🌹Capítulo dedicado a Claudia Luna🌹
Doce horas antes.
¿Saben qué significa ser libre?
Según mi amigo San Google, libre es aquella persona que tiene la posibilidad de tomar decisiones y llevar a cabo acciones sin imposiciones externas. Es aquella persona que no está en la cárcel, ni sometida a la voluntad de otro, ni constreñida por una obligación, deber o disciplina.
Yo no sé nada de eso: ¿posibilidad de tomar decisiones? Ni siquiera puedo decidir de qué color pintarme las uñas. ¿Actuar sin imposiciones externas? ¿Qué es eso? No es un secreto para nadie que tanto yo como mis hermanas somos unos títeres en este lugar. ¿Cárcel? He estado encerrada toda mi vida, dieciocho largos años, solo que mi cárcel es enorme y bonita, mi celda es mi cuarto, mis compañeras: mis hermanas y los guardias: mis padres… y sus guarda espaldas.
¿Sometida a la voluntad de otro? Esa es mi vida. ¿Obligación, deber o disciplina? Creo que si reviso mi inscripción de nacimiento ese sería mi nombre en vez de Ximena Andrea.
Así que no, no tengo idea de qué es o se siente ser libre, pero hoy pienso averiguarlo. Por las próximas doce horas, seré una chica normal de dieciocho años, divirtiéndose en las calles de Nordella y no una princesas. Hoy seré una chica rebelde. Hoy me fugo del palacio y usaré un vestido sexy.
Conoceré un chico musculoso, de ojos azules, pelo negro, arrogante, divertido, vamos, el típico protagonista de las novelas de wattpad. Hoy conoceré a un Kyle Andersson y perderé mi virginidad con él. Bueno, esto último tal vez no.
Recojo mi pelo en una coleta alta y me pongo una gorra para completar el luck. Vuelvo a mirarme en el espejo y no me reconozco, justo lo que necesito. Llevo un pantalón mezclilla, demasiado ancho para mi gusto, una camisa blanca metida por dentro y unos tenis grises no muy limpios. El vestuario perfecto para pasar desapercibida, para fugarme del palacio. Sí, como oyeron; vivo en el palacio real de Nordella, soy la cuarta princesa de este país.
—Te ves bastante bien —comenta una voz a mi espalda provocando que el corazón suba a mi garganta. Me volteo.
—¡Reni! ¡Joder, me vas a matar de un infarto!
Karen Itzel, más conocida por su familia como Reni, una de mis hermanas menores. La quinta princesa.
—¿Qué haces aquí? —pregunto al mismo tiempo que me doy cuenta de las fachas que trae. Una bermuda y un pulóver de hombre, unas botas negras y un gorro del mismo color. El pelo lo lleva envuelto de tal manera que no se le ve—. ¿Y esa ropa?
—¿No debería preguntarte yo lo mismo? —Arquea una ceja, solo una, una facilidad que admiro muchísimo de ella pues las mías son amigas inseparables, para donde va una, va la otra.
—Estaba probándome la ropa de María de los Angeles. Estoy un poco aburrida. —Intento zafarme pues por ningún motivo puede saber de mis planes, además, no estoy mintiendo del todo, esta es la ropa de mi doncella.
—Sí, claro. Ximena, entre más rápido admitas que quieres fugarte, más rápido lo haremos.
Sus palabras me paralizan y contrario a asustarme porque sepa de mis planes, lo que realmente me aterra es ese "haremos". Ya es suficientemente grave fugarme, arrastrar a mi hermana pequeña conmigo, es inaudito.
—¿Cómo lo sabes?
—Cuando hagas planes con Nany, asegúrate de que no haya nadie a tu alrededor.
¡Ay, Dios, lo sabe todo!
—Reni, escucha...
—Ni lo intentes; si no puedo ir contigo, se lo diré a Betania o a Mónica, tú decides.
—¿Me estás amenazando? —pregunto incrédula.
Si se entera Bet, lo más malo que puede pasar es que mis planes se frustren, pero si se entera Mónica, mañana lo sabrán mis padres y ahí si se pondrá fea la cosa.
—Sabes que no sería capaz —dice con un rostro de niña buena más falso que la sangre azul que supuestamente, corre por nuestras venas—. Es que yo también me aburro encerrada en este lugar. Plis, me portaré bien. Lo juro.
Pone sus manos en gesto de súplica y me mira como el gato de Shrek. ¡Oh, joder, esto es una pésima idea! Al ver que sigo dudando, agrega:
—Además, ¿has pensado en cómo burlar las cámaras de seguridad?
¡Las cámaras! Malditos demonios, ¿cómo lo olvidé? No hay forma de que logre salir de aquí.
—Tranquila —dice al ver mi cara de decepción—. Tengo a Hoscariana lista para distraerlos cuando le dé la señal de que estoy dentro del plan.
No sé si confiar en una chica de dieciséis años para salir de aquí sea buena idea, pero ni modo. Es eso o acostarme a dormir.
—Ok, María de los Ángeles debe estar al llegar. —Mi hermana aplaude en el lugar mientras da saltitos y como si hubiese sido invocada, mi doncella se escabulle dentro de la habitación. Sus ojos se abren desorbitados al ver a Reni.
—Reni se viene conmigo. —El temor en sus ojos ante mis palabras es claro. Joder, yo sé que es mala idea, no necesito que sus ojos me lo confirmen. María hace una reverencia ante Reni.
—Alteza, si aún desea hacer esto, ahora es el momento. El cambio de guardia comenzará en media hora.