Las mentiras de Adrián.

CAPÍTULO 8.

Un Paso en Falso.

POV. NOVA.

—Entonces... ¿quieres postularte para ser cheerleader? —saqué el tema mientras trenzaba el cabello de Megan, sentadas en el jardín principal de Belmont.

Debrah levantó la vista de su teléfono por un segundo, sin dejar de mover los dedos sobre la pantalla.

—Sí.

Mi ceja se levantó, incrédula.

—¿Tú? La que se muere de vergüenza con solo levantar la mano en clase... ¿quieres liderar a un montón de adolescentes hipersexualizadas en los partidos de fútbol, rodeada de pubertos desesperados?

—¡Si lo pones así, suena terrible!

La ofensa en su voz delataba lo mucho que le molestaba que le diera la vuelta a la tortilla, pero era su sueño, su oportunidad de adquirir una beca para la universidad, y me encantaba verla feliz.

—Para eso, primero tenemos que saber quién es tu rival. Y ella es... —tire un poco del cabello de Megan, buscando respuesta.

—Elena Bramstoker.

—Elena Drácula —repetí.

—¡No quiero que te metas! —me advirtió mi tierna amiga pelirroja, convencida de que realmente le haría caso—. Quiero ganar de forma limpia. Obtener la beca para Yuxtan el próximo año es mi sueño, y quiero lograrlo por mérito propio.

Dejé el cabello de Megan para darme a entender mejor y que no vea mi ayuda como algo malo.

—¡Y lo harás! No dudo de tus capacidades, Debrah. Solo quiero... apoyarte, para que cumplas tus metas.

—Tus "ayudas" siempre terminan mal, Nova. De alguna manera, alguien siempre acaba llorando, peleándose o dejando Belmont.

—Yo quiero tu ayuda —intervino Megan, levantando la mano.

Por lo menos, alguien aquí me aprecia.

—Yo no ayudo a las que tienen color sartén quemado...

No pude terminar la frase antes de que Megan me lanzara agua en la cara.

Me lo tenía merecido.

—¡Me salpicó! —se quejó Debrah, mirando su camisa mojada—. Iré a secarme.

—Espera —la frené, agarrando su chaqueta para secarme la cara.

—¡NOVA! —me apartó de un empujón, haciéndome reír.

Ella se fue corriendo hacia el edificio, y Megan se giró hacia mí, con el ceño fruncido.

—Meterás las narices de todas formas, ¿verdad?

—¡Pero por supuesto!

Ofendía la pregunta.

—Debrah las tiene todas de perder. Le pediré a Isaac que investigue a esa tal Elena, ya se me ocurrirá cómo sacarla de su camino.

—¿Y qué hay de mí? —preguntó Megan.

Ladeé la cabeza, achinando los ojos para subrayar lo ridículas que eran sus inseguridades.

—Tu problema con ese escritor novato no es tan grave, no tienes de qué preocuparte. Eres la mejor escritora de esa plataforma.

—¿Tú crees?

—¡Por supuesto! Y eso que no me gusta leer.

Y hablando de problemas... sigue sin ocurrírseme nada para ayudar a Nayet, no sin tener más información sobre la bendita apuesta y la cantidad que les debe.

Ellos están aquí. Nayet dijo que las personas que lo están amenazando están aquí, pero ¿quién?

¿Por qué no quiso decirme?

En ese momento, mis neuronas quisieron dar un chispazo de vida con una idea que se borra en el instante en que Debrah se me tira encima.

—¡Mi espalda!

—Sonaste como una vieja —se burló Megan.

Claro, a ella no le arrojaron un costal de 55 kilos encima.

—¡Me invitaron a salir!

—¿TE INVITARON A...? —cerré el hocico al escuchar mi propio grito—. ¿Quién?

Intenté susurrar, pero mi entusiasmo lo complicaba.

—Tomás. Es un año menor, pero es tan lindo...

—¡Hola, hola, linduras!

Rafa apareció junto con Nayet, recostándose con total despreocupación en medio de nosotras con su cabeza en las piernas de Megan.

—¿Qué tanto chismosean? —preguntó Rafa en un tono cantarín.

—¡Debrah tiene una cita! —exclamé, tan emocionada que no pude evitar saltar de alegría.

—¡¿QUÉ!?

Una sonrisa se dibujó en el rostro de nuestro amigo, sus ojos brillando con la misma emoción que los míos, mientras se lanzaba sobre Debrah para abrazarla.

Miré a Nayet para compartir este momento de felicidad, y hasta este punto, se me habían olvidado los sentimientos que guardaba por Debrah.

Creo que la cagué.

POV. ADRIÁN

—¿Es broma? —intento contener la risa, pero el chisme de Freddy está increíble—. ¿Aquí? ¿En serio se está vendiendo esa porquería?

—Sí. Solo una persona suministra la droga y lo hace de manera bastante discreta—respondió Freddy, sin perder la compostura.

—Aaah, la felicito. Va por buen camino.

Y yo que quería estar en un lugar que no estuviera involucrado con los socios sucios de mi padre.

Casi a punto de salir de Belmont, una chica chocó contra mí golpeando su cabeza contra mi pecho. La sostuve por instinto, evitando que cayera.

—¡Oh! ¡Lo siento! ¡Lo siento!

Es una pelirroja bastante delgada que no despega los ojos del suelo.

—Sería bueno que me lo dijeras en la cara.

—Sí, disculpa.

Levantó la cabeza, y su mirada me impactó de una forma inesperada. Sus ojos eran tan... vulnerables. Su mirada llorosa impacta en lo más hondo de mí.

Que linda es.

—Perdón —fue lo último que dijo antes irse rápidamente en dirección al baño de mujeres.

Había algo en su actitud, en su fragilidad, que no me dejaba concentrarme.

Tengo la sensación... de haberla visto.

Belmont parece una pasarela de modelos; las de mi clase son muy atractivas, pero, aun así, ninguna se compara con Nova.

—¡Ey! —Freddy chasqueó los dedos frente a mi cara, sacándome del trance.

—Estoy bien... ¿Has sabido algo de Nova? —Freddy frunce el ceño—. Pero disimula, tu cara parece subtítulos.

Chasqueó la lengua con evidente fastidio.

—Un chico anda diciendo que se acostó con ella, pero parece no afectarle.

—¿Y es cierto?

Freddy se mueve, indignado, cruzando los brazos.

—¿También quieres que me haga pasar por su ginecólogo?




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