Las mentiras de Adrián.

CAPÍTULO 2.

Primer encuentro.

POV. NOVA.

— ¡Quiero 2 vasos mágicos y un juguito!

La música se apodera de la cabaña, los vidrios están empañados por la euforia de las personas bailando bajo la oscuridad y luces parpadeantes.

Recibo los tragos que Alexandra me entrega con una sonrisa que no consigo borrar; desde hace una semana que planeo esta noche y todo está saliendo perfecto.

—¡Graaaaciaaas!

Vuelvo al corazón de la fiesta, al trono dorado que está en la cúspide de la sala en la cual me esperan.

—Aquí tienen, vodka de frambuesa para la cumpleañera, y juguito de frambuesa para la niña.

Megan me recibe el trago con una sonrisa burlesca desde su trono y me siento en el peldaño a sus pies al lado de Debrah, que hace un tierno intento de fulminarme con la mirada.

—Que el próximo cumpleaños sea algo tranquilo —pide Debrah, mostrándome una liga de cabello.

—¿Tranquilo? —rebato en tanto trenzo su cabellera roja—. ¡Por mí que se entere toda la maldita ciudad!

—Fue exagero que invitaras a todo Belmont, no conozco a la mayoría —opina Megan.

—Hubiese sido aburrido el mismo grupo de siempre.

—¿Y no te bastó con hacer tu fiesta de quince años en un bar? —objeta ella, casi ahogándose de la risa.

—Sigo sin saber cómo pudiste alquilar un bar entero —piensa Debrah.

La respuesta es más que obvia.

—Papi se creyó el drama de no poder tener un baile de vals con él, y la culpa lo hizo aflojar verdes.

Megan comparte mi risa, pero de inmediato capto el cambio de postura de Debrah que hizo que la mirara. ¿Por qué no se ríe?

Algo no le gustó, estaba claro.

—¿Cuánto tiempo más lo vas a manipular?

Era eso.

¿Por qué lo pregunta como si él fuese la victima?

—Hasta que alguno de los dos se muera primero —respondo—. De preferencia él.

—Es tu padre, no creo que le desees la muerte.

La mire con la ceja levantada.

—Nos abandonó a mi madre y a mí para hacer una familiar nueva ¡que se pudra!

Megan es la única racional que me apoya, Debrah tiene el corazón demasiado puro y bondadoso para perdonar a todo el mundo, pero es porque ella nunca ha sufrido un abandono.

—Cada vez estas siendo más dura con él que intenta disculparse.

Fruncí el ceño hasta el límite con algo de horror y desconcierto. ¿En serio dijo eso?

Escruté su rostro en busca de algún atisbo de lucidez en lo que acababa de decir, pero no lo hallé.

—¡Cuando tu papito te bote como basura, deje a tu madre en episodios depresivos y solo recibas tarjetas de felicitación de él con una bebe que no eres tú, entenderás porque jamás perdonaré a ese hombre!

Megan tuvo que intervenir, puso su mano en mi pecho para evitar que le siguiera gritando y cuando me di cuenta, Debrah parecía un ratón acorralado temeroso de que se lo comieran.

—Iré a tomar aire —finalizo.

—Nova, lo siento. Yo no...

Lo mejor es alejarme antes que desquitarme con ella, lo que menos que quisiera es lastimar a mi amiga, y con alcohol encima... podría decir algo que me arrepienta

Cruzo por el laberinto de personas regados por toda la casa, cada una de ellas me marean y me cuesta conseguir la salida hasta que el aire frio de la noche golpea mi cara.

Siento náuseas.

—¿A dónde vas? —gritan a mi espalda.

Nayet Maslow corre hacia mí. Tiene la frente sudada, la camiseta desabotonada y parece agitado, se echa el cabello castaño hacia atrás con una sonrisa de oreja a oreja que le resalta lo atractivo.

Me alcanza a la orilla de la playa, lejos de cualquiera que pueda escuchar nuestra conversación y la saque de contexto, como todos los rumores que se crean dentro de Belmont High.

—Discutí un poco con Debrah.

—¿Tu y ella? —suelta una risa incrédula—. ¿Ahora por qué? ¿Por qué no reaccionó a tu foto de más de mil like?

—Salió el tema de mi padre.

La burla desaparece.

—Oh...

Solo bastó eso.

No tuve que dar más explicación para que me trajera a él encerrándome en sus brazos. Rodeé su torso, hundiéndome en su pecho.

Olía a perfume, arenas y alcohol.

Me levanta el mentón con una sonrisa cálida, la luna refleja en sus felinos ojos verdes y se humedece un poco las labios para depositar un beso en mi frente.

—Ya no estás sola, ¿comprendes? nos tienes a nosotros —desplegó una sonrisa—. Juro que no permitiré que sientas algo parecido a eso otra vez.

Solté todo el aire de mi pulmones.

—¿Puedes llevarme a casa?

—¿En serio te quieres ir? —exclama sorprendido—. Planeaste esto por días.

Me debatí internamente, pero al final, asentí.

—Me despediré de ellas primero. Espérame aquí.

Nayet achinó sus ojos, con bastante diversión reflejada en su sonrisa.

—¿Así va a funcionar siempre? ¿Seis años de amistad y gano que me pongas una cadena como tu maldito perro?

Una risa brotó como un instinto mientas me mostraba el dedo medio.

—No... ¿Qué chiste tiene tener un perro que le mueve la cola a otra?

POV. NAYET.

Nova Thompson.

No me imagino el día que todas las personas que la idolatran descubran su verdadero ser.

Que detrás de esa cara hermosa se esconde una desgraciada que hasta yo le tengo miedo.

La observo alejarse sin dejar de admirar su silueta cuando de repente todo se oscurece. Me cubren la cabeza y cuando intentó quitarlo la bolsa aprieta mi garganta.

No entiendo qué está pasando. Un pánico alarmante me invade al recordar que Nova se encuentra cerca, vulnerable y borracha.

El plástico tapa mi boca al intentar respirar y me detengo soltando el cabezazo que tambalea al enfermo que tengo detrás.

Consigo quitarme la bolsa y apenas logro dar un paso un golpe en mi nuca me apaga las luces.

Siento que me arrastran por la arena, y no sé por cuanto tiempo me mantiene inconsciente hasta que el agua salada del mar entra a mis nariz y es cuando tiran de mi cabello que abro los ojos.




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