Las Cinco Lunas [saga moons #1]

Extra tres

Chelsea

   Querido padre:

   Me pregunto si alguna vez, aunque sea solo una en muchas horas en la cual tu vida es diferente a la mía, pensarás en mí como una parte tuya. Compartimos una minúscula sección de sangre, y aunque no sea como aquellas niñas que siempre deseaste que fuera, mamá dice que heredé algo de tu comportamiento. Estoy bien, y pese a mis ocho años, he logrado entender una gran lección de lo difícil que es la vida cuando no eres deseada por alguien que, desgraciadamente, aprecias mucho.

   Hace unos días comencé la primaria. Tal vez la curiosidad te este picando en cuanto a mi educación, o tal vez el por qué la empecé ahora, y no antes. La verdad es que… no lo sé. Mamá dice que soy una niña muy lista, que soy muy hermosa y que soy un ser muy importante para ella, pero aunque lo diga para hacerme sentir mejor, veo que sigo sin ser nada de eso para ti. La apreció mucho, la quiero mucho, y me atormento cada día al pensar si alguna vez tuviste un mínimo afecto por ella. Tampoco tengo respuesta para ello, y creo que, si algún día te encuentro, jamás me atrevería a preguntártelo.

   Mamá y yo solemos hablar mucho, después de clases, antes de ir a dormir, cuando tenemos tiempo libre. Me ayuda en mis tareas, aunque la mayoría de las veces prefiero hacerlas yo sola, pero con ella de compañía. Las cuestiones de por qué ella no ha conseguido un novio varían mucho, y me preocupa, porque sinceramente, mi madre es joven, bonita e inteligente, algo que tú no supiste apreciar a la perfección. Pero, como nos contamos todo, me confesó que ya no quiere estar en esa etapa de la adolescencia, donde se desea experimentar, amar y ser amado. Dice que ya lo vivió, y que vivirlo una vez más la cansaría mucho. “Yo amé y fue amada, y de eso naciste, querida hija. No me arrepiento, pero no tengo que volver a esa etapa que ya pasó. Si me encuentro a un hombre bueno, está bien, pero si no lo hago, también está bien. Te tengo a ti en mi vida, con eso me basta” confesó un día en la que estaba dibujando las letras del abecedario. Me sorprende, pero no me decepciona, porque puedo ver en su rostro algo llamado “madurez”, y espero ser como ella algún día, más vale tarde que nunca.

   No tengo muchos amigos, y no me importa, tengo a mis ositos de felpa y a mamá, pero cuando estoy en la escuela, no tengo a mis ositos, porque no quiero que se ensucian, ni tampoco a mamá, porque ella trabaja, de lo cual no me quejo, pero no me gusta ver su cansancio cuando me viene a recoger, me hace llorar. He aprendido a la perfección las vocales, el abecedario, a sumar, restar, multiplicar y dividir, y he ganado muchas estrellas en los reportes que escribe mi maestra. Lo hago por mamá, para que ella esté feliz. ¿Eso me hace mejor persona… o sigo sin ser la que tu deseas? No estás aquí, así que es imposible saberlo.

   Esta mañana, cuando estaba en la biblioteca, leyendo un libro de cuentos infantiles, pude ver a Lara. Su cabello está muy blanco, y su piel también, y su par de amigas siempre la apoyan, lo cual me da celos, no encuentro otra forma de apagarlos, si no es haciéndole daño. ¿Por qué soy así?, ¿Por qué no puedo estar tranquila, en paz y conforme con lo que soy? Quería hacerla llorar, pero sus amistades siempre la defienden, por lo que puedo ver, esas dos niñas son muy fuertes, sobre todo la castaña. No recuerdo muy bien sus nombres, supongo que es porque no presto atención cuando la maestra toma asistencias. También tiene un amigo, el cual no suele hablar mucho.

   Luego de perder una nueva batalla, terminé con lágrimas en los ojos. Fui al baño, me las sequé y me quedé pensando en el jardín lleno de girasoles que tiene esta escuela. Me alegraba, no sé si son mis flores favoritas, pero son bellas, sobre todo cuando las cubre el sol. De repente, una sensación extraña en mi estómago me desesperó, un raro remolino me envolvió, y sin siquiera saber qué fue lo que hice, terminé en el jardín, en medio de esos girasoles. Las náuseas me atacaron, no pude contenerlas, por eso el vestido nuevo que mamá compró, terminó lleno del sándwich que había comido recién. Las maestras se acercaron desesperadas, me limpiaron y llamaron a mi madre, creo que pensaban que estaba enferma, pero en realidad, estaba en shock, y nerviosa, tan nerviosa que cuando mamá vino y me llevó a casa, no pude hablarle hasta la noche.

   Ese día, mi madre me consintió. Me hizo un baño de burbujas, preparo chocolate caliente, y me abrazó mucho mientras mirábamos caricaturas. ¿Qué fue lo que me pasó?, ¿Por qué, de un momento a otro, termine en un lugar sin siquiera caminar?, ¿Soy igual que tú?, ¿Tengo un poder? Si es que lo tengo, no sé cuál es, y si llego a descubrirlo, no puedo contárselo a mamá, porque gracias a los tuyos, ella sufrió un infierno. Tengo que irme, es hora de dormir, mañana hay escuela.

Tuya siempre, Chelsea.

 

 

¿Qué creen que abordará el segundo libro? Yo estoy emocionada con él, jejejejeje. Por favor, nunca olviden que son muy importantes y que valen la pena :D.

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Besos infinitos, G.S

 




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