Mi silencio

"En el silencio murmullos quedan,

palabras ahogadas, sombras que huyen,

un eco profundo que el alma envenena,

cada lágrima esconde lo que no se intuye.

Voces calladas, gritos en la bruma,

la verdad se enreda en un nudo de miedo,

y en la penumbra, el corazón se asuma,

un reflejo triste, un dolor en secreto .

Silencio, compañero de mis noches frías,

te abrazo y te temo, mi carga y mi calma,

en éste vacío, mis heridas son rías,

y en cada latido, se ahoga mi alma."

El silencio se había convertido en mi refugio, un lugar donde las palabras se ahogaban antes de encontrar la luz.

En aquél espacio sombrío, me vi atrapada entre lo que quería decir y lo que debía callar.

Había tantas cosas en mi corazón, tanto dolor y rabia, que se acumulaban como hojas secas en un rincón olvidado.

En vez de liberarme decidí guardar esas palabras, como un tesoro maldito, esperando el momento para hacerle daño.

Recordaba cada una de sus sonrisas, cada gesto, y cómo se desvanecían en el aire como un susurro.

Lo que más me dolía no era su traición, sino el hecho de que, en el fondo, siempre supe que yo era la que debía ser más fuerte.

En los días más oscuros, me encontraba en una encrucijada de mi propia existencia, callar era una forma de resistencia, una manera de potegerme de su indiferencia. Pero, a la vez, era un veneno lento que me corroía por dentro.

Tuve que aguantar las miradas que decían más que mil palabras, las promesas que nunca se cumplieron y las noches en las que su ausencia se sentía como un eco en mi alma.

Cada vez que decidí no hablar, creé un abismo entre nosotros, un vacío que se alimentaba de mis propios silencios.

Las palabras que no dije pesaban sobre mis hombros como una carga, y aveces, me preguntaba si el silencio era realmente la mejor respuesta.