Las mentiras de Adrián.

CAPÍTULO 4.

After.

POV. NOVA.

Tengo destellos de anoche junto con un dolor de cabeza detonante, y las ganas de vomitar me hace meter la cabeza dentro del inodoro soltando hasta los mal de ojos.

Ni siquiera bebí tanto para que me afectara de esta manera.

Además, ¿por qué estoy en el baño?

¿Cómo llegué hasta aquí?

—¿Y mi ves...?

Mi vestido está den el lavamanos y al ser consiente de mi desnudes me percato que lo único que me cubre es una chaqueta.

Huele a hombre.

Se parece a la de Rafa. ¿Habrá sido él?

Las piernas las siento casi dormidas y al ponerme de pie fui obligada a sostenerme del lavado con el tirón en mi útero que me impedía avanzar.

Siento la cabeza fría, los ojos se me empañan y me obligo a llenar de aire mis pulmones que se encuentran obstruidos.

Lo que más me repugna no es la pérdida de memoria sino lo que me pudieron haber hecho en ese momento.

No quiero aceptar lo que me pasa por la mente, pero la situación lo confirma hundiéndome en la vergüenza.

Me niego a verme en el espejo, limpio mis lagrimas tomando el teléfono evitando ver los mensajes de mi madre y llamo a mis amigas.

Megan es la primera en atender y el maquillaje corrido es igual que el mío.

—¿Por qué estás en ropa interior? —cuestiona viéndome poner el vestido.

—Ahora les digo ¿Como estas? ¿Y la otra?

—Hola...

Debrah se conecta mostrando su aspecto peor que el de nosotras con una maraña de cabello rojo cayéndole en su rostro llorosa.

—¿Estas bien? ¿Por qué lloras?

Lo peor que pudo pasar me ronda en la cabeza con un desespero de que querer correr a consolarla.

—Creo que la cague —lloriquea sorbiendo los mocos.

¿Qué pasó? yo debía estar con ella.

—¿Dónde están? —pregunto quitando el seguro de la puerta, topándome con la viva imagen de un campo de batalla en plena sala de estar.

Hay mucha gente en el suelo, amontonada una encima de otra y rodeada de vasos por todos lados, quiero pensar que están dormidos.

—En mi habitación —responde Megan.

—Voy subiendo —aviso y miro la pantalla, específicamente a Debrah—. ¿Y tú?

—En el carro de Nayet de camino a casa —se me bajan los niveles de ansiedad—, dice que me encontró tirada en la playa, ¡pero no recuerdo nada! ¿y ustedes?

—No mucho —contesta Megan.

—Chicas, me duele la vagina.

—¡Nova! —me regaña Debrah—. Nayet te está oyendo.

—Ponlo al teléfono —pido y el rostro de mi mejor amigo desborda de emoción—. ¿Y esa cara de culo? ¿te peleaste con el gato de Megan otra vez?

—¿Te la depilaste al menos? —contraataca, quiero golpearlo, pero su chiste me logrado sacar una risa.

—¡Nayet! —el grito de Debrah me causa más risa aún.

En serio me duele la flor.

¿Usamos protección al menos?

Entro a la habitación principal con tacones en manos que tiro al rincón espantando a Gato; Megan me hace espacio entre las sábanas acomodándome a su lado.

—Ahora que lo dices, a mí también me duele —comenta ella.

En ella no me preocupa, Megan fue la primera en perder su virginidad de las tres.

Ambas nos quedamos viendo al recuadro de Debrah, esperando si responde algo similar para confirma mi teoría.

La pelirroja quitó a Nayet de la escena, supongo que se alejó y murmurando al micrófono del teléfono confesó:

—Me... duele atrás.

Pudo haber sido el silencio más vergonzoso e incómodo de nuestra larga amistad, era como si nos hubiésemos puesto de acuerdo de no ser por el hecho de que no recordamos nada.

—Al menos sigues virgen —le veo el lado positivo, o eso intento viendo a Megan reprocharme con la mirada mientras por el teléfono se escuchó el llanto de Debrah—. ¿Feliz cumpleaños?

Me mira deseando que me corte la lengua.

Decido salirme de la llamada antes de seguirla cagando y acurrucarme en el vientre de mi amiga. Las escucho lanzar teorías y el cerebro casi les explota intentado recordar lo mínimo.

Me abstengo a participar y espero a que finalice la llamada.

—¿Y las cámaras de vigilancia? —pregunto.

—Tú me obligaste a apagarlas, Nova.

¡Oh! cierto.

—Estamos jodidas.

—¿Quieres saber que es aún más jodido? —levante la cabeza directo al chisme—. El chico con quien me acosté fue con Isaac.

—No creo que sea malo, tenían cierta química incestuosa ja ja ja.

Mi broma no le causa risa, no emite ninguna emoción y considero que lo mejor es callarme la jeta.

Aunque tengo la razón al decir que tienen química.

La relación entre ellos la definiría entre amor y odio con comentarios clasistas/racistas que me parece entretenida.

—Es que eso no es lo malo, sino con quien tuve el segundo round.

—¡¿SEGUNDO ROUND!?

Me separe de la impresión, impulse mi cuerpo con las manos quedando cerca de su rostro inexpresable.

Era increíble, quise aplaudirle la hazaña, pero entendí la gravedad del asunto cuando soltó el nombre:

—Rafa.

Una cosa me vino a la mente.

—Debrah se va a molestar.

—No, si no lo sabe —me apunta con esos dos ojazos negros que parecen balas de advertencia.

De mí no se tiene que preocupar.

—Rafa le contará, ellos no se ocultan nada.

—Si no hay evidencia, nada ocurrió —enarque una ceja sin entender a lo que se refería—. Antes de despertar, pasé a Isaac a mi cama y me vine a mi habitación.

—¡Que malvada! —no tenía cara para reprocharle, la sonrisa no me daba ese derecho—. ¿Y dónde están ellos ahora?

Megan presionó los labios aguantando la risa, por un instante me sentir horrorizada de no ser por unos gritos en la habitación de al lado que hizo que explotáramos de risa.

POV. ADRIÁN.

Alexandra Parker, Ashton Cruz, Rafa Wells, Megan Wesley, Isaac Moore, Debrah Baker y mi favorita: Nova Thompson.

Son las personas más allegadas de nuestro nuevo amigo.




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