🌹Capítulo dedicado a Arabella Velasquez🌹
Con el corazón acelerado ante la discusión con mi… mi… olvídenlo, decir mi esposo suena más raro que decir que Nany es mi sobrina; es ridículamente absurdo.
Bueno, como decía, con el corazón aun acelerado por la discusión con ese hombre y que mi madre me haya escuchado decir semejante barbaridad, llego a mi habitación mientras imagino las distintas formas en que puedo averiguar cómo demonios volver el tiempo atrás; pero mis planes se frustran al ver a las dos personitas tiradas en mi cama cuchicheando. Como les encanta el chisme.
Nuestra hermana menor, la más pequeña de la familia, Anaileth, una linda morena de pelo largo y crespo con labios rellenos como en ocasiones me gustaría tener a mí y Reni, giran sus cabezas el escucharme entrar y, con una sonrisa de oreja a oreja, me observan.
—¿Es cierto lo que hay en las noticias? —pregunta Anaileth impaciente—. ¿Qué te casaste con un hombre común y corriente?
—Eso parece —contesto sobrepasada por toda esta situación y olvidando todos mis modales, corro a la cama y me tiro en el medio de mis dos chicas preferidas enterrando la cabeza en el colchón—. ¿Podrían decirme que todo esto es una pesadilla?
—Es una pesadilla, Xime, pero una pesadilla muy, muy, muy real.
Levanto la cabeza y si mis ojos pudieran lanzar láser, Reni ya no estaría en este mundo.
—¿Qué? Es verdad, aunque no te deprimas tanto… ¿has visto bien a tu marido ahora que el alcohol no está en tu cuerpo? Está para darle y no consejos.
—¡Reni! —grito escandalizada. Esos libros que lee, no le están haciendo mucho bien.
Anaileth ríe divertida.
—Me muero por conocerlo. Esmeralda dice que tiene unos brazos perfectos para que te carguen y que tiene muchos tatuajes. Eso es sexy.
—Oh, Dios mío, le diré a mamá que tiene que quitarles los móviles. Wattpad está friendo sus celebros —comento haciéndome la escandalizada. Si su doncella piensa eso, ¿qué dirá el resto del personal?
—No sé de qué hablas, tú eras la que soñaba con perder su virginidad con Kyle Andersson, de ser preferible, en el mismo lugar en el que se la arrebató a Addyson. —Esta vez es Reni la que habla.
—Estoy pensando seriamente en dejar de contarles mis cosas.
—Bueno, no la perdiste con Kyle, pero Elián Díaz es un muñecón muy sexy y he escuchado algo por lo que daría un riñón para estar en tus zapatos y poder comprobar.
Mueve sus cejas arriba y abajo logrando su cometido, picar nuestra curiosidad. Se sienta en la cama y nosotras la seguimos acomodando nuestros vestidos.
—Escuché a Bet y a Moni hablando más temprano. Dicen que Elián trabajó en… —Se pasa la lengua por los labios y a mí me dan ganas de cogerla por el cuello para que se deje de idioteces—. Dicen que fue un stripper, Ximena.
—Estás bromeando —comento con los ojos bien abiertos.
—Nop, solo digo lo que oí y sé que justo ahora ese hombre no te debe querer ver ni en pintura, pero ya que te obligaron a mantener el matrimonio, en algún momento tendrán que darles más nietos a papá y cuando hagan el delicioso de nuevo, tienes que pedirle que te haga un estriptis para luego contarme con lujos de detalles.
—No te olvides de mí, por favor. —Se apunta Ana.
¿Un stripper de marido? Joder, sí que me lucí anoche. Decido no aportar nada a su comentario, dudo mucho que algún día ese hombre y yo tengamos la suficiente confianza como para pedirle tal cosa.
—Por cierto, ¿cómo sabes que se negaron al divorcio?
—Puede que me lo haya dicho un pajarito.
—Karen, tienes que dejar de escuchar conversaciones ajenas, terminarás metiéndote en problemas.
—Bueno, si no escuchara conversaciones ajenas como dices, anoche no hubiese pasado la mejor noche de mi vida y te equivocas, ya estoy en problemas. Una vez que papá termine de hablar con el rey de Malinche, quiere hablar conmigo.
¿Ya llegó? ¿Qué arte tiene esta chica para enterarse de todo lo que pasa en este lugar?
Por la próxima hora conversamos tranquilas mientras Reni sueña sobre la hermosa historia de amor que podría formarse entre Elián y yo. Esta chica sería una excelente escritora si se pusiera para ello y mientras desvaría, yo solo puedo rodar los ojos una y otra vez.
Unos toques suaves en la puerta nos sobresalta y viendo que nadie habla, sé que se trata de algún miembro de la familia.
—¡Pasa! —grito y segundos después, Betania asoma su cabeza.
—Ya sabía yo que el palacio estaba demasiado tranquilo. Los tres diablillos juntos… Mmm, nada bueno debe salir de aquí.
—¿Cómo están los aires ahí fuera? —pregunto y la bonita sonrisa en su rostro desaparece.
—El príncipe Skyle quiere hablar contigo.
—¿Conmigo? —Ahora sí estoy escandalizada. —¿De qué quiere hablar ese hombre?
Betania se encoje de hombros.
—No, Bet, inventa algo, di que me siento mal, o que me morí o lo que sea, pero no me hagas bajar. Me muero de la vergüenza, por favor. —Pongo las palmas de mis manos bajo mi barbilla en un evidente gesto de súplica pero ella niega con la cabeza—. ¿Está muy enojado?