La vida continúa, mientras que unos niños seguían escuchando el llanto de sus madres.
Otros niños eran llevados ante sus madres solo para decirles adiós.
Los niños que regresaban a la habitación traían en sus brazos las cabezas de sus madres.
Los llantos eran inconsolables, y algunos ni podían llorar.
Sus ojos estaban muertos.
No me imagino un dolor así, o más aun la sensación de tener que decidir sobre su propia madre.
Dentro de la habitación de aquellos niños había una mujer que estaba custodiada por soldados.
Esa mujer arrebataba las cabezas de las mujeres ya muertas y les cocía la boca.
Ya terminado ello, se podía a ver sus sonrisa. Esa sonrisas estaban cocidas.
Algunos niños pedían que por favor se les devolvieran a su madre, y la niñera aceptaba esa petición solo con una condición.
Recuerdo el rostro de aquel niño, era algo horroroso volver a ver a tu madre, y ver que sus ojos ya no estaban.
El otro grupo de niños que se encontraban inmutados ante esa situación no querían decir nada y ni hacer nada, solo se tiraban al piso o se abrazaban uno con otros.
Después vi que llego una de las perdonadas, aquella mujer traía consigo un costal, sólo se podía observar que de ese costal salía sangre.
En su respectivo momento pensé que eran las partes ensenadas de aquellas mujeres que ya habían fallecido, pero la cruda verdad era que dentro de ese costal estaban los corazones de las madres.
Recuerdo que la niñera se acercó hacia una de las perdonadas y le entregó uno de sus costales.
Lo que vino a continuación fue algo que no podía creer. Aquellos soldados empezaron a coger a cada uno de los niños y los sometían a la voluntad de la niñera.
Lo que hizo la niñera fue algo atroz.
Vi que cocía los corazones en la misma piel de los niños.
La verdad no sabría decir porque lloraban en los niños, si era por el dolor de las agujas atravesando su piel o era el temor de que de que no saber cuál era el corazón de su madre.
Era espeluznante.
No sabía que eran capaz de realizar todo ello.
Lo que vi a continuación fue tal vez una de las experiencias más terribles que haya observado.
Un niño se negó a que la niñera le cosiera el corazón de una mujer. Según el niño, alegaba que su madre aún seguía viva y que él no estaría dispuesto a recibir el corazón de alguien que no fuera su propia madre.
Inmediatamente, los soldados cogieron al niño y se lo llevaron junto a la niñera.
Las perdonadas se quedaron a cargo de aquellos niños en esa habitación, más el futuro del aquel niño era incierto.
Editado: 12.04.2022