Las puertas del Inferis

•4. DESCENDIENTE DE MERLÍN•

"Te adoraré como un perro en el altar de tus mentiras"
Hozier – Take Me To Church

⚜️

Embajada de Marruecos del Consejo de la Supremacía.

NUSKU

-El pedido de apoyo por el supremo hechicero celta es...

Aceptado.
Aceptado.
Por mi padre, el gran Anu, que sea aceptado.
Por favor...

-Completamente rechazado.

Hunab Ku, dios maya y actual líder de turno, recitó el resultado en voz alta y mi pecho se hundió.

El rostro del hechicero Mael Gastrell se desfiguró y cambió su mirada de nerviosismo por una de fría decepción.

Nos encontramos en la reunión de emergencia que solicitó Gastrell el día de ayer. Los 16 representantes de las naturalezas estamos sentados alrededor de una gran mesa y en su cabeza está el dios maya, quien lidera la reunión.

-La nonagésima octava sesión del Consejo de la Supremacía queda formalmente cerrada. Pueden retirarse- dijo Hunab Ku, mientras que los demás miembros se preparaban para irse.

Mierda.

El mundo se irá a la jodida mierda y no habrá quien logre resolver el caos universal que producirán los infernales si no son prevenidos.

Sin embargo, el Consejo tomó su decisión. Son quienes escogen si los problemas son dignos de intervención divina de todas las naturalezas, para mantener el orden. Determinaron no creer en las palabras del joven Gastrell sobre la apertura del Inferis y cualquier contradicción será tomada como símbolo de rebeldía y traición a la divina Supremacía.

Es un poco hipócrita de mi parte esperar otro resultado siendo que vote por su rechazo.

Pero no por voluntad propia.

Nada en mi existencia sucede por voluntad propia.

El gran Anu, padre de los dioses mesopotámicos fue claro.

Exigió que mi voto en su representación sea negativo. Tomó como una ofensa las palabras de Gastrell, dijo ningún infernal se atrevería a cruzar al mundo humano y desafiar al gran dios Anu. Cree que la reina del Inferis nunca lo dejaría y que las puertas jamás se abrirían. Trató al hechicero como un ignorante.

Y aunque yo crea cada una de las palabras de Gastrell, no puedo contradecir a mi padre.

No acato una de sus órdenes una vez más y moriré.
Lo desafío una vez más y moriré.
Me rebelo una vez más y moriré.
Porque Anu tiene todo, menos misericordia.

Debería estar agradecido de él, o al menos, es lo que dicen todos. El gran Padre de los dioses me dio una segunda oportunidad, "perdonó" mi traición, la cual todos conocen.

Pero su llamado "perdón", es más bien un castigo eterno.

La marca de mis decisiones es la cruz que deberé cargar siempre.

-Hay veces que suelo preguntarme- las palabras del hechicero sonaron con un eco profundo en el salón- si de verdad está bien considerarlos un par de inútiles. - Levantó la vista y miró a cada uno de los presentes con una mirada cargada de odio- y este día he confirmado mis pensamientos. No solo son un par de inútiles, también su estupidez es universal.

Sus palabras dejaron atónitos a todos. Él es conocido por su determinación y poder, a pesar de su corta edad es respetado. Los Gastrell son hechiceros muy poderosos cuya magia no depende del infierno, su fuerza iguala a muchos de los dioses presentes.

Todos lanzaron fuertes exclamaciones de sorpresa y enojo ante su comentario.

"Niño insolente"
"Pecador"                                               
"Desvergonzado"
"Atrevido"
"Irrespetuoso"

Escondo mi sonrisa graciosa en el cuello de mi camisa y acomodo mi cabello castaño. Nunca nadie les ha dicho la verdad en sus rostros narcisistas, esto se va a poner bueno.

-Como te atreves a hablarle así a los supremos, ¡joven insolente! - exclamó Amón, dios egipcio- el Consejo tomó una decisión, debes acatarla y respetarla.

-Piensa bien en lo que harás, descendiente de Merlín- intervino la voz del arcángel Ragüel, enviado del Dios judeocristiano. No intentó disimular el desprecio que le tenía -un paso en falso y yo mismo me encargaré de que seas castigado.

-Para entonces, no podrás hacerlo- respondió el hechicero con una sonrisa falsa de labios- porque todos e incluido tú, estarán muertos.

La oleada de gritos no se hizo esperar.

Mael Gastrell es mucho más imponente de lo que me imagine, su rostro no refleja nada más que seguridad y convicción, no deja lugar al temor e inseguridad.

La melancolía me acorrala y borra mis rastros de diversión, porque un día, yo fui como él. Hace mucho tiempo quise ser un héroe, como lo quiere ser él. Pero mis deseos fueron arrebatados y mis sueños destruidos, hasta convertirme en lo que soy ahora. Solo fragmentos del verdadero Nusku, gran dios del fuego y de la luz.

-Que la furia de los ancestrales elementales caiga sobre ustedes- dijo finalmente Gastrell- buenas tardes y que disfruten lo que queda de su inservible existencia.

Les dedicó una reverencia sarcástica y se retiró hacia el corredor.

Una idea se me cruza y mi lado racional quiere reprimirla rápidamente.

"No habrá tercera oportunidad Nusku".

Las palabras de mi padre resuenan en mi cabeza, los recuerdos de los castigos, los gritos, las muertes y la voz de ella, se hacen presentes.

"Te amaré por siempre, Fueguito".

Deslizo mi silla hacia atrás y sin pensarlo dos veces, sigo disimuladamente al hechicero, sin saber si estoy siendo valiente o suicida.Cuando me encuentro tras él, formo una pequeña esfera de fuego en el final del pasillo para que se detenga y de la vuelta. En efecto, lo hace.

Me mira seriamente sin entender lo que sucede y le hago una seña en dirección a los sanitarios, asiste y ambos nos dirigimos allí.




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