Las Estrellas En Mi Boca

Capítulo 2

Palabras claras y muy odiadas


Para alguien que nunca había llegado tarde a clases, este era el peor momento. Carly corría lo más rápido que sus flacuchas piernas le permitían, aún no entendía porque su despertador no sonó esa mañana, ni siquiera le dio tiempo de comer algo, era lo que llamaban un mal día.


Cuando por fin llegó a la escuela el lugar estaba vacío, probablemente todo mundo estuviera en clases ya que sus despertadores si habían sondado como era debido.


Apenas puso un pie en su salón de clases y Carly ya tenía las miradas de burla de sus compañeros, no le dio tiempo de insultarlos en su cabeza cuando el profesor Gilber ya se encontraba enfrente de ella con una de sus canosas cejas levantadas hasta tocar las estrellas.


- Wow - exclamó levantando las manos hasta la altura de sus hombros en un gesto sobre actuado - Carly Peterson llegando tarde, jóvenes esto es algo que no se volverá a ver en años.


Las palabras del viejo profesor no provocaron ni una pequeña reacción en Carly, parecía no importarle lo más mínimo, su boca continuo cerrada esperando que el señor Gilber acabará de decir las estupideces que todo el mundo estaba acostumbrado a escuchar.


- Señorita Carly, ¿nos podría decir a qué se debe su gran demora? - para cualquiera mentir sería lo más sencillo pese a las circunstancias, pero Carly estaba dispuesta a decir la verdad por algún extraño motivo, como lo había sido su vida desde aquel sueño.

- Mi despertador no sonó, probablemente sus pilas se acabaron - nadie en el aula parpadeó, parecían estatuas debido a la naturaleza de la respuesta de Carly, es cierto que parecía una completa anormal ahí parada con el pelo hecho bolas y un par  de calcetines que en realidad no eran pares, contando lo mal que había logrado ser su mañana, pero eso no le incomodaba y tampoco le incómodo cuando su profesor volvió a hablar.

- Me sorprende que una joven no utilice su teléfono para despertar como normalmente lo hace la mayoría - a Carly le empezó a incomodaba seguir hablando de ella, pero no le quedaba de otra si no quería que la llevaran a la dirección por gritarle a un profesor de nuevo, así que contestó de manera rápida y sin rodeos.

- No me gustan los teléfonos, así que no tengo uno - unos cuantos murmullos se escucharon por toda la habitación, parecían asombrados de algo tan sencillo como no tener un teléfono, para Carly el hecho de que esto los escandalizara le reafirmo que no se estaba perdiendo de nada al no conocer a sus materialistas compañeros de clase.


- Esto si que es algo nuevo, una adolescente que por fin no está atada a esa red tecnologica tan demandante - la unica razón por la que  Carly no tenía un teléfono era que no quería que la molestaran cuando quería desaparecer por unos minutos del mundo, parecia estupido porque cualquier teléfono podría ser silenciado cuando ella quisiera pero el no tener uno le daba excusas para que no la agobiaran con preguntas que no quería contestar.

Cuando el profesor dejo de lado su monólogo sobre la tecnología y su opinión sobre ella, Carly por fin pudo sentarse con la mirada de sus compañeros aún puesta en ella.

El día había sido igual a cualquier otro, con el pequeño detalle de que había estado pérdida en su cabeza la mayor parte del tiempo, trataba de descifrar que era lo que pasaba con ese extraño sueño, pero lo único que consiguió fue que le llamaran la atención un par de veces ya que no había estado atenta a las personas que se paraban enfrente de toda la clase.

La hora del almuerzo no fue la excepción del aburrimiento, pero tampoco podría denominarse como el momento más tranquilo del día.

Carly caminó con su almuerzo directo a las mesas debajo de los árboles que creaban un ambiente perfecto para comer, cuando por fin estuvo sentada y muy cómoda con su soledad  vio a Jessica Estrada caminar en su dirección con sus bonitos tacones rosas repiqueteado por el asfalto hasta llegar al sacate donde se encontraba Carly quien estaba tratando de desenvolver su sándwich con movimientos precisos tocando el perfeccionismo.

- ¡Carly! - dijo con voz chillona y muy molesta - ¡Me alegra tanto verte!.

Muy en lo profundo de Carly una guerra entre el bien y el mal se libraba, por un lado estaba el bien gritándole al mal que no dijera lo que estaba por soltar sin un poco de vergüenza y claro que estaba el mal tratando de ser bueno y hacer caso al bien. Pero no todas las guerras las gana el bien, y por esta razón Carly dijo lo que el bien le había prohibido al mal.

- No te alegras ni un poco, no mientas, yo no soy estúpida como los demás - por una fracción de segundo las facciones de Jessica cambiaron radicalmente dejando una mirada de odio y una línea recta justo debajo de su nariz donde debía de ir su boca, para después volver a ser la habitual sonrisa acompañada de unos lindos hoyuelos.


- ¡Eso! - dijo Carly soltando su sandwich sobre su envoltura - Esa mirada de odio que me diste hace unos segundos es lo más sincero que visto de ti en estos tres años, y sinceramente ahora que lo veo me caes mejor cuando te enojas.




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