¿Alguien está ahí?. - pregunte rápidamente. 

Una voz que por alguna extraña razon se me hizo familiar me respondió. - Creí que era el único ser humano que visitaba los panteones por la noche, ¿te encuentras haciendo algún rito satánico o solo vienes a desahogarte un poco?

-En realidad hay muchas personas que visitan los panteones a estas horas, yo solo vine a... Bueno vine a, ¿porqué me miras así? No te conozco. -sentí enseguida un calor en las mejillas qué me dejaba claro que estaba roja como tomate. 

-No te pongas nerviosa te miro así porque me pareciste muy linda y pues es interesante que una chica como tú decida estar aquí '¿A quien visitas? ¿Estas buscando sentirte mejor? - Suspiró y se recargo sobre la tumba de mi mamá. 

-Amm yo vine precisamente por eso, quiero sentirme mejor estando más cerca de mi mamá, supongo que ella está aún camino al cielo, dicen los abuelos qué tardan cierto tiempo en llegar al cielo, ha sido algo difícil ella murió hace un par de semanas y siento que estoy muy perdida desde ese día. Bueno no quiero ser grosera pero en verdad quiero esrar a solas aquí- Volteé para otra dirección y me acomode el mechón de cabello qué tenía suelto detrás de mi oreja. 

 

Él hizo algunos sonidos con la boca que no logré entender y después se acercó a mi-Si es que llegas a necesitar algo o a alguien que de verdad te escuche aquí estaré para ti, no nos conocemos pero somos dos personas a las 2 am en un panteón retirado del pueblo-y desapareció en la oscuridad tal como llegó. Lo vi sentarse sobre una tumba en la esquina del panteón y movia las manos como si estuviera en una buena platica o algún debate, quizá sería algún familiar. 

Yo solía pensar que mi madre me acampañaba a donde sea que yo fuera. - Ya estuve un buen rato aquí contigo mamá y no tarda en amanecer, espero que tu puedas guiarme nuevamente te amo y te extraño-. 

Mientras caminaba en dirección a la barda qué había saltado para poder ingresar, él me seguía y unos pasos mas adelante se pasó frente a mi y me detuvo - sería muy grosero de ambas partes no presentarnos ¿no crees? 

-Tienes razón soy algo distraída, mucho gusto soy Alodi y perdón si fui grosera hace un rato, en verdad necesitaba estar sola. ¿Cuál es tu nombre? Y bueno si no es inconveniente a quien vienes a visitar? 

Pareció ignorarme y siguió caminando hacia atrás mientras me veía - ¿has visto el amanecer desde aquí?  Yo lo he visto un par de veces y ni esas nubes tan preciosas se comparan con lo lindo  que se verá tu iris con los primeros rayos del día y espero que esta vez ni te sonrojes tanto. 

-He visto el amanecer desde mi ventana y deseo que en algún momento haya un camino al cielo para que pueda abrazar a mi viejita, algunas nubes, cuando la tarde va cayenda parecen crear un camino y justo ahí es donde pienso que ellos bajan a abrazarnos y se quedan hasta que cae la noche. 

 

-¿Dejemos las melancólicas y la tristeza por un rato? , sígueme no te vas arrepentir-no pude responder porque me tomo de la mano y corrimos sobre las tumbas hacia la barda muy alta la cual trepamos con mucho cuidado para que ninguno resbalara. Nos sentamos y esperamos a ver el amanecer. 

-Esto me da mucha paz después de visitar a mis abuelos, son las personas que más me han querido y las cuales dedicaron su vida a criarme, por cierto, mi nombre es Cael y no me gusta pero así lo eligieron para mi. 

Y es muy cierto, quiza si hay algún camino al cielo el cual es invisible para nosotros y solo las personas lo conocen cuando mueren. Hay muchas historias sobre la muerte y en la que demás creo es que las personas se reencuentran con sus familiares al morir, deseo tanto poder volver a verlos. Bueno espero esto te haya gustado y deseo volver a verte. 

 

Y volvió a desaparecer.... 

 

 

 

El día que decidí crear mi propio camino al cielo pensé en eso, en ver a mi madre y darle un fuerte abrazo y no estaba siendo egoísta al pensar solo en mi, muchas veces necesitamos pesar solo en nuestro bienestar y luchar por él para poder seguir, lo que menos quería en ese momento era seguir, era una lucha constante con mi mente y corazón, mamá me había pedido que cuidara de mi padre y de mi heremana pero ya no podía, demasiada para un solo corazón y una mente cansada. 




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